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Equidad de la mujer, esencial para el desarrollo del campo

Las mujeres del campo son las que sufren mayor desigualdad respecto de los hombres.

De acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), la mayoría de personas pobres en el mundo son mujeres y habitan las zonas rurales (un 76%).

Además, poseen un índice de Desarrollo Humano más bajo y son sujeto constante de discriminación, con menos oportunidades de acceso en aspectos económicos, sociales y educativos.

Con motivo de la celebración del Día de la mujer colombiana, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en alianza con Corteva Agriscience, realizaron el lanzamiento del libro ‘Luchadoras: mujeres rurales en el mundo’, en el cual se recopilan las perspectivas de gobernantes y expertas en igualdad de género sobre los avances y retos que tiene la mujer rural para superar la desigualdad a la que se enfrentan.

“El objetivo de esta publicación es, en primera instancia, rendir un homenaje a una figura clave para la seguridad alimentaria y el progreso económico y social de nuestro continente. Pero, no menos importante, es estimular una necesaria discusión pública para incentivar la formulación y ejecución de políticas de calidad que mejoren la situación de las mujeres que viven en el campo”, afirmó Humberto Oliveira, director del IICA para Colombia.

Resaltó que la mujer rural requiere de reconocimiento y apoyo en su rol como agricultora, madre y productora, con el fin de que goce de una calidad de vida digna, superando las condiciones adversas sociales, climáticas y económicas que se le puedan presentar.

Brechas de igualdad de género

María del Campo, presidenta de la Asociación de Productores agroecológicos Proasoagro, recalca que los desafíos que tienen las mujeres aún siguen siendo bastante amplios.

“Particularmente, un tema que preocupa mucho es el acceso a la educación, porque lo que yo logro percibir en las comunidades en las que he estado es que las mujeres quieren seguir transformando. Sin embargo, ¿qué pasa en el caso de una mujer mayor de 35 años, con familia e hijos, que está dedicada la agricultura? Existe el reto de llevar un modelo educativo que empodere a las mujeres del campo en el que también estén inmersas las nuevas tecnologías”, puntualizó del Campo.

Por otra parte, Marcela Ureña, Viceministra de Asuntos Agropecuarios, destacó que el pasado 15 de octubre, día de la mujer rural, el Gobierno Nacional lanzó el Pacto por la equidad de la Mujer Rural, con el objetivo de romper las brechas de pobreza y exclusión social de más de cinco millones de mujeres del campo colombiano.

“Este pacto se realizó no solo para eliminar las barreras en el aspecto productivo, sino también las existentes en salud reproductiva, educación, generación de oportunidades en formación del capital humano de las mujeres. Es muy importante señalar este instrumento como una manera integral de atender las necesidades de nuestras productoras en el país”, indicó Ureña.

En cuanto al aspecto financiero, Ureña señaló que aún falta brindar garantías para otorgar créditos de forma fácil y práctica, así como pedagogía financiera para el uso de herramientas acordes a las necesidades productivas de las mujeres.

Ante estos desafíos, Carlos Rebolledo, Gerente de operación de Corteva en Colombia, asegura que la mujer “es una figura clave en la seguridad alimentaria y sin embargo aún viven una discriminación generalizada, lo que nos obliga a colaborar desde diferentes instancias como instituciones públicas, privadas, academia y sociedad civil para sensibilizarnos sobre su destacada labor”.

Avances de la mujer rural en el campo colombiano

Para María del Campo, “las mujeres rurales hemos hecho un aporte histórico, lo que pasa es que solo hasta este momento se ha empezado a hablar de eso. Empezando por el cuidado de la familia. Ahí empieza el desarrollo de sus hijos, el acompañamiento de sus esposos, y desde esa labor que se empieza a hacer ahí, nace el desarrollo productivo y la transformación de los cultivos”.

Según cifras de la FAO, las mujeres reinvierten hasta el 90% de sus ganancias en sus hogares, dinero que se destina a nutrición, alimentos, atención médica, escuela y actividades generadoras de ingresos, ayudando a romper el ciclo de la pobreza intergeneracional.

Bogotá (Colprensa).

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