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Mario Fernandes, el brasileño que prefirió jugar para Rusia

Mario Fernandes, que llegó a disputar un amistoso con la camiseta de Brasil en 2014, jugará el sábado en Sochi los cuartos de final del Mundial… con Rusia. Un país en el que «se convirtió en otra persona», después de haber llegado a superar una depresión en su país de nacimiento.

El único partido de este Mundial en el que no ha sido titular fue contra Uruguay (derrota rusa 3-0), cuando los anfitriones estaban ya clasificados para octavos. Su suplente, Igor Smolnikov, apenas estuvo en el campo 36 minutos, hasta que vio una tarjeta roja.

En apenas nueve partidos como internacional, Mario Fernandes, de 27 años y con una habilidad técnica inusual en su actual selección, se ha convertido en un hombre indispensable para Rusia, con quien jugará el sábado contra Croacia en busca de las semifinales.

Contra España, en los octavos de final, Fernandes hizo «uno de los mejores partidos de su carrera», según llegó a afirmar el diario ruso Sport Express.

Jugador del CSKA Moscú desde 2012, el destino de Mario Fernandes podría haber sido muy diferente con Brasil, país en el que nació en 1990 en Sao Caetano, en la periferia de Sao Paulo.

Con la Seleçao estrenó su carrera como internacional con motivo de un partido amistoso ganado por el gigante sudamericano (4-0) en octubre de 2014 ante Japón.

Fue su único partido con el equipo brasileño. Le costó todavía un año y medio conseguir la nacionalidad rusa, pero pudo dar el paso y debutó en 2017 con el equipo de Stanislav Cherchesov.

«Rusia ha cambiado su vida. Dice que su decisión de venir a Rusia fue la mejor de su vida (…), que encontró su lugar en el mundo», afirmaba la pasada semana el hermano de Mario Fernandes, citado por la prensa rusa.

 

Para comprenderle hay que remontarse a los inicios de la carrera brasileña de Mario Fernandes. En marzo de 2009, unas semanas después de haber sido traspasado de su club formador al Gremio de Porto Alegre por un millón de dólares, el jugador de 18 años… desapareció.

 

«BEBÍA MUCHO»

Fueron necesarios cuatro días de búsqueda antes de poder localizar a Mario Fernandes en casa de un tío suyo, a 1.000 kilómetros de Porto Alegre. El joven jugador no había resistido la presión que rodeó su traspaso y fue incluso hospitalizado durante un mes, siendo tratado por una depresión.

 

«Quería únicamente volver a casa. Sinceramente, no me gusta mucho hablar de este tema pero diré una cosa: no es divertido», declaró después el jugador ruso, que suele ser reticente a hablar con la prensa.

 

En 2011 también tuvo problemas: seleccionado por Brasil para un amistoso ante Argentina, el lateral derecho no se presentó nunca en el aeropuerto. «No se sentía cómodo con la idea de jugar en el equipo nacional», justificó entonces su agente, Jorge Machado, aludiendo a «problemas personales».

En el CSKA, Mario Fernandes se ha impuesto como el mejor lateral derecho del campeonato ruso, pero se convirtió sobre todo «en otra persona», como explicó en octubre de 2015 a la web Championat.com.

«En Brasil bebía mucho, pasaba la noche en la discoteca, me perdía entrenamientos. Pero al llegar a Moscú supe que había una iglesia brasileña. La gente me ayudó mucho allí y cambié rápidamente», cuenta.

 

Con apenas unos partidos en este Mundial, la mirada de los rusos hacia Mario Fernandes ha cambiado también.

«Antes del torneo muchos se preguntaban por qué necesitábamos nacionalizarle si ni siquiera habla ruso. Es poco probable que esa cuestión alguien se la pueda hacer ahora», subrayaba este jueves Sport Express.

 

 

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