HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Mi voto por Iván y Marta Lucía

No podemos ver los problemas colombianos desde la perspectiva de la crisis de los ideologismos, aunque algo hay de eso. Creo que hay que obrar con realismo. En el desarrollo de la campaña que concluye el papel de los intelectuales y los analistas debió ser el de separarse del lenguaje unívoco y estigmatizador, del que agita el pensamiento único y excluyente; pero, lamentablemente, no fue así.

Para enfrentar los complejos problemas de la coyuntura de Colombia debemos partir del reconocimiento de que hay una crisis profunda en el modelo político que nos rige y que se refleja en el funcionamiento irregular de los partidos políticos y en la forma de gobernar. Pero la solución no descansa en la destrucción del régimen republicano, sino en la necesidad de transformar la estructura del sistema político que tenemos sustrayéndolo de las garras de la corrupción, para lo cual es necesario depurar las reglas de funcionamiento del sistema representativo.

Nos encontramos en un momento parecido al que se vivió en los prolegómenos de la Constitución de 1991, y si estamos así fue porque algo no salió bien de ese proceso. Se acabaron los auxilios parlamentarios pero se adoptaron los cupos indicativos, no se adoptaron las listas únicas y se dejó un boquete muy amplio para la financiación privada de las campañas en las que se ha denunciado la presencia de dineros de variado origen. Por ello la ampliación de los espacios democráticos del país quedó distorsionado. Por ello uno de los mayores retos del nuevo gobierno será promover una reforma política de hondo calado.

Las elecciones del próximo 17 de junio serán decisivas para el futuro del país. Por ello nos duele que se haya empobrecido tanto el debate público con el lenguaje descalificador, cuando debió ubicarse en sus justos límites. . El debate electoral debió girar sobre las propuestas de los candidatos y no sobre estigmatizaciones. Tratar a Iván Duque de títere es no conocerlo. Su brújula y compromiso mayor es con la propuesta que les hizo a los colombianos que se recoge en su programa. Afirmar lo contrario no corresponde a la realidad y se soporta en prevenciones que solo alimentan los odios.

Al hacer un paralelo entre los programas de los aspirantes encuentro que la propuesta de Duque es más consistente en el manejo de la economía, en las políticas minero-ambientales, de salud, pensiones, educación, entre otras. En el programa de Petro no hay una propuesta de desarrollo coherente; se alimenta, en alguna medida, de lo que se conoce como objetivos del milenio que se acordó en el año 2000, que escasamente han cumplido algunos países. En su propuesta hay puntos en los que se confunden las consecuencias con las causas, como en el caso de la desigualdad y la pobreza. Pero ese es un diagnóstico.

En muchos de los planteamientos de Petro recogen aspiraciones ideales con los cuales resulta difícil estar en desacuerdo, pero no son realistas y no resultan viables desde el punto de vista fiscal. Eso es lo que se conoce como populismo.

ExDefensor del Pueblo

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más