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 ¿Centros de reclusión o de extorsión?

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A través de una llamada telefónica, supuestamente de un sobrino que había sido retenido por tres hombres en un parque, intentaron hacerme una extorsión, solicitando una suma de dinero para dejarlo libre y preservar su integridad. Por fortuna ya había sido advertido sobre las modalidades de delitos, que no son nuevas, utilizadas por personas que en su mayoría son internos en un centro de reclusión, que siguen transgrediendo el Código Penal y asociados con organizaciones en las calles para timar con amenazas.

Esta es una escena que se repite todos los días y cada vez son más las denuncias que llegan a las autoridades por esos casos, en muchos de ellos las víctimas alcanzan a hacer transferencias de dinero a sus victimarios y cuando logran confirmar los hechos, descubren que todo fue un montaje y que acaban de ser engañados.

La estrategia va más allá de una llamada. En muchas ocasiones hacen interceptación de las comunicaciones para obtener los datos que les permita un grado de credibilidad en el montaje y cuando la persona objeto de la extorsión intenta hacer las verificaciones correspondientes, la línea de quien presuntamente está retenido es interferida.

En los últimos años los privados de la libertad realizaron cerca de mil quinientos delitos, entre los que se cuentan hurtos, extorsiones, órdenes de homicidios, coordinación de envío de cargamentos de droga, todos ellos perpetrados gracias al uso de celulares que de manera fraudulenta son ingresados a los penales.

Recientemente se conoció que en la cárcel Modelo de Bucaramanga internos tenían agendas con nombres y números de teléfonos de personas naturales y jurídicas a quienes estaban contactando para hacer intimidaciones. Otro caso conocido la semana pasada es el de la cárcel distrital El Bosque de Barranquilla, donde un exintegrante de las autodefensas y de la organización Los Rastrojos fue descubierto luego de haber ordenado siete homicidios, situación que originó el traslado a la reclusión de máxima seguridad de Valledupar. El hombre, conocido con el alias de ‘Hippie’, tiene un largo historial delictivo ligado especialmente con el narcotráfico y desde el penal seguía dirigiendo los actos criminales gracias a la influencia que ejercía dentro de la prisión y las alianzas que mantenía fuera de ella.

La Policía está actuando frente a estas denuncias, pero el hecho de que las llamadas se hagan desde una celda, donde no existe un titular de una línea móvil para rastrear en la investigación, dificulta la individualización de los delincuentes.

Cientos de celulares son incautados por las autoridades periódicamente en todos los centros de reclusión del país, pero pareciera que esos operativos no están siendo efectivos porque un número igual, o mayor, son ingresados por familiares, abogados y funcionarios de los mismos establecimientos que se dejan seducir por la corrupción.

La solución no es tan simple como tomar precauciones a la hora de contestar esas llamadas o no ser ingenuos frente a las extorsiones, son delitos graves los que se están cometiendo al punto de causar masacres como ocurría con alias ‘Hippie’ desde la cárcel de Barranquilla.

Es necesario dar trámite a un proyecto que permita hacer un bloqueo de la señal de celulares en las penitenciarías, que ya había sido propuesto en anteriores legislaciones, pero además fortalecer con tecnología los sistemas de seguridad para detectar el ingreso de dispositivos móviles a las cárceles. De todos modos estamos frente una problemática compleja que no es fácil de afrontar.

*ExMagistrado

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