HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

´GUERRA´ TERRITORIAL en los semáforos de Santa Marta

POR
GIANCARLOS
VILLARREAL LARIOS

No resulta ser un secreto que las intersecciones viales, y en sus respectivos puntos semafóricos, se han convertido en la alternativa laboral de muchos ciudadanos de diferentes nacionales. El espacio por el cual no hay que pagar, son concurridos por decenas de vehículos a diario, así como son oportunidad de algunos de hacerse unos “pesitos” extras o simplemente el único ingreso que obtienen al día también esconde una realidad que para muchos es una luz roja a la que pronto hay que atender.

Para un grupo de artistas samarios, estos puntos resultaron ser el espacio perfecto para demostrar el arte que tras varios años fueron perfeccionando, y que incluso terminó luego siendo “delegado” a través de clases a grupos de niños, que hoy han encontrado en este arte la oportunidad perfecta para ya sea desarrollar un talento o un pasatiempo; el arte circense pocos los practican por pena o porque no resulta ser atractivo como un estilo de vida, pero para otros se ha convertido en la única salida para obtener recursos, tal como le sucede a Ángel Isaza.

Con el objetivo de resaltar el trabajo de los cientos de artistas que como Ángel han encontrado en estos puntos el espacio para desplegar todo su arte y hacerse unos pesos que le permitan solventar algunas necesidades básicas, este joven habló con HOY DIARIO DEL MAGDALENA para lo que él consideró en ese momento era necesario, y es acabar con la mala imagen que se tiene de quienes están durante 30 o 40 segundos en los semáforos, ya sea bailando, limpiando vidrios, o cantando entre otros.

Aunque en el momento inicial de la entrevista este artista manifestó que “había contado” con suerte al no verse involucrado en una situación que pusiese en riesgo su integridad por la rumorada guerra de territorios que se estaría presentando en los puntos semafóricos de la ciudad, solo tres días después su vida cambiaría al punto de incluso tener que irse de Santa Marta.

Con palos y cuchillos Ángel y su compañero que de forma casi que diaria se disponían a desplegar todo su arte y talento en el semáforo de la Carrera 19 con avenida del Libertador sentido Norte –Sur, ese pasado martes la historia fue otra, cuando los que él manifiesta eran personas de nacionalidad venezolana los atacaron con el único fin de despojarlos de no solo el dinero que conseguían de los conductores que apoyaban su arte, sino también de los elementos con los que hacían sus actos circenses.

 “No vamos a volver más a los semáforos porque nos robaron y golpearon con palos y cuchillos unos venezolanos que se hacen pasar por limpiavidrios, por pelear el semáforo y quitarnos de ese lugar (…) nos dieron con palos y cuchillos y nos terminaron robando también el parlante que utilizábamos entre otros elementos de trabajo” indicó este joven al relatar el hecho que solo días antes él había manifestado nunca haber sido víctima, y mucho menos verse involucrado en una disputa territorial en los puntos semafóricos.

Lo que resulta para este joven artista de 22 años, quien estudiaba en la Universidad del Magdalena para ser Ingeniero Industrial, es la necesidad y disputa de lo que podría catalogarse como bandas detrás de la necesidad de obtener ingresos y que se estarían apropiando de los semáforos que terminaron llevándolo a tomar una única decisión, y es la de abandonar la ciudad ante no solo el hecho sino también las represalias que se puedan tomar en contra de él por haber denunciado ante las autoridades este hecho.

“Estamos un poco golpeados por la tunda que nos dieron (…) pusimos la denuncia y en compañía de las autoridades acudimos al lugar a identificar los que nos robaron, porque son un grupo de limpiavidrios que siempre había querido ese lugar y que incluso nos tenían amenazados esperamos que con la denuncia se resuelva, pero hemos decidido irnos de la ciudad” asegura el artista quien manifestó que se siente un poco dolido por haber sido como lo dijo textualmente, desplazado por migrantes de otro país, y que lastimosamente en esta ciudad a los artistas en los semáforos no se le valore, y más aún cuando la fama de estos puntos con el tiempo, específicamente en los últimos años ha tomado otro significado.

¿TERRITORIOS CON DUEÑOS?:

Aunque no existe un censo claro de cuantas personas tendrían en la actualidad los semáforos como “espacios de trabajo” lo cierto es que se ha vuelto común verlos por toda la ciudad, en puntos como la Avenida del Ferrocarril, avenida del Libertador, avenida del Río, Calle 22 entre otras, donde se evidencia un panorama que de no ser atendido se convertiría en un problema de seguridad y orden público más grande y que no tenga control.

Para algunos estos espacios se han convertido en pequeños nuevos sitios de comercio, pero donde la lucha por vender, llega hasta límites que se creían tener, pero que no existen y en su lugar están generando problemas de robos, daños a vehículos, lucha entre esos mismos actores, y más aún preocupante posibles redes detrás de los 30 o 40 segundo que tarda un semáforo en cambiar entre luces roja a verde, el tiempo suficiente para algunos hacerse algo de dinero, que dependiendo de la labor podría llegar hasta los 60 u 80 mil pesos.

Limpiavidrios consultados y que prefieren ocultar su identidad, indican que no se trata de redes criminales detrás de las ventas en los semáforos, sino una lucha por sobrevivir, la que los lleva ante la necesidad imperiosa de conseguir recursos, “jugársela al todo” para poder desarrollar su labor, que puede ser artística, de limpieza o simplemente de pedir el dinero en un punto ampliamente transitado y que le permita conseguir lo necesario.

 “Yo no le tengo que dar plata a nadie de lo que hago, yo no le tengo que pedir permiso a nadie para estar aquí, pero si existe una especie de código entre la gente de los semáforos, que simplemente no pueden estar tomándose los lugares cuando ya están ocupados, es una algo como que de respeto, uno no puede pretender quitarle las ganancias a la gente ubicándose en un punto en el que ya hay gente” indicó un vendedor de bebidas hidratantes, productos de limpieza, y que además vende los conocidos guantes para motociclistas en un sector de la Avenida del Ferrocarril, y en el que asegura se hace entre 40 y 50 mil pesos.

Aunque no existan bandas como lo menciona este miembro de los semáforos, lo cierto es que entre ellos mismos si existe una guerra territorial, que como igualmente asegura este hombre de nacionalidad venezolana, está “justificada” por la necesidad de conseguir dinero.

 “HUÉSPEDES PROBLEMÁTICOS”:

En la ciudad hay poco más de 85 puntos semafóricos de los cuales el 45 por ciento se encuentran “habitados” por toda clase de personas, en su mayoría en sectores cercanos al Centro Histórico o establecimientos comerciales grandes, donde desde tempranas horas se ubican no solo para desarrollar sus “labores” sino también para “marcar” el territorio ante posibles invasores.

Pero la situación no solo se torna problemática entre estos mismos huéspedes de los semáforos, conductores tanto de motocicletas como de carros aseguran haberse visto afectados o por lo menos han sido víctimas de intentos de robos.

 “Yo estaba esperando en mi moto a que cambiara el semáforo saqué mi celular para responder un mensaje, cuando me veo encima a un limpiavidrios pidiéndome dinero, le digo que no, y me hace el amague de quitarme el celular, me doy cuenta y luego me acelera la moto, menos mal estaba en neutro, y luego se echa a reír con su otro compañero” aseguró Carlos Torres, un joven que relató su caso ocurrido en el punto semafórico entre la Calle 24 y Avenida del Libertador.

Y es que precisamente estas escenas, han prendido las alarmas en las autoridades policivas de Santa Marta, así como en la ciudadanía quienes ven en estos personajes ubicados en los semáforos “bombas de tiempo” que en cualquier momento estallan y ahondarán en la creciente y poco atendida situación social y de seguridad.

Los recientes casos de intolerancia entre los popularmente llamados «limpiavidrios» y los conductores han llevado a las autoridades a tomar medidas que más pareciesen ser «pañitos de agua tibia» en lugar de acciones contundentes para acabar con este fenómeno que en los últimos años se ha acrecentado por cuenta de la crisis social, política y económica que vive la nación venezolana y que ha exportado decena de problemáticas a nuestro país, mayormente a regiones limítrofes como Santa Marta dónde entre las tantas se encuentra este fenómeno.

Las autoridades distritales han intentado hacerle frente a esta situación, pero no han logrado conseguir resultados contundentes, precisamente, en agosto y octubre del año pasado realizaron operativos en compañía de la Policía Metropolitana, Migración Colombia, la Secretaría de Seguridad y Convivencia, la Personería distrital y la Unidad Defensora del Espacio Público –Udep, en los que entre las pesquisas realizadas encontraron más de 20 armas blancas, lo que demuestra el porqué de la preocupación de los conductores de vehículos; en dichos operativos se identificaron a más de 40 ciudadanos en su mayoría venezolanos, quienes fueron identificados y registrados en las bases de datos del distrito.

Según mencionó el comandante de la unidad policial, coronel Gustavo Berdugo: «Hay un aumento considerable en delitos cometidos por venezolanos, entendemos que son miles lo que han llegado hasta esta ciudad por la crisis de su país, sin embargo, hay un número grande de estos que están aprovechando este éxodo para conseguir dinero fácil desarrollando un accionar delincuencial y es a este grupo al que queremos identificar y judicializar o expulsar dependiendo del caso», sostuvo.

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