HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Gran derrota

Ignorar una realidad no produce el efecto de desaparecerla. Esta es una idea que debe ser clara para toda la clase política tradicional de Barranquilla y del departamento del Atlántico. En la elección presidencial del 17 de junio, los dueños del poder político de esta ciudad y del departamento fueron duramente derrotados porque Petro ganó en estos dos lugares de manera significativa, con el 54,43% de los votos en Barranquilla y con 54,96% en el departamento. Además, la polarización fue muy alta porque el voto en blanco fue solo de un poco más del 2%, muy bajo, la mitad del obtenido a nivel nacional. No les valieron sus maquinarias, siempre muy bien aceitadas con los millones de pesos que han asignado históricamente para lograr el triunfo de sus candidatos. Lo importante de este resultado es que implica varios cambios fundamentales en el ejercicio político, no solo de aquellos que siguen esta carrera, sino de la población en general. 

Ese pueblo de esta parte del país, siempre manipulado con limosnas por los barones electorales, se despertó y tomó sus propias decisiones. Haber logrado semejante triunfo como es derrotar a los gamonales dueños de todo durante tanto tiempo, es el mejor estímulo que podía recibir una gran parte de esta sociedad.

Adicionalmente, el mensaje más contundente consiste en que los pobres y las reducidas clases medias se rebelaron y decidieron no contentarse con lo poco que recibían y ahora sí reclaman sus derechos a una vida digna. Las consecuencias de esta realidad van dirigidas a todos aquellos que han tomado decisiones sobre sus vidas tanto en el sector público como en el privado. No se trata de dádivas generosas para atender sus necesidades, del tinto del fin de semana cuando les ofrecen cualquier puesto. Se trata de solicitar o mejor aún de exigir, que se les dé lo que por la Constitución de 1991 tienen, tanto derecho como aquellos que sí los disfrutan porque están en el poder.

Este llamado no es solo para los viejos clanes que han manejado la política en esta parte del país; también es para Gustavo Petro y sus seguidores, nada menos que más de 8 millones de colombianos, que han generado esas expectativas que estaban muertas. Es una tremenda responsabilidad que deben asumir los que quieran seguir liderando la política local. Haber despertado del letargo del clientelismo tradicional es el principio de una transformación muy profunda que no será satisfecha con promesas falsas, es decir ni con populismo de derecha ni de izquierda. Por ello no reconocer esta realidad sería un profundo error que puede exacerbar conciencias y generar descontentos generalizados no solo en los gobiernos locales sino frente a viejos y nuevos liderazgos políticos. Tanto al próximo gobierno como a la oposición, les toca responder adecuadamente a este nuevo escenario político que para bien de todos se presenta claramente en este departamento y en su capital, ejemplo clásico de la vieja forma de hacer política. 

ExMinistra de Estado

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