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Del dicho al hecho, el estilo que impondrá el Presidente Duque

En su primera semana como presidente electo, Iván Duque ratificó el estilo que había mostrado en la campaña: ser concertador, aunque pretendió ir más allá y mostrar que su poder lo podía empezar a mostrar desde ya, algo que hizo con la puja por las mayorías políticas en el Congreso de la República./Colprensa

Pasada la elección presidencial, viene ahora el momento de los retos y del cumplimiento para el nuevo presidente de la República, Iván Duque Márquez, quien tiene una agenda cargada de promesas que le llevaron a conseguir hace una semana un poco más de 10.3 millones de votos, algo nunca alcanzado por un mandatario colombiano.

 

En su primera semana como presidente electo, Duque ratificó el estilo que había mostrado en la campaña: ser concertador, aunque pretendió ir más allá y mostrar que su poder lo podía empezar a mostrar desde ya, algo que hizo con la puja por las mayorías políticas en el Congreso de la República.

Dicha puja inició el mismo lunes, cuando en el Senado su partido, el Centro Democrático, y otros sectores que le son afines, se opusieron al trámite de la ley que reglamenta la Justicia Especial de Paz, todo porque supuestamente se debe esperar a que la Corte Constitucional haga su fallo sobre la legalidad de la ley estatutaria de la JEP.

Para el analista Andrés Fandiño, es claro que el presidente Duque espera cumplir lo prometido en la campaña, entre lo que está el tema de reformar los acuerdos de paz. “Se debe recordar mil y millones de veces que la JEP no es para las Farc, es para que se haga justicia con las víctimas, pero el gobierno de Duque buscará modificarla a toda costa”, sostuvo.

Y ese objetivo por poco lo logra esta semana. Duque, en declaraciones a medios en su primera rueda de prensa como presidente electo, fue claro en decir que mientras que la Corte Constitucional no se pronunciara sobre la ley reglamentaria era mejor aplazar su trámite, pero esa respuesta llegó más rápido de lo esperado.

En la reunión con el presidente saliente Juan Manuel Santos, este le puso al teléfono con el presidente de ese máximo tribunal, Alejandro Linares, quien le aclaró que la ley –que ya fue aprobada en la Cámara de Representantes y está en proceso en el Senado de la República– se tramita como ley ordinaria y que desarrolla uno de los artículos del Acto Legislativo del 2017, con el que se creó la JEP, norma que ya fue aprobada por la Corte.

Tanto en privado como en un comunicado de la Corte Constitucional, el magistrado manifestó que los códigos de procedimiento de las distintas jurisdicciones no dependen de la ley estatutaria de la administración de justicia, según está consagrado en la ley 270 de 1996.

Para el analista Fandiño, es claro que por ahora Duque no logró las mayorías, pero será diferente después del 20 de julio cuando se posesione el nuevo Congreso de la República. Advierte, eso sí, que las reformas por más que tengan las mayorías no serán fáciles de tramitar, porque en el caso de la mayoría de las normas de los acuerdos de paz son reformas constitucionales y ahora, sin fast track (mecanismo legislativo que recortó los tiempos de trámite), deben cumplir sus ocho debates, lo que implica al menos un año de discusión en el Congreso.

La senadora Claudia López incluso tiene una visión muy particular de lo que en materia de los acuerdos quiere hacer el mandatario entrante. “Lo que vimos esta semana es la paz de Duque, quiere cambiar lo logrado en materia de paz e imponerse desde ya en el Congreso”.

Por otro lado, según el académico Carlos Eduardo Rodríguez, el presidente Duque debe lograr ser muy eficiente en la ejecución de su estrategia en sectores como la educación y la salud.

Recuerda Rodríguez que en estos sectores es en donde la oposición, especialmente la que liderará el excandidato Gustavo Petro, podrá ser más actuante y recuerda que los sindicatos y sectores como Fecode, estuvieron con él.

“Son temas que son más sensibles a los colombianos. Ahí es en donde le presidente Duque deberá saber actuar prontamente”, señala Rodríguez, quien asegura además que Duque deberá llegar a solucionar “chicharrones” que le deja el actual gobierno, como el decreto de calidad para las instituciones universitarias privadas, la cartera del Icetex, entre otros.

El representante a la Cámara, Edward Rodríguez, sostiene que el presidente Duque debe lograr articular un buen gobierno para que los primeros cien días de mandato, los cuales se estarán cumpliendo en noviembre, muestren que sus propuestas se están empezando a consolidar.

A corto plazo, en el tema de seguridad, el nuevo mandatario podrá mostrar que su discurso de mano tendida para negociar con la delincuencia organizada se puede hacer sin darles beneficios especiales, como pasó con las Farc. En tal sentido, se prevé que el sometimiento a la justicia de las bandas criminales se podría empezar a ver antes de finalizar el año.

Si bien esta ley para que las bacrim se acojan al sometimiento a la justicia la tramitó el gobierno Santos, la misma se logró aprobar en esta última semana con el apoyo del uribismo. La norma señala que será para la entrega que se haga de forma colectiva, que tendrán una rebaja del 50% de la pena en sus delitos y hasta de un 30% si cometieron delitos de lesa humanidad.

Por todo esto, para muchos, el adagio popular que dice que “del dicho al hecho hay mucho trecho”, no aplicaría para el presidente entrante Iván Duque, quien empezó desde ya –antes de posesionarse– algunas de sus acciones.

COALICIÓN DE GOBIERNO MUY FORTALECIDA

Así las cosas, en el mapa legislativo del país la derecha está fortalecida, teniendo el 80% del Congreso de la República, que en su mayoría se unió a Duque luego de su victoria en las votaciones de primera vuelta. No obstante, la izquierda tampoco perdió en la jornada electoral y –coinciden los expertos– salió fortalecida con Gustavo Petro liderando ahora la oposición desde el Senado de la República.

Las cuentas mayoritarias de la derecha en el Congreso inician por la bancada del Centro Democrático, el partido del presidente electo, continuando con  las curules de los  partidos Liberal y Conservador, que anunciaron serían parte de la coalición antes de la victoria definitiva de Duque. Cambio Radial y el Partido de la U, pese a que llegaron fraccionados a esta unión, también  harán parte de esta fuerza de derecha, al igual que  las colectividades Mira y Colombia Justa y Libre, que representan a los cristianos.

La izquierda, cuyo jefe natural es ahora Gustavo Petro gracias al respaldo de más de 8 millones de colombianos que le dieron su voto en la segunda vuelta, estará apoyada en el Congreso por los senadores de la ‘Lista de los decentes’, las mayorías del Polo Democrático, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) y los senadores indígenas, así como los representantes de las negritudes.

La Alianza Verde, pese a que algunos de sus miembros más representativos optaron por apoyar a Gustavo Petro, quedó como símbolo del centro político, que en campaña fue liderado por el candidato Sergio Fajardo y en cierta medida por Humberto de la Calle, excandidato del Partido Liberal, quien decidió retirarse del ámbito político.

Mauricio Jaramillo, experto en política y docente de la Universidad del Rosario, señala que la coalición de Duque de derecha, pese a que todo indica que quedó fortalecida, tendría una gran dificultad durante el legislativo que empieza a regir desde este 20 de julio: los consensos alrededor de temas cruciales en términos de economía, salud, la OTAN, la política exterior, entre otros.

“Una cosa es hallar consensos contra Gustavo Petro y otra cosa es hacer consensos para impuestos, para el tema de la paz, para el tema de la OTAN, para el tema de política exterior, para el  tema de la salud. Entonces, creo que ese es el gran reto más allá de esa aparente ventaja inobjetable que ellos tienen”, agrega Jaramillo. 

Otro punto de diferencia entre ambas fuerzas políticas es el tema de relaciones exteriores. De acuerdo a la tesis de Jaramillo, porque la izquierda promueve las relaciones con América Latina, mientras que la derecha  habla de ser pragmáticos y acercarnos a Estados Unidos, equiparar la política exterior con la política comercial.

 “Hay dos visiones de Estado muy diferentes  e incompatibles y eso es lo bonito de la democracia. Unos van a estar gobernando y otros van a ser el gobierno en la sombra, van a hacer control político, visibilidad, haciéndoles debates, pero aquí la frontera está muy clara ideológicamente entre izquierda y derecha”, añade.

En cuanto al centro político, el académico dice que ambos candidatos en campaña trataron de acercarse un poco más al centro. “En parte por la mojigatería colombiana y el miedo a reivindicar una ideología. Petro es de izquierda y Duque es derecha”.

Claudia Dangond, docente de ciencias políticas de la Universidad Javeriana, sostiene en este sentido que lo que se llama centro no es más que la muestra de que el país cambió y no quiere más de lo mismo: corruptela, politiquería, no comunicación con la ciudadanía, sino todo lo contrario.

Es así como, según la experta, luego de la jornada electoral quedó fortalecida la posición de la ciudadanía que está exigiendo una mayor cercanía con el poder, rendición de cuentas, eficiencia, transparencia y no abusos, que es de lo que la gente está aburrida. “Es allí donde se sitúan lo que llaman de centro, pero no es que sea un centro porque allí uno encuentra de todo, uno encuentra  gente más a la derecha, a la izquierda, indefinida, que lo que buscan es otro tipo de solución  a las necesidades, que no van ni de un lado ni del otro”, agrega.

Según Dangond, el reto de todos, tanto de la izquierda como de la derecha y de los que se sitúan en el centro, es demostrar que se está trabajando en clave de servicio y no de satisfacer intereses propios para poder acercar y no seguir dividiendo.

Jorge Yarce Tamayo, analista político y docente de la Universidad Central, opina que lo que se ha construido en Colombia es un Estado de polarización absoluta, con unos extremos muy marcados, pese a que en temas ideológicos tengan dificultades a la hora de definirse.

 “Como buenos países caribeños, tenemos una mezcla de ideología y de concesiones de las extremas marcadas en el entorno político. Sin embargo, más allá de definir si caben o no en las tipologías clásicas de derecha o izquierda, sí podemos establecer que tenemos dos polos definidos y extremos”, señala.

Yarce agrega que sobrevivir en el panorama político para la derecha es –por primera vez– una prioridad, teniendo en cuenta lo cerca que estuvo la izquierda de llegar al poder. “Esto significa que la derecha ha perdido  gran cantidad de terreno en el debate público y se lo cedió a la izquierda, una izquierda que tras la segunda vuelta se declaró victoriosa por haber alcanzado un votación tan extraordinaria”.

De acuerdo con el experto, el discurso que se avecina para los próximos 4 años es de resistencia y de rechazo, “no tanto en lo político, sino en lo público (…) Habrá manifestaciones populares de movilización ciudadana para hacer resistencia como ellos (izquierda)  lo han denominado”.

“El centro es una postura circunstancial. Existe en el pueblo, más no en la dirigencia. Existe en el pueblo porque es aquel que está indeciso, que no encuentra una representación con absoluta totalidad  en los programas de un extremo o del otro. En la clase dirigente, es una cosa circunstancial porque acuden al centro cuando sus discursos de extrema no pueden capturar más potencial electoral. En este sentido, el centro político no existe en Colombia”, concluye Yarce Tamayo./Colprensa

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