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Migrantes del ‘Aquarius’ llegaron a ‘tierra firme’

A las 02H30 GMT de ayer los voluntarios ya estaban desplegados para recibir a los tres barcos que finalizaban un periplo de 1.500 km de navegación con los migrantes a bordo, en un muelle del puerto de Valencia (este) reservado para cruceros.

Cansados pero muy ilusionados. Así han visto a los migrantes rescatados por el «Aquarius» los más de mil voluntarios de la Cruz Roja que se movilizaron desde toda España para darles apoyo ayer en Valencia.

 

«Están bastante felices de haber llegado a puerto, bastante ilusionados y esperanzados, también se les ve cansados, pero lo primero gana a lo segundo», señala a la AFP Carmen Moreno, llegada desde Andalucía (sur) para aportar su granito de arena.

Delgada y de largo pelo rubio, Moreno integra el ejército de voluntarios de Cruz Roja que participaron en el amplio dispositivo para recibir a los 630 migrantes rescatados por el buque humanitario «Aquarius» una semana atrás frente a las costas de Libia.

A las 02H30 GMT del domingo, los voluntarios ya estaban desplegados para recibir a los tres barcos que finalizaban un periplo de 1.500 km de navegación con los migrantes a bordo, en un muelle del puerto de Valencia (este) reservado para cruceros.

Una labor que les tomaría la mayor parte del día.

En el campamento erigido en el muelle se alineaban decenas de patrullas de policía, ambulancias, vehículos de la Cruz Roja, autobuses para trasladar a los migrantes. Todos los recursos concentrados en una zona vedada a la prensa y a los curiosos, para preservar la privacidad de los recién llegados.

Moreno se ocupó de recibir en tierra a los migrantes y acompañarlos a uno de los dos «circuitos», explica la doctora durante una pausa para comer después de atracar el navío italiano «Dattilo» y antes de que llegara el «Aquarius».

El «circuito verde», para las personas saludables, lleva directamente a la entrevista con la policía, que toma los datos y luego en autobús a algún albergue provisional.

El «rojo» se reserva para los niños, las mujeres embarazadas o los adultos necesitados de asistencia sanitaria en el lugar o para ser derivados a un hospital. Una vez estabilizados, irán al refugio.

En el «Dattilo», por suerte, «el estado de salud en general ha sido bueno», se congratuló Moreno, también a cargo de entregarles a los migrantes un kit con ropa, toalla, productos de higiene, peine, cepillo de dientes, y en muchos casos zapatos.

«Llegan sin zapatos y sin calcetines. Los necesitan porque hay un camino largo desde el barco hasta las carpas», afirmó. Y mucha agua, porque aunque la operación comenzó al despuntar el alba, continuó bajo un inclemente sol.

La joven voluntaria valenciana Hanan El Ayadi se encargó de llevar a las personas a los autobuses destinados a los refugios temporales.

«Nos hablan y nos cuentas sus experiencia», señala El Ayadi. Por ejemplo, acompañó a un niño de Sudán con quien estuvo hablando de fútbol. «Me dijo que se conocía todo el equipo del Arsenal», destaca. 

Además de contar con un ejército de medio millar de intérpretes para hacerse entender, los migrantes recibieron el apoyo de religiosos.

«Me acerqué a un joven que me enseñó la cruz», cuenta el hermano Pascal, que vino con otros domínicos del Monasterio de Navalón, a unos 70 km al sur de Valencia.

El adolescente eritreo le contó que había sobrevivido dos años en Libia, con la ayuda de un amigo, hasta que ambos lograron embarcarse hacia Europa y terminaron rescatados por el «Aquarius».

Cansados pero satisfechos, los voluntarios afirman que su labor no hace más que empezar este domingo.

«No finaliza nunca. Los migrantes pasan a las casas de acogida o centros de estancia temporal, y se sigue haciendo trabajo con ellos. Luego vendrá la ayuda social o para que consigan asilo», agrega Moreno.

VALENCIA AFP

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