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Valentín Rodríguez, campeón mundial de Kitesurf: tenemos deportistas increíbles

En un año dorado para el deporte colombiano, con Egan Bernal ganando el Tour de Francia, Juan Sebastián Cabal y Robert Farah el U.S. Open y Wimbledon, entre otros, la historia de Valentín Rodríguez se escribe con letras doradas después de quedar campeón mundial de kitesurf freestyle.

¿Kitesurf freestyle? Si hablar solo del kitesurf ya es desconocido en Colombia, mucho más cuando la modalidad es libre. Se trata de un deporte extremo acuático en el que el viento es el que impulsa una cometa a la cual está sujetado el atleta para navegar olas y realizar trucos en el aire.

«El kitesurf es un deporte relativamente nuevo, está cogiendo mucha fuerza últimamente. Yo empecé a los 8 años a practicar windsurfing en el Lago Calima. Iba todos los días, allá vi el kite’ y me empezó a gustar mucho más. Desde ese entonces estoy dedicado a full al deporte», comentó a COLPRENSA el joven Valentín, quien tiene solo 17 años.

Para él, la conexión con la cometa y la tabla se dio porque «es un deporte natural, eso me gustó mucho. No requiere de motor ni nada. Solo necesitas agua y viento, es un deporte que te da mucha libertad. Es súper bueno, hay muchas disciplinas, puedes, saltar, volar. Es muy bacano. Siempre me gustó mucho el agua, estar cerca del mar, del lago, del viento».

Pero, ¿cómo fue el camino de un joven para ser el primer campeón mundial de kitesurf a su edad? «Fue un proceso muy duro, al comienzo no tenía muchos equipos, mi padre me ayudaba mucho pero era mi único apoyo. Comenzó poco a poco, fui intentando trucos nuevos y los subía a Instagram, hasta que fui un poco más conocido», comentó Valentín.

Además, indicó que sacrificó «muchas cosas. En vez de irme con mis amigos a jugar me iba al lago a entrenar. Siempre fue mi pasión. Mucha gente no creía, pensaba que era un hobbie, que no era gran cosa, pero yo siempre dije que quería ser el mejor del mundo en esto».

Su padre, Jaime Rodríguez, añadió que una ventaja para su hijo fue que «siempre he sido muy alcahueta en ese sentido. A los 10 años me dijo que tenía el sueño de ser campeón mundial y yo le ayudé como podía. Compramos una cometica y una tabla, pero como estaba en el colegio lo llevaba solo los fines de semana a navegar al Lago Calima».

Sin embargo, Valentín sentía que hacía falta algo más para llegar a donde está hoy en día y encaró a su padre: «Un día me dijo que no podía ser campeón si solo entrenaba los fines de semana, entonces hicimos el gran esfuerzo. Convencí a su madre y a la familia para sacarlo del colegio y que estudiara online. Hice el sacrificio de irme a vivir al Lago Calima y el comenzó a subir su nivel de forma sorprendente».

Aunque el estudio no era su fuerte, en palabras de su padre, el futuro y presente en el kitesurf es muy prometedor. Comenzó a estudiar el colegio ‘online’, fue tercero en el Mundial Juvenil del 2017 y confirmó su nivel en el 2019 con tres podios en diferentes paradas, dos primeros lugares y un segundo lugar, que lo pusieron en lo más alto de la clasificación general del GKA Kite World Tour.

«Este año fueron siete paradas mundiales y de esas te descuentan las tres peores que hayas tenido. Este año la primera parada fue en Francia (Leucate) y quedé tercero, luego en las siguientes no me fue tan bien, pero recuperé en Mauritius (Bel Ombre), que fui segundo, luego en Marruecos (Dakhla) fui primer puesto y en Brasil (Cumbuco) otro primer puesto para ganar el campeonato mundial», comentó el kitesurfista.

Una vez consiguió el título mundial, «todos en el circuito estaban muy sorprendidos y orgullosos de tener al campeón mundial más joven, con 17 años. En hombres es la primera vez, en chicas ya había pasado, pero en este lado es muy difícil».

A pesar de que está en las puertas de la mayoría de edad, la vida deportiva del kitesurf freestyle no pasa de los 30 años, así que tiene que aprovechar al máximo cada año en el circuito mundial. Además, los precios de los equipos para practicarlo hacen que los recursos familiares no resistan mucho tiempo.

«De momento, me quiero dedicar al deporte. Es un estilo de vida incomparable, viajas mucho, conoces mucha gente. No lo cambio por nada. El nivel competitivo es corto, por ahí hasta los 30 años, el físico después no te da más porque son aterrizajes muy duros, las rodillas no aguantan. Tengo mucho tiempo en el Tour», añadió el joven colombiano.

Y agregó: «el arnés puede costar 200 dólares, la tabla unos 700 dólares, luego están a barra, las botas… es un deporte caro. Pero gracias al patrocinador tengo todo eso gratis. Ahora tengo a Duotone, la marca más conocida del kiteboarding».

En esa búsqueda de apoyos monetarios se han tocado varias puertas, pero no han tenido respuesta positiva. Incluso, es probable que busquen el apoyo del Ministerio del Deporte en especial porque «se está trabajando para ver si a partir del próximo año reconocen el kitesurf como una disciplina olímpica, estamos esperando eso», añadió Jaime.

Aunque el patrocinio es escaso, eso no mitiga las ganas del vallecaucano cada vez que se monta a la tabla y agarra la cometa. Tras un año dorado para el país con triunfos en muchos deportes, Valentín aseguró que su reconocimiento significa mucho: «Colombia es un país con mucho talento, lleno de deportistas increíbles. Estoy muy orgulloso de ser colombiano y voy con toda siempre a representarlo. Estoy súper orgulloso de los deportistas que también están teniendo éxito, ojalá los pueda conocer algún día».

Por último, y clave en su crecimiento como deportista, el campeón mundial le dejó un mensaje a quienes alguna vez dudaron de él y a los que están pensando en arriesgarse por un sueño: «siempre tienen creer en ellos, hacer lo que el corazón les diga, lo que los haga felices y si están felices, van por buen camino».

BOGOTÁ (Colprensa).

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