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El Reino Unido : una nueva historia

A las seis de la tarde del pasado  viernes 31 de enero de 2020, el Reino Unido dejó de ser miembro de la Unión Europea (UE). Tras dos elecciones generales, tres primeros ministros y tres años y medio después del referendo en que fue aprobado por una ligera mayoría, finalmente el proceso de salida de los británicos, el llamado “Brexit”, es una realidad.

Las implicaciones económicas, políticas y geopolíticas que este hecho desencadenará tanto en Londres como en Bruselas, Washington y Pekín se sentirán por muchos años.

Si bien las recientes elecciones de diciembre pasado le dieron al actual primer ministro Boris Johnson una mayoría de 364 escaños en el Parlamento y el mandato de finiquitar el Brexit, se mantiene la incertidumbre sobre sus efectos en ambos lados del divorcio.

El referendo sobre el Brexit en 2016 sirvió de catalizador de fuerzas políticas que se cocinaron en el Reino Unido por al menos tres décadas. El mapa de los resultados reflejó no solo el éxito de una narrativa populista, sino también la fractura económica regional de los británicos entre un sur rico y un norte rezagado, y la división social y generacional frente a Europa y la inmigración.

Ni hablar de regiones como Escocia, Irlanda del Norte y Londres queriendo permanecer en la UE, mientras el sur, centro y norte de Inglaterra votó por salir.

El gobierno del Reino Unido, no tan unido, bajo el mandato de Johnson le apuesta a manejar esta transición con una doble narrativa: la libertad y el repunte económico que debe traer el Brexit y un aumento del gasto y la inversión estatal en infraestructura y desarrollo regional para “nivelar” las desigualdades e inequidades dentro del país.

Las autoridades económicas británicas consideran que el “repunte del Brexit”, basado en el impulso a la confianza en la economía, las decisiones de inversión y creación de puestos y la liberación de las regulaciones de la Unión Europea, sería de alrededor de un 1 por ciento adicional del crecimiento. Por otro lado, los opositores resaltan la incertidumbre de las empresas ante las restricciones a las libertades de circulación, capitales y personas que traerá la salida del espacio europeo continental.

De hecho, un análisis del propio Gobierno, revelado a finales de 2018, estimaba que, a raíz del Brexit, el PIB de la economía del Reino Unido sería un 5 por ciento menor en los primeros años de la separación.

Si se tiene en cuenta que la Unión Europea representa casi la mitad de todas las exportaciones británicas, los impactos venideros en toda la economía serán severos.

El viernes anterior a las seis de la tarde arrancó un período de transición de 11 meses, en el que el gobierno de Londres y la UE tendrán que negociar la relación tras el divorcio. El Brexit rediseñará no sólo los intercambios comerciales entre ambas partes en cuanto a aranceles, cuotas, barreras y cadenas de suministro, sino también la seguridad, los datos, los servicios financieros, los estándares, la industria pesquera, entre otras.

Johnson tendrá que materializar pronto el “dividendo del Brexit”, las supuestas ganancias económicas, regulatorias y políticas para el Reino Unido de “liberarse” del control de Bruselas.

Los retos no son fáciles. Londres podría suavizar las regulaciones laborales, ambientales y fiscales para ciertos sectores y así dinamizar la economía. Pero, para mantener una entrada fácil al mercado europeo, la UE pedirá respetar las regulaciones más exigentes hoy establecidas. Este tipo de dilemas serán pan de cada día a partir de ahora.

En materia geopolítica, el Brexit aislará al Reino Unido, cuyo tamaño económico, peso militar e influencia diplomática es mucho menor en comparación con Estados Unidos, la Unión Europea y China. Por ejemplo, al permitir la participación del gigante chino Huawei en la red 5G, el gobierno británico pone a prueba la famosa “relación especial” con Estados Unidos, hoy gobernado por Donald Trump.

El Brexit ganó el referendo con una promesa simple: “retomar el control”. Sin embargo, son muchísimos los aspectos en los que, a partir de ahora, el Reino Unido no tendrá el control de antes.

*Internacionalista.

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