HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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¿Qué es un parque?

Esta es una pregunta que debemos hacernos los colombianos, a raíz de un pronunciamiento de la Corte Constitucional, que todavía falta por explicar, en donde se ha interpretado que en estos sitios de esparcimiento público deben tener cabida todos los ciudadanos, no importa si van a consumir sus dosis personales de droga, o de alcohol.

Estamos de acuerdo en que los parques pertenecen a todos los ciudadanos, pero así como se adquieren esos derechos de uso y disfrute, también deben exigirse unas obligaciones de comportamiento.

No se compadece que en medio de niños, jóvenes, adultos y ancianos, que concurren a un parque con la expectativa de un sano esparcimiento, se mezclen conductas perturbadoras que afectan la dignidad de esas mayorías, muchos vulnerables en razón de su edad o condición.

No es posible de ninguna manera ocultar, que un individuo que consume drogas o que ingiere licor, está estimulando la perturbación de su mente, lo que puede ocasionar la aparición de conductas atípicas que atentan contra los desapercibidos concurrentes al espacio público. Esto sin perder de vista el pésimo ejemplo que ocasiona.

¿A quién por ejemplo, se le ocurre llevar un niño a un sitio en donde hay un foco de drogadictos o un nido de borrachos?.

Los parques tienen que ser de todos, pero todos deben respetar unas normas de conducta. De lo contrario la autoridad debe intervenir para que se puedan garantizar los derechos de las mayorías y de las personas vulnerables. El todo vale, atenta contra el bien común. Un parque no puede ofrecer riesgos de ninguna naturaleza y debe entenderse que para cada actividad existe también su sitio apropiado. El que quiera consumir sustancias alucinógenas o alcohol, debe ir a los sitios donde se les permita, o por lo menos a los que frecuentan sus pares; pero en este caso que nos ocupa, creemos irrevocablemente que las mayorías ciudadanas requieren protección a sus derechos.

Tal vez por ser tan tolerantes es que nuestros parques muy pronto se convierten en muladares, que en vez de ofrecer una opción real de sano esparcimiento, lo que terminan siendo es sitios de terror y horror, por donde da grima siquiera pasar.

*Abogado y miembro de la Academia Colombiana de Historia y de la Real Academia Española de la Historia

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