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Comercio y residentes de El Rodadero piden control e intervención

El balneario de El Rodadero está pidiendo una pronta y urgente intervención por parte de la institucionalidad.

El deplorable estado al que ha llegado el que alguna vez fuera considerado como el primer balneario de Colombia, El Rodadero, convertido hoy en un bañadero social dominado por la informalidad y el rebusque, ha motivado a un numeroso grupo de comerciantes y residentes a demandar de las autoridades la prontaintervención del sector, ´antes que se nos acabe´.

´El Rodadero está convertido hoy en una guarida de desamparados. Podemos llegar a entender la condición humanitaria y los problemas sociales que estén padeciendo los migrantes venezolanos, e inclusive hasta nuestros propios connacionales, pero no hay derecho que un sector donde hay inversiones superiores a los 3 billones de pesos se encuentre en el estado que hoy muestra´, dijo el arquitecto Ricardo Reatiga Gómez.

A la situación de informalidad, que pareciera haberse salido de control a las mismas autoridades, se le suma la alta mendicidad en el balneario turístico y que durante el pasado puente festivo de San Pedro y San Pablo, generó la molestia de los visitantes quienes se mostraron incómodos con la situación.

´A esa mendicidad hay que agregarle el problema de los ciudadanos venezolanos que consideran que cualquier esquina o lugar de la bahía es propicio para hacer sus necesidades fisiológicas o para acampar. Esto no se puede aceptar, estamos hablando de miles de empleos que pueden perderse por el deterioro del turismo´, agregó el doctor Reatiga Gómez.

A pesar que el turismo le sigue respondiendo a la ciudad, demostrando la preferencia de los visitantes por Santa Marta como destino turístico, la informalidad sigue siendo el lunar negro que opaca la temporada. Solo en este balneario según han manifestado representantes del sector, existen más de 1.200 vendedores ambulantes “autorizados” por el Distrito a través de los censos y los carnets entregados, cifra que se queda pequeña a lo que se evidencia en las denominadas épocas altas, como la del pasado fin de semana en la que aseguran que por cada vendedor informal arriban a la ciudad tres más procedentes de regiones cercanas, quienes vienen a hacerse “el agosto”.

De acuerdo, a lo manifestado por una familia de Barranquilla que acudió a disfrutar de las playas samarias durante este puente festivo, “es incómodo uno estar comiendo en una plazoleta y ahí al lado haya una familia de cinco personas que son venezolanas, pidiendo comida y dinero, uno entiende la situación que padecen ellos, pero creo que se debería tener control de esa situación, porque no es lo que se espera uno encontrar en El Rodadero”.

Pero los casos de hurtos también prenden las alarmas, los turistas igualmente denunciaron que los menores vienen siendo utilizados por sus padres para cometer delitos como el hurto. “El tema de los venezolanos es preocupante, aquí se nos acercó una madre con su hija de unos cinco años, y mientras la señora nos pedía ayuda y contaba su historia de cómo llegó al país, la niña estaba intentando meter la mano en uno de nuestros maletines donde tenemos las cosas, inmediatamente vimos eso nos molestamos, y es preocupante que los niños, sean casi que adiestrados por sus padres para hacer este tipo de actos que no pueden suceder” explicó una turista.

Al respecto, desde los gremios igualmente se muestran preocupados, por la situación lo que indudablemente impacta en la percepción de los visitantes, quienes pueden evitar llegar nuevamente a la ciudad, por esto y sin duda afectaría el sector.

Al respecto, el director de ProRodadero, Iván Calderón asegura que es una “tragedia humana” que se ha salido de control y requiere de la rápida y prontaintervención de las autoridades, porque a largo plazo puede afectar el turismo de este sector.

“Es alarmante esa situación, para un turista no es nada cómodo estar disfrutando de sus vacaciones y que alrededor de cinco o seis personas se le acerquen a pedirle dinero, el turista se siente incómodo, y obviamente esa no es la imagen que tienen de El Rodadero (…) es necesaria la intervención de las autoridades para que se resuelva esta tragedia humana, el Gobierno Nacional debe atender esta situación, es urgente que lo haga” aseguró.

Aunque es difícil determinar una cifra exacta de cuantas personas están ejerciendo esta práctica en el balneario, según menciona Calderón, la cifra no sería menos que 150 personas, las cuales en su mayoría son menores de edad, los que para generar mayor solidaridad son los que son enviados a pedir a los turistas.

Al respecto, el secretario de Gobierno distrital, Adolfo Bula manifestó que se hace necesaria la intervención del Gobierno Nacional a través de un política migratoria que responda a la gran cantidad de población venezolana en el sector y que hoy en día ya se ha vinculado a lo que él considera un triángulo toxico.

“Hay un triángulo toxico compuesto de informalidad, hurtos y turismo sexual (…) este es un fenómeno que la ciudad no puede responder en solitario, es necesario trabajar con el Gobierno Nacional, a través de la Cancillería, Migración Colombia, y que ese fenómeno no tienda a incorporarse a las redes delincuenciales que ya hay en la ciudad” indicó el funcionario distrital.

Otros representantes de gremios consultados aseguran que si bien no existe una medición exacta de cómo esto afecta a sus afiliados, la situación no pasa desapercibida y de no ser atendida, causaría un impacto considerablemente negativo en el turismo de Santa Marta.

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