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Conmovedor relato de mujer que duró un mes perdida en la selva con sus hijos

Para María Oliva Pérez, el desenlace de la situación que vivió junto a sus tres hijo de 10, 12 y 14 años en el último mes en las selvas del Amazonas solo tiene una explicación: fue un milagro de Dios.

La mujer duró perdida más de 30 días en la selva junto a sus tres hijos, antes de ser encontrada por un pescador en la selva y ser  trasladada en una canoa por más de cuatro horas, hasta un poblado llamado La Esperanza, en Perú.

El pasado 20 de diciembre, María Oliva emprendió camino con sus hijos hacia la finca donde laboraba su esposo, por el río Putumayo. A su regreso, pasadas las 5 de la tarde, oscureció y se perdieron del sendero que los conduciría nuevamente a su hogar.

Según relató María Oliva a LA FM, nunca perdió la fe y todos los días antes de emprender las largas caminatas con sus hijos se encomendaba a Dios con la esperanza de encontrar en algún momento la salida. «Siempre les dije a mis hijos solo Dios sabrá si moriremos o saldremos de aquí, todo lo dejaba en manos de él».

María cuenta que el agua fue lo único que les ayudó a sobrevivir durante este «eterno mes», pues allí solo se encontraban algunas semillas no habían frutas ni alimentos para pasar el día.

«Nos daba mucha hambre. No hacíamos sino tomar agua porque no había nada que comer; pasados los dos días encontramos como unas semillas. Pensamos que podrían ser venenosas pero dijimos comamos todo lo que encontremos», sostuvo.

La mujer relata que siempre le inculcó a sus hijos que debían estar unidos y serenos. «A los cinco días empezamos a sentirnos preocupados por el hambre, porque no encontrábamos ningún camino ni se veía a nadie pero yo tranquilizaba mis hijos les decía que tranquilos», relató.

Asegura que luego de largas horas de camino, sobre las 5 de la tarde armaban un cambuche para protegerse de la lluvia. «Por ahí a las 4 o 5 de la tarde ya estábamos muy cansados de caminar y armábamos un cambuche con hojas de palma; las cortábamos con los dientes porque no teníamos nada», precisó.

Los momentos más angustiantes, según la mujer, fueron los episodios de fiebre que presentaron ella y sus hijos: «Los  niños presentaron varias veces fiebre y yo tuve episodios de escalofríos y fiebre. Siempre pedíamos a mi Dios que nos diera fuerzas para seguir».

Pérez sostuvo que solo hasta el último día perdió la esperanza, pues dijo que «ya estábamos muy cansados con mucha hambre y cada día se hacía más lejano el regreso. Pensé que íbamos a morir ya no teníamos fuerzas de nada».

«El último día amaneció, nos lavamos la cara y tomamos agua. Siempre estábamos a la orilla del río, pero no pasaba una canoa, no pasaba nadie; ese día duramos dos horas en el río y en la tarde caminamos como diez minutos y nos refugiamos en la orilla del río», cuenta María Oliva en LA FM.

Pero cuenta que como a la 1 de la mañana, la niña pequeña me pidió que la acompañara a «hacer chichí». «Estando ahí, vimos a un señor que se arrimó en un bote a pescar y empezamos a gritar hasta que nos escuchó y nos sacó de allí», precisó María Oliva en su relato.

María y sus hijos fueron trasladados primero a la Clínica Putumayo, en el municipio de Puerto Asís, pero por las graves afectaciones los remitieron este lunes a la Clínica Pabón, en Pasto.

El primer parte médico señaló que María y sus hijos llegaron con desnutrición, hipertrofia muscular generalizada, deshidratación, lesiones en los pies e infecciones por hongos.

Para los familiares de María Pérez esto es un verdadero  “milagro de Dios”, pues ya estaban resignados a nunca más verlos.

Fuente: Sistema Integrado de Información

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