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Las violencias refuerzan la franja Chíita más dura del gobierno en Irak

Las sangrientas manifestaciones y violencias en Irak benefician probablemente a la franja más dura de los chíitas en el poder, dispuestos a buscar más autoritarismo para aplastar una «conspiración», afirman los expertos.

Para muchos dirigentes en el seno  de Hachd al Shaabi, coalición dominada por las milicias chiítas cercanas al Irán, el movimiento espontáneo de reivindicación social es «una conspiración extranjera», explica a la AFP Renad Mansour, investigador en el centro de estudios Chatham House.

Irán también hace referencia a una «conspiración» y considera que tiene por objeto romper los lazos que lo unen a su vecino y que no han dejado de fortalecerse desde la caída en 2003 del dictador iraquí Sadam Husein.

Para la línea dura pro Irán, la protesta en reclamo de «la caída del régimen» es «una amenaza que hay que eliminar», aclara el especialista de Irak, Fanar Hadad.

«Para mantener el sistema en funcionamiento, facciones y grupos armados quieren recurrir a la represión matando manifestantes, cortando internet e intimidando a activistas de la sociedad civil», agrega Mansour.

Este año, en Basora, gran ciudad petrolera del sur, fronteriza con Irán, «muchos de los que no desfilaron dijeron que tenían miedo» de hacerlo, lo que puede explicar porqué el movimiento no prendió.

 

– Salvadores del gobierno –

«Ya sea el Primer ministro, el presidente, el presidente del Parlamento o el jefe del Consejo supremo de la magistratura, todos tienen papeles institucionales sin ser líderes fuertes. Y, por lo tanto, no tienen las palancas del poder», subraya Mansour.

Según Fanar Hadad, este desequilibrio de fuerzas y los recientes acontecimientos pueden «favorecer a los elementos más duros del Hachd», formado en 2014 por el gran ayatolá Alí Sistani, para rechazar a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

«Después de haberse convertido en salvadores de Irak, ahora pueden reclamar ser los salvadores de este gobierno», dice.

En cuanto al gran ayatolá Sistani, creador del Hachd, los manifestantes lo acusan de no haber tomado una posición clara a favor de ellos.

Su principal directriz para el gobierno ha sido la creación de una comisión de tecnócratas para supervisar la acción del estado en favor de los iraquíes en situación de desempleo y pobreza.

 

– Estado rentista –

Después de una dura semana durante la cual más de 100 personas fueron asesinadas y más de 6.000 heridas, en su gran mayoría manifestantes muertos a tiros, la protesta cesó.

El pedido de dimisión del gobierno hecho por el influyente líder chiíta Moqtada Sadr ha quedado en nada. Pero todavía le resta una opción: movilizar a sus numerosos partidarios, que en el pasado paralizaron al país con sus sentadas.

El versátil exjefe de las milicias, que se ha convertido en heraldo de los manifestantes anticorrupción, podría verse obligado a utilizar esta presión de la calle puesto que en el parlamento le espera un obstáculo.

La coalición de ancianos de Al Hadah, Fatah, podría unirse a otras fuerzas para separar a sus 54 diputados y a sus cuatro ministros de la coalición gubernamental.

En lo inmediato, el gobierno de Adel Abdel Mahdi parece haber logrado mantenerse con la promesa de sustituir a algunos ministros y de anunciar juicios de «corruptos».

Pero, según los expertos, la falta de reformas radicales, reclamadas por iraquíes que acaban de salir de cuatro décadas de guerra en el 12º país más corrupto del mundo, no hace más que repeler el problema.

Según Hadad, las autoridades utilizaron «mucho más el bastón que la zanahoria».

Bagdad, Irak | AFP |

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