HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Regionalización de la inversión

Uno de los principales retos de la planeación es la regionalización de la inversión. El ejercicio de asignación debería conjugar dos criterios básicos. Uno, es la eficiencia, o el buen manejo de los recursos. Y el otro es la equidad, entendida como convergencia. Para que estos dos principios se cumplan es importante que haya una buena regionalización.

La eficiencia está directamente relacionada con proyectos estratégicos que superen los límites departamentales. El buen manejo tiene que ver con la pertinencia del proyecto, y con el uso adecuado de los dineros públicos.

Las inversiones deben tener como criterio básico la dimensión regional, de tal forma que los proyectos desencadenen círculos virtuosos endógenos. Desde Planeación Nacional se ha insistido en la necesidad de desarrollar inversiones de alcance estratégico. Después de la aprobación del Plan de Desarrollo se han ido organizando los proyectos incluidos en el Plan Plurianual de Inversiones, en función de los impactos que puedan tener sobre la región.

Los proyectos de carácter regional tienen ventajas intrínsecas, que crean condiciones favorables para que en un segundo momento se potencien las inversiones estrictamente locales. Por ejemplo, en lugar de invertir en parques aislados, es preferible destinar los recursos a mejorar las vías de acceso, de tal manera que el flujo de pasajeros y de carga genere el dinero necesario para construir, en un segundo momento, los parques locales.

Se ha cometido el error de dispersar los montos destinados a la inversión en proyectos aislados sin ningún impacto estratégico. Desde la perspectiva meso este tipo de obra puede ser ineficiente porque en su lugar se habrían podido realizar proyectos de mayor incidencia.

La equidad está ligada a la convergencia entre regiones. Este es un objetivo central del Plan de Desarrollo. La equidad se puede mirar desde diversos ángulos, pero el punto de llegada debería ser la aproximación en términos de calidad de vida. Se podría afirmar que hay equidad si las brechas se van reduciendo.

La vocación económica de las regiones es diferente. Y esta asimetría tiene que ser compatible con un mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes. No se trata de unificar la actividad económica de las regiones, sino de crear condiciones que permitan reducir las diferencias en los niveles de bienestar de los hogares. La inversión en las regiones más necesitadas es una condición indispensable para mejorar las condiciones de vida del conjunto de los hogares.

En el Caribe, entre 2023 y 2024, la inversión correspondiente al Presupuesto General de la Nación (no incluye regalías, ni el Sistema General de Participaciones, ni los recursos de las ciudades, ni la cooperación internacional) pasa de $15,1 billones a $20,6, con un aumento, en términos nominales, de 35,6%. En el Pacífico pasa de $10 billones a 13,2, con un crecimiento de 31,2%. En la región Andina sube de $22,6 a $27,3 (20,4%), en Orinoquía de $2,7 a $4,0 (47,7%), en Bogotá de $6,1 a $6,5 (6,7%), en Amazonía de $2,5 a $4,1 (61,7%).

En estos dos años se reduce la brecha. El crecimiento de los recursos de la Orinoquía y la Amazonía fue superior al de las otras regiones. Estos cambios todavía no son suficientes porque las diferencias continúan siendo notables, pero es importante continuar incrementando las transferencias hacia las zonas ricas en activos ambientales.

*Director del DNP, profesor de U. Nacional y Externado

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