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Justicia del Brasil amañó el proceso de Lava Jato

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Luiz Inácio Lula da Silva, que purga una pena de 8 años y 10 de meses de cárcel, siempre consideró su condena fruto de una conspiración político-judicial para impedir que la izquierda volviera al poder.

Las revelaciones sobre contactos entre los fiscales de la Operación Lava Jato y el juez Sergio Moro en el caso que llevó a la cárcel al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva pusieron en la mira a la mayor investigación anticorrupción de Brasil.

El portal The Intercept Brasil publicó el domingo mensajes pirateados de los fiscales entre sí y con Moro, nombrado en enero ministro de Justicia y Seguridad Pública del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro.

Entre los mensajes destaca una serie de septiembre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula, encarcelado desde abril de 2018, fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a su delfín Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones presidenciales ganadas por Bolsonaro.

Otras conversaciones muestran que el principal fiscal de Lava Jato, Deltan Dallagnol, estaba preocupado por la falta de solidez de las denuncias presentadas contra Lula para condenarlo como beneficiario de un apartamento en el litoral paulista, que según la acusación le entregado por una constructora a cambio de contratos con Petrobras.

Lula, que purga una pena de 8 años y 10 de meses de cárcel, siempre consideró su condena fruto de una conspiración político-judicial para impedir que la izquierda volviera al poder. Sus abogados afirman que las filtraciones así lo demuestran y pidieron ya «el restablecimiento pleno de la libertad» del dirigente histórico de la izquierda, de 73 años.

El caso podría servir de precedente a otros de los centenares de políticos y empresarios condenados por Lava Jato.

Bolsonaro no se pronunciará sobre el asunto antes de reunirse personalmente con Moro este martes, cuando el ministro regrese a Brasilia de un viaje a Manaos (norte), afirmó el portavoz presidencial.

El fiscal Dallagnol afirmó el lunes que acusar a la Operación Lava Jato de una «operación partidaria es una teoría de la conspiración sin fundamento» y que su equipo fue blanco de un ataque cibernético «gravísimo».

«Es normal que fiscales y abogados conversen con el juez, incluso sin la presencia de la otra parte. Lo que debe verificarse es si en esas conversaciones existió confabulación o si se violó la imparcialidad», algo que a su criterio no ocurrió, defendió en un video publicado en las redes sociales.

Moro consideró que en los mensajes que lo citan «no se vislumbra ninguna anormalidad de direccionamiento de actos en tanto que magistrado».

El expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) fue en esa misma dirección. «La divulgación de mensajes entre el juez y el fiscal de Lava Jato es una tempestad en un vaso de agua. A menos que haya divulgaciones más comprometedoras», le dijo al Blog del periodista Tales Faría.

Una salvedad bienvenida, dado que The Intercept Brasil asegura que tiene «un archivo colosal» del que solo sacó a relucir «una pequeña parte», según dijo a la AFP el director ejecutivo de la publicación, Leandro Demori.

RÍO DE JANEIRO AFP  

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