HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Drogas, paz, oposición

Treinta y dos años después la experiencia del gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) y el de César Gaviria (1990-1994) constituye un punto de referencia que no puede pasar desapercibido.

Como lo dije en otra columna el gobierno de Iván Duque recibe, al igual que el de Barco, un proceso de paz en crisis. Tanto es así que prácticamente al otro día de su elección tuvo que ocuparse de uno de los temas más complejos y más importante del Acuerdo final con las Farc, el tema de la JEP. Ello le tomó varios días durante los cuales Congreso, Presidente, Cortes, Organismos de Control, estuvieron involucrados. Nada fácil. Y con la Comunidad Internacional muy pendiente de lo que está ocurriendo ahora y lo que podría pasar en el futuro. En el caso de Barco la crisis era aún mayor. Había un Acuerdo. No desmovilización ni entrega de armas, pero sí un partido político, la Unión Patriótica, con curules en el Congreso y en otras corporaciones obtenidas por la vía del voto y no concedidas graciosamente. A mediados de su mandato Barco propuso una nueva iniciativa de paz que tuvo éxito con el M-19 y bien pronto con otros grupos, tarea que consolidó muy bien el presidente Gaviria.

Por supuesto, la presencia de la Unión Patriótica en el Congreso, mayor que la que tendrá ahora la Farc, hacía inevitable que los gobiernos de la coalición bipartidista producto del Frente Nacional dieran paso al esquema Gobierno-Partidos de oposición que me correspondió introducir como Ministro de Gobierno. Era inescapable que la Unión Patriótica hiciera oposición, esa era su vocación. Y era aconsejable que el Partido Conservador, también, hiciera oposición. Infortunadamente sus dirigentes no entendieron ese papel histórico clave en ese momento.

Y, no obstante, la evidente buena disposición del gobierno Barco ante el papel legítimo que estas dos fuerzas políticas debían jugar, diversos factores que no es del caso recordar no permitieron que el experimento funcionara a cabalidad aunque el presidente Barco, pese muchísimas presiones, lo mantuvo hasta el final. Es un paréntesis muy significativo en la historia de la conformación de los gobiernos en Colombia.

El segundo tema que hace relevante la experiencia de hace más de tres décadas: el papel de los partidos de oposición. La Farc no logró que se conformara el gobierno de transición que tantas veces propuso y que no encontró eco alguno en la opinión pública, que la habría eximido de jugar el papel de oposición al sistema que tiene que jugar ahora. ¿Acaso en cabeza de Petro, a quien tantas veces han descalificado? La Unión Patriótica jugó el papel de oposición parlamentaria a cabalidad. El Partido Conservador, a regañadientes. Perdió una oportunidad histórica. Hoy existe un Estatuto de Oposición. Habrá, como entonces, dos oposiciones: una al gobierno de Duque y otra al sistema político, económico y social. Ojalá esta última no monopolice la oposición.

El otro tema es el de la política antidrogas ilícitas. El nuevo gobierno haría bien en repasar los discursos de Barco sobre el tema en Colombia, en Naciones Unidas y en Londres. Al parecer estamos en las mismas si no en una situación mucho peor.

Las relaciones con Estados Unidos que ya el presidente electo inició tienen mucho que aprender de lo que entonces ocurrió. Siempre buena voluntad para alcanzar el éxito.

*ExMinistro de Estado

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