HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Acuerdos ciertos y rutas válidas

La política, como el noble oficio que es, debe ser siempre útil, más aún por cuanto nos contiene a todos, razón por la que nada en ella deba ser improvisado, sino preparado a base de diálogos, acuerdos y sumándole pueblo a la democracia. Establecer consenso sobre los temas más importantes a juicio de todos, como son entre otros, seguridad, educación, empleo, democracia, cambio climático, narcotráfico, corrupción. Mostrar las intenciones y demostrar que nos podemos poner de acuerdo, trazar el futuro, asumir las corresponsabilidades que nos competen para emerger como pueblo hacia la prosperidad, aprender a gobernar con todos, en contexto de libertad de pensamiento y decisión.

Proponernos en todos esos señalados aspectos, analizar a profundidad cifras, opciones, pros y contras; el qué, quién, cómo, cuándo, dónde y porqué; los actores políticos, sociales y representativos; dialogar públicamente, a fondo y sin máscaras; empezar por la generalidades y adentrarnos en el campo de las decisiones; de los cambios fundamentales; de las propias necesidades y realidades; de las soluciones concretas; darle legitimidad a los acuerdos que resultaren y vigilar que se procesen operativamente por los canales que menester fueren.

Alcanzar en educación mejores objetivos, generar conciencia política sobre su prioridad, establecer espacios específicos para derechos humanos, valores, formación en la vida, interculturalidad, desarrollo sostenible y sustentable, desarrollo infantil, formación técnica, revertir lo inoperante, caminar hacia esquemas de futuro. En corrupción, demostrar que se quiere combatirla frontalmente, luchar contra el despilfarro. Ante el narcotráfico, enfrentar la lucha contra las mafias que penetran instituciones e inducen a todos a cohonestarlos. Definir soluciones sobre los temas concretos y actuales a enfrentar bajo procesamientos adecuados y pensar los futuros bajo prospectivas y estrategias.

Establecer hojas de ruta tanto integrales como totalizadoras. Entender que es la gente del común uno de los motores del desarrollo. Que no podemos permitirnos modorras, insensibilidades ni falta de reacción que de continuo invaden el entramado social, acompañado de incredulidad ante los que se proclaman a sí mismos actores políticos, pues en su gran mayoría atacan con fiereza lo que antes defendían. Nada de permitirnos letargos ni que se paralicen las reacciones de la sociedad para buscar activamente una solución o al menos construir una esperanza sin angustias, importando en ello cuestionar, pero sobre todo aportar a las soluciones, con lo que se empieza a dejar de hacer parte del problema. No podemos seguir siendo territorios averiados en sus cimientos éticos, políticos, económicos ni sociales, lo que nos quiebra en muchos aspectos.

Grande es la tarea y se requiere del concurso de todos, de un inmenso despertar, de ponernos en pie de lucha sobre la escombrera, levantarnos y aupar a la sociedad con pasión, convencimiento y disciplina. Con ganas y en la certeza que es posible desterrar la corrupción y reconstruirnos. Necesitamos al menos de acuerdos mínimos pero fundamentales sobre temas neurálgicos con acciones del inmediato al largo plazo. Una hoja de ruta coherente que guíe los esfuerzos de todos para emerger juntos y solidarios. Definir los temas que en realidad y verdad importan a todos, someterlos a consulta y legitimarlos con la voluntad popular. No más una sociedad retraída sino presta y dispuesta a recuperar la institucionalidad como tarea de todos. [email protected]

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