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Mané gana el duelo de estrellas del Senegal-Polonia

Sadio Mané, la bala del Liverpool, frente a Robert Lewandowski, el ‘killer’ del Bayern Múnich. Anunciado como un duelo apasionante, el senegalés ganó la partida al polaco, al estar implicado en el primer gol de su equipo, que venció 2-1.

Miembro del trío infernal del Liverpool, junto con el egipcio Mohamed Salah y el brasileño Firminho, Sané marcó diez goles en la Liga de Campeones, tantos como en la Premier League, en una edición en la que su equipo alcanzó la final (derrota ante el Real Madrid).

A la inversa, Lewandowski bloqueó su cuenta a cinco goles en Champions, sumando 30 en Bundesliga. Y no fue decisivo en el momento clave, en semifinales ante el Real Madrid.

Este martes en Moscú fue el pequeño Mané, que llegó a Europa gracias al Metz, el que fue decisivo en la apertura del marcador.

Mbaye Niang le ganó un duelo aéreo a Lukasz Piszczek. La bola pasó por las botas de Mané, que con serenidad encontró a Idrissa Gueye, cuyo disparo sin convicción lo tocó Thiago Cionek para descolocar al arquero Wojciech Szczesny.

En los minutos iniciales, Mané no tuvo protagonismo, partiendo desde la izquierda, donde se encontraba al rugoso lateral del Borussia Dortmund Lukasz Piszczek. Según pasaron los minutos, centró su posición y se asoció con sus compañeros, ofreciendo gran serenidad y clarividencia al juego de su equipo.

 

Lewandowski, mudo y enfadado

¿Y Lewandowski? El goleador del Bayern Múnich, de 29 años, fue muy bien sujetado por la ordenada defensa africana. En muchas ocasiones se le vio aislado y molesto por la falta de precisión y de ‘timing’ de sus compañeros a la hora de leer sus desmarques.

Su primer tiro llegó a los 24 minutos, a la media vuelta desde unos 16 metros. Sin potencia y fuera de la portería.

La mejor ocasión del tres veces máximo goleador de la Bundesliga llegó en el 49. Visto que el mediocampo no le servía en condiciones, bajó unos metros, recuperó el balón y metió la directa. Únicamente Salif Sane, que vio la amarilla, fue capaz de pararlo cuando se plantaba solo en el área.

El propio Lewandowski se ocupó del lanzamiento de falta, pero el arquero Khadim Ndiaye le respondió con una palomita y un despeje de puños.

Cuando el árbitro pitó el final, Sadio Mané se sentó tranquilo y sonriente en el césped para disfrutar del triunfo.

Lewandowski, por su parte, acudió a saludar a su pareja, que intentó consolarle con un beso.

 

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