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El Presidente más joven de la historia de Colombia

Por

ARGEMIRO PIÑEROS MORENO

El abogado bogotano Iván Duque Márquez, junto con su esposa María Juliana Ruiz y sus tres hijos: Luciana, Matías y Eloísa, ocupará desde el próximo 7 de agosto la Casa de Nariño. Un lugar al que llegó este domingo tras vencer a Gustavo Petro en segunda vuelta con dos marcas históricas: una votación de más de 10,3 millones de votos y 41 años de edad –el próximo primero de agosto cumple 42–, que lo convierten en el presidente más joven que ha tenido el país.

Uno de sus mentores, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, hace cuatro años, en julio de 2014, cuando arrancó el proyecto político del Centro Democrático en el Congreso de la República, seguramente no se imaginó que su compañero de silla se convertiría en el nuevo presidente de la República.

Mientras que Uribe era el del discurso político duro y frentero, el entonces senador Duque, a su lado, era la voz crítica en materia económica, una voz que puso a patinar al ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, y al director de Planeación Nacional, Simón Gaviria, en temas como las reformas tributarias, el Plan de Desarrollo y la controvertida venta de Isagén, entre otros.

Ese estilo lo lleva en la sangre: su madre es Juliana Márquez y su padre, su primer mentor, fue Iván Duque Escobar, un veterano dirigente que estuvo en la arena política toda su vida, en la cual se cruzó en muchos momentos con Álvaro Uribe Vélez. Duque papá fue gobernador de Antioquia, ministro de Desarrollo (hoy Ministerio de Comercio, Industria y Turismo), ministro de Minas y Registrador Nacional.

Es ahí donde Iván Duque Márquez comenzó a construir su experiencia en la vida pública y administrativa, esa que reforzó con su formación profesional de abogado, egresado de la Universidad Sergio Arboleda, conocimientos a los que agregó estudios en Finanzas y Administración Pública y Derecho Internacional en American University y George Town University, en los Estados Unidos.

Pero fue en la CAF en 1999 (antigua Corporación Andina de Fomento hoy Banco de Desarrollo de América Latina), en donde arrancó su vida laboral en los asuntos de Estado. Luego, ya en Colombia, estuvo en el Ministerio de Hacienda, de donde saltó al Banco Interamericano de Desarrollo y también a la ONU. Además, durante el gobierno de Álvaro Uribe, se desempeñó como asesor.

Esto marcó su pasó de lo público a lo político, en donde se abrió camino en el Senado, un escenario en el que se destacó por ser –según algunas voces en el Congreso de la República– un moderno Víctor Renán Barco, el senador que por muchos años puso los ‘puntos a las íes’ en las reformas económicas.

Y fue ahí, en los temas económicos y haciendo oposición, donde consolidó su estilo conciliador, el cual mostró a lo largo de la campaña, desde que empezó a aspirar al interior del Centro Democrático, luego en la consulta interna y las dos vueltas presidenciales.

“Ejercer la oposición en temas económicos implica no tanto referirse a la palabra oposición sino a la palabra proposición, donde haya siempre una crítica tiene que ir de la mano una propuesta para mejorar la circunstancia que uno está cuestionando”, dijo pocos meses después de arrancar su tarea como senador, momento en que ya incluso le hablaba duro al gobierno de Juan Manuel Santos.

 “En temas como la ley de presupuesto y la reforma tributaria, el Gobierno fue muy terco y quiso sacar adelante un presupuesto desfinanciado sin hacer recorte al gasto público y luego trajo una reforma tributaria para tapar un hueco fiscal de 12.5 billones de pesos”, comentó en diciembre de 2014 el senador Duque.

Ese estilo, esa forma de ser, han llevado a que la imagen que tienen de él amigos y detractores sea la de un hombre concertador, propositivo y de decisiones.

 “Él representa una nueva generación de colombianos que tienen ira, justa ira contra la corrupción y contra la politiquería”, asegura Álvaro Uribe al hablar de cómo es Iván Duque, de quien complementó que “tiene una mezcla muy difícil en la política que es la de la firmeza, la decencia y la calidad humana (…) Además, se ha visto que es un hombre de estudio, de debate, pero no es de peleas como yo”.

Su fórmula vicepresidencial y quien sería su compañera en el poder, Marta Lucía Ramírez, le lleva 22 años de edad. Ella asegura que la identidad entre ambos ha ido creciendo rápidamente y va por buen camino. “Iván Duque y yo somos un complemento muy valioso, él tiene conocimientos en temas en los que yo no, pero lo importante es poner todo al servicio de una causa común que es la transformación de Colombia, transformar este país en un lugar seguro, educado, que sea emprendedor, que sea justo, que sea incluyente. Aquí hay conocimientos de ambos, experiencias de los dos en distintos campos y la sensación de que somos un equipo imbatible”.

En cuanto a su juventud, esta fue blanco de críticas durante toda la campaña, pero también –ahora que está en la Presidencia– lo convierte en el Macron latinoamericano (Emmanuel Macron es el actual presidente de Francia y tiene 40 años).

Contra su edad lanzó dardos el que fuera el candidato fuerte, Germán Vargas Lleras, quien dijo: “me parece buen muchacho, inteligente, pero muy pollo, sin experiencia para manejar las difíciles circunstancias que se están viviendo en Colombia”.

Incluso, en abril pasado y en pleno fragor de la campaña, Humberto de la Calle dio una definición muy particular, cuando dijo que “el señor Iván Duque es un salto al pasado: elimina la Corte Constitucional, castiga la dosis mínima, revive Agro Ingreso Seguro como política agraria y destruye el Acuerdo que le puso fin al conflicto. No es más que un buen muchacho”.

Pero la mejor frase de quién es Iván Duque Márquez, la dio él mismo en una entrevista a Colprensa en enero pasado: “yo, más que un pollo, soy un gallo joven”.

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