HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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‘No se puede concebir la paz  sin decirnos la verdad’

En el Teatro Crisanto Luque,  Denis Mukwege participó en un conversatorio con líderes religiosos de Colombia y con dos mujeres, una colombiana y otra de Sudán del Sur, que fueron víctimas de violencia sexual.

Muy emotiva terminó la visita a Colombia del Premio Nobel de Paz 2018, el médico y activista congoleño Denis Mukwege, quien este sábado se reunió en Bogotá con un nutrido grupo de representantes de las iglesias Cristiana.

En la jornada se dieron varios actos de reconciliación entre antiguos excombatientes que pertenecieron a bandos enfrentados. Uno de ellos fue el fraternal abrazo entre una exguerrillera, un exparamilitar y un oficial en retiro de las Fuerzas Armadas.

“Creo que es muy emocionante vivir estos momentos tan fuertes… Fue un momento donde nos encontramos todos ante dos bandos. Ambos (bandos) son víctimas de la sociedad y de su indiferencia”, dijo Mukwege en el Teatro Crisanto Luque, de la Universidad ECCI, en pleno centro de Bogotá, ante los cientos de asistentes que lo aclamaron en varios momentos.

El Nobel de Paz se refirió a las intervenciones de los excombatientes. “Escuché con mucho interés a la persona de las autodefensas, a la de las Farc y a del Gobierno. Al escucharlos, creo que no pueden entender por qué estaban en ese conflicto al que fueron arrastrados”, dijo.

CONVERSATORIO

En el Teatro Crisanto Luque, Mukwege participó en un conversatorio con líderes religiosos de Colombia y con dos mujeres, una colombiana y otra de Sudán del Sur, que fueron víctimas de violencia sexual.

Mukwege hizo énfasis en que “la iglesia no debe  ser una burbuja, sino que debe mirar lo que pasa afuera. La iglesia (a veces) piensa que lo que les pasó a las mujeres violadas es una vergüenza”.

Por eso agregó que esas mujeres que fueron víctimas de violencia sexual, sobre todo en medio de las guerras, “necesitan de la iglesia (…) Con excepción de Palestina, país del que no tenemos cifras, en los demás conflictos son las mujeres y los niños los que más sufren”, afirmó.

En consecuencia, añadió Mukwege, “la iglesia tiene que ser más fuerte que nunca porque cuando destruimos la mujer, destruimos la familia y también la sociedad”.

Mukwege instó a la iglesia a que ayude en un tema fundamental para tratar de evitar la violencia contra las mujeres: que la mujer y el hombre sean considerados iguales en todas las culturas y en todos los países.

Por ello invitó a la iglesia a “salir de la lógica materialista” porque “cuando hay un conflicto de intereses, no se sabe quién es cristiano y quién no”, y porque, además, la iglesia debe seguir “con la verdad en el evangelio”.

Cuando Mukwege les cedió la palabra a los demás invitados al conversatorio, el auditorio (y hasta el Nobel de Paz) se conmovió con la historia de Orlidis Vergara. De pequeña, uno de sus hermanos abusaba sexualmente de ella.

En 2003, cuando tenía 16 años, Orlidis fue violada por un paramilitar en el departamento de Sucre, en la Costa Caribe de Colombia.

Durante mucho tiempo, Orlidis se sintió mal con lo que le había sucedido. En parte sentía complejo de culpa. Pero, según ella, encontró a Jesucristo y “logré sacar ese veneno que no me dejaba tener vida”.

Hoy en día -comentó Orlidis- su corazón está tranquilo. Perdonó a quienes la hicieron sufrir. Y, a los 30 años, tiene algo definitivo para luchar por la vida: suhija.

LA GUERRA EN EL CONGO

El 10 de diciembre último, cuando recibió el Nobel de Paz en la capital noruega, Mukwege recordó cómo en 1996, cuando la guerra llegó a la República Democrática del Congo, hombres armados ingresaron al hospital donde él trabajaba y dieron muerte a más de 30 enfermos. “Yo no podía imaginar que aquello no era más que el comienzo”, dijo.

También recordó cómo niñas que no llegaban a los dos años fueron violadas. “Cuando alcanzamos la cifra de 48 víctimas (menores de edad), estábamos desesperados. Con otros defensores de los derechos humanos, alertamos al tribunal militar.

Finalmente, estas violaciones fueron perseguidas judicialmente y juzgadas como crímenes contra la humanidad. Las violaciones de bebés en Kavumu cesaron, lo mismo que las llamadas al hospital de Panzi. Pero el futuro psicológico, sexual y genésico de estos bebés ha quedado hipotecado”, explicó.

Se calcula que Mukwege y sus colegas médicos de África han atendido y operado a por lo menos 40.000 mujeres víctimas de abuso sexual.

Poco antes de su participación con la comunidad cristiana, Mukwege se reunió con el también Nobel de Paz 2016, el expresidente colombiano Juan Manuel Santos.

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