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Presidente de comisión de la verdad defendió la justicia transicional en la ONU

Ante el  Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el presidente de la Comisión de la Verdad de Colombia, Francisco de Roux se pronunció sobre los avances que ha tenido la justicia transicional para la reparación de las víctimas en el país.

«La justicia transicional es el instrumento de construcción de paz más completo, más dinámico y más esperanzador que tienen las víctimas del mundo y los pueblos que han sufrido la violación masiva de los derechos humanos en conflictos armados internos. Es hoy la mejor respuesta internacional a grandes tragedias bélicas contra el ser humano», afirmó de Roux.

Así mismo, manifestó que la paz tiene un presupuesto en dinero muy pequeño, comparado con el que se asigna a acciones militares y se mueve en las transacciones comerciales.

«Y sin embargo es la más sagrada y la más importante de las apuestas de las Naciones Unidas, porque incorpora a las víctimas del mundo, a la naturaleza como víctima y a las generaciones futuras que tienen derecho a convivir en dignidad», indicó.

También destacó que la paz entre el Estado y las FARC en Colombia gracias a la justicia transicional, ha traído al país cambios positivos, a pesar de todas las dificultades, con respecto a las víctimas, la verdad en la justicia transicional, la no repetición, la transición integral, el Consejo de Seguridad y la comunidad internacional.

Cabe resaltar que en el conflicto de Colombia, que duró cincuenta años, hasta noviembre de 2016, murieron cerca de 240 mil civiles y hay casi nueve millones (8.944.137) de víctimas reconocidas.

«En todos los países en transición, esta empieza con el cese al fuego del peace making y se desarrolla en el proceso largo y difícil del peace building, en el que los protagonistas más importantes son las víctimas. Con la justicia transicional, las víctimas no solo son reparadas, sino que son reconocidas como ciudadanos con plenitud de derechos políticos y sociales en sus países y en el mundo».

El presidente de la Comisión recalcó que la verdad se ha convertido en la puerta de entrada de la justicia transicional y base de la construcción colectiva de un futuro compartido en los países que dividió la guerra.

«Las víctimas participan en la sentencia y la pena no es de venganza, sino de restauración de víctimas y victimarios. Un ejemplo de esto en mi país es la sentencia pedida por las víctimas para los exguerrilleros que digan la verdad y reconozcan responsabilidad en el crimen de once diputados de una asamblea territorial. Los victimarios deben tener ocho años de libertad restringida y construir con sus manos un colegio para dos mil niños» explicó de Roux.

La segunda verdad que se intenta hallar es moral, histórica y social, explicó.

«Es una verdad sin intereses políticos ni económicos, que procura la mayor independencia posible y que no condena a nadie individualmente, pero establece responsabilidades de ética pública. Escucha también a los distintos actores del conflicto y contrasta opiniones e interpretaciones.No es una verdad para acrecentar señalamientos y odios, sino para superar las fracturas sociales desde la verdad dolorosa y liberadora», señaló.

Por último, de Roux citó la tercera verdad que intenta descubrir la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, la cual tiene como función acompañar a las familias en el hallazgo de los más de cien mil desaparecidos que los actores armados buscaban desaparecer sin dejar rastro alguno.

Tras los ejercicios de búsqueda de la verdad, también se quiere velar por la no repetición de estos actos, para dejar un legado de paz  en los grupos e instituciones del Estado, la sociedad civil y los actores que estuvieron en la guerra.

«Miles de comunidades en el mundo necesitan reconciliarse, para que los niños del futuro no tengan que pasar por las rivalidades violentas en que se vieron envueltos sus abuelos por causa del conflicto», recalcó.

Por último, de Roux destacó que ante la presencia de nuevos gobiernos que no firmaron el acuerdo de Estado y que no son claros en apoyar lo acordado, crean dudas sobre la transición puesta en marcha, generando así el recrudecimiento de la polarización.

«Afortunadamente, cuando el proceso de la transición integral está ya en manos de la sociedad, sobre todo de los jóvenes, nadie lo detiene, porque los pueblos no renuncian a la paz una vez que han probado el entusiasmo de vivir fuera del terror», concluyó.

Bogotá (Colprensa).

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