HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Reelecciones no muy afortunadas

Menos mal que la reelección presidencial ya no existe en la vida constitucional colombiana. Ahora Duque y el país se deben concentrar en los temas inaplazables como agenda de cuatro años, en un territorio confundido y contradictorio, con muchos problemas políticos, económicos, sociales delicados y con la sesera de soluciones oficiales aparentemente agotada. Recordemos la historia. En Colombia no han sido muy afortunadas las reelecciones presidenciales. En el siglo XIX, ya formados los partidos liberal y conservador, hubo tres: las de Murillo Toro, Tomás Cipriano de Mosquera y Rafael Núñez.

En el siglo XX se dio únicamente la de López Pumarejo. En su primer periodo hizo un gobierno progresista e innovador. Pero su segundo mandato fue frustrante. La Revolución en Marcha de su primer gobierno se vino abajo con su lastimosa reelección en 1942. Hasta un burdo intento de golpe militar tuvo que soportar, el que no se cristalizó gracias a la torpeza del oscuro coronel que se enredó en sus polainas. López reelecto, tiró la toalla al sonar la campana del tercer año de su segundo cuatrienio. Escándalos propiciados por sus vástagos, constituyeron el principal expediente para su retiro.

En 1957 Rojas Pinilla, cuatro años después de su golpe de Estado, buscó la reelección. Tenía una Constituyente de bolsillo para hacerlo. Pero el golpe civil de opinión lo dejó fuera de combate. En 1970 quiso volver a través de elección popular al poder. Mas unos controvertidos resultados electorales impidieron que el país cayera en manos de su populismo pernicioso.Carlos Lleras intentó dos veces la reelección. Primero se le atravesó López Michelsen, su antiguo canciller. Luego Turbay Ayala. López, también quiso repetir cuatrienio en 1982, siendo derrotado por Belisario Betancur. Así se le malograron sus sueños de burgués revolucionario. Álvaro Uribe fue el primer mandatario reelecto de este siglo. Muy buena gestión en su primer gobierno. Rescató un país que estaba en manos de la subversión. Manejó con acierto la economía. Recuperó la confianza de una sociedad que parecía inviable. Pero su segundo período no fue tan afortunado. El cambio del “articulito” para legitimar la reelección fue un error político. Nuevamente se comprueba aquello de que es más fácil ser historiador que profeta.

Santos operó en contravía de Uribe. Percatado de que su primer cuatrienio fue frustrante, aspiró a corregirlo con una segunda oportunidad. En ambos le fue mal. La corrupción, el clientelismo y la mermelada infectaron al país. Deja una economía en convalecencia. Todas las encuestas de opinión “lo rajan”. Su bandera de paz con las Farc, la deja llena de rotos y contradicciones. Dividió al país, con abusivo maniqueísmo, entre amigos y enemigos de la paz. Con su reelección se comprobó aquello de que nunca segundas partes fueron buenas, máxime cuando la primera fue mediocre…El país ya escogió su mandatario sin la provocadora tentación de la reelección. Habrá, posiblemente, más estabilidad institucional, con un mandatario moderno y transparente, que por supuesto no se librará de un opositor agresivo. Pero con la seguridad de que no se repetirá la discutida experiencia de la reelección, en buena hora muerta constitucionalmente….

*Internacionalista

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