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Indagatoria a Uribe, sin novedad a la vista

El expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez se abstuvo de entregar declaraciones tras su comparecencia ante la Corte Suprema.

Finalizó ayer sobre el final de la tarde la indagatoria al expresidente y senador de la República, Álvaro Uribe Vélez, la cual se realizó este martes desde las 8:00 de la mañana en el Palacio de Justicia en Bogotá.

El caso político judicial que movió gran parte del país este martes finalizó sin mayores detalles de lo que ocurrió al interior de la Corte, donde el magistrado de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema, César Reyes, conoció el testimonio del senador que le dará luz para tomar una decisión en el caso.

Uribe, por el momento, no deberá presentarse más ante el alto tribunal, tan solo hasta que vuelva a ser requerido; mientras que la Corte seguirá este miércoles con el proceso escuchando al representante a la Cámara Hernán Prada, quien está inmerso en la investigación.

LO QUE SIGUE

El tiempo que ha pasado en el proceso ha sido suficiente para que Reyes conozca el testimonio de, al menos, 40 personas, que servirá para desenmarañar todo el proceso que pretende determinar si hubo presiones indebidas de testigos en contra de Uribe, como argumenta la defensa, o si, por el contrario, fue el hoy senador quien impulsó la búsqueda de declaraciones que lo beneficiaran.

El magistrado Reyes tiene en su poder los testimonios de esas personas que ya declararon, con las citas que se empezaron a surtir desde septiembre y culminaron este viernes 4 de octubre, y lo que sigue ahora, según explica el exfiscal general y exmministro, Alfonso Gómez Méndez, sería que al término de la diligencia de este martes y en un estimado de diez días hábiles, la Sala determine la situación jurídica del senador.

Sin embargo, Gómez Méndez señaló que en el ejercicio de las funciones jurídicas, muchas veces el número de días para tomar una decisión pueden llegar a ser mayor.

En caso que la Corte cumpla con los tiempos establecidos por la ley, se podría decir que a finales de octubre se estaría conociendo si se libra una orden de captura en contra de Uribe.

El exfiscal explicó que hay tres situaciones precisas por las que la Corte determinaría imponer una medida de aseguramiento.

“Además de las pruebas que el magistrado tiene en su despacho, él debe considerar tres situaciones: si se debe evitar que se fugue, si se debe evitar que entorpezca la investigación o si pone en peligro a las víctimas. En este caso, lo más preciso es que haya una medida de aseguramiento, dado que el caso que se investiga es muy diciente”, señaló.

Gómez argumentó que si bien existen tales requerimientos para que se surta la medida de aseguramiento, la decisión del magistrado debe estar soportada en una prueba testimonial o documental que fue recolectada a lo largo del proceso.

En dado caso, que el magistrado Reyes determine que Uribe no representa un peligro para las víctimas y que por el contrario comparecerá ante la justicia, podría dejarlo en libertad, sin embargo, vinculado al proceso.

ENTRE ARENGAS, REZOS Y VUVUZELAS

Los policías encargados de custodiar y controlar cualquier alteración de orden público en el Palacio de Justicia fueron dispuestos en filas de 30 sobre la calle 12 (costado norte), la carrera séptima (costado oriental) y carrera octava (costado occidental) del edificio del máximo órgano de la justicia en Colombia.

A espaldas del contingente de la calle 12 estaba un grupo de uribistas que izaron una bandera de Colombia de unos 10 metros. La mayoría de ellos con camisetas en defensa al jefe natural del Centro Democrático. Para contrarrestar la bulla y los cánticos de los detractores, le compraron a un vendedor informal varias vuvuzelas. A 7000 pesos las medianas y a 10.000 las más grandes.

LA EXTRAÑA MONJA

A los apoyos que varios senadores y embajadores de Colombia le expresaron a Uribe Vélez se unieron los de las cabezas del Gobierno: Iván Duque y Marta Lucía Ramírez. El presidente, reiterando lo que ya había expresado en Miami hace unos diez días, insistió que “he tenido la ocasión de conocer a Álvaro Uribe Vélez y tengo claro que es una persona que ha entregado su vida a servirle a Colombia”.

La segunda del Gobierno, a su turno, recordó que durante el primer mandato de Uribe Vélez (2002 – 2006), en un extraño mensaje manifestó que el hoy senador “Debe tener todas las garantías” y acto seguido recalcó lo que según ella considera “su compromiso con el estado de derecho, su trabajo infinito al servicio de Colombia y su conducta veraz”.

Este cruce de declaraciones iba y venía al igual que las arengas en el Palacio. Los de un bando y otro se lanzaban improperios mutuamente. Los gritos de siempre. Los insultos de todas las manifestaciones. La repetición de un lado y del otro. Sin mayores novedades. La polarización de todos los días.

Los antiuribistas ondeando banderas rojas y naranjas. ‘No más Uribe’ decía el cartel más tímido. Los uribistas, al otro lado de la calle, mostraban cartelitos con ‘Uribe es Colombia’. De un lado músicos y gente con la cara pintada simulando calaveras; del otro, una mujer que dijo ser monja y quien, megáfono en mano, exigía justicia.

Dijo que era misionera carmelita y que su nombre era Adriana Torres. Hermana Adriana Torres, para que no hubiera duda. Vestía hábito y lucía una camándula que cambiaba de mano. Añadió que estaba en la marcha, porque hace ocho meses fue golpeada y posteriormente desplazada de la comuna 13 de Medellín, hecho que, según ella, puso en conocimiento de la Fiscalía.

 “Fueron los terroristas de las comunas donde yo trabajo. No sé quién fue. Me iban a matar y me robaron los celulares. Por eso estoy acá, en representación de esas mujeres que fueron desplazadas”, dijo la mujer, quien agregó que no tuvo permiso de ninguna superiora para asistir al plantón.

Producto de la violencia que dijo haber padecido la sor, sostuvo que andaba con “escoltas día y noche”. No obstante, durante las casi tres horas que estuvo en el lugar no se le vio guardaespalda alguno. A los demás periodistas que les entregó declaraciones su versión cambiaba y, de hecho, a uno de ellos, no supo decirle qué convento era su hogar.

EL ABRAZO

En medio de las manifestaciones un particular episodio tuvo lugar en la esquina nororiental del Palacio, calle 12 con carrera Séptima. Alejandro Castaño, detractor de Uribe, y Charles Valencia, seguidor del senador, se enfrascaron en una discusión que terminó en un abrazo. Mientras Castaño reiteraba las investigaciones que hay en contra de Uribe Vélez, Valencia le replicaba.

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