Municipio y desarrollo

En los municipios es donde deben darse las grandes soluciones, en la certeza que si no hay para ellos soluciones como célula básica, primera, esencial y fundamental de nuestra democracia, no hay solución departamental, regional ni nacional, por lo que debe ser deber ineludible pensar globalmente y actuar localmente, debido a que lo global no quita lo local y por cuanto la grandeza de nuestro departamento del Magdalena está en sus municipios, debiéndonos obligar a encontrar la plena satisfacción de las necesidades básicas para sus pobladores todos, especialmente los menos afortunados.

Problemas muchos tienen nuestros municipios, que los tiene sumidos en una profunda crisis por los pésimos resultados que acusan, ya que están sometidos a la avaricia y codicia y desmedido apetito de gestores, dirigentes locales y de muchos otros ordenes, lo mismo que por la intromisión, descarada en innumerables casos, del crimen común y organizado de distinto origen, naturaleza y propósitos.

Incrementados están en dichos municipios, debido a compromisos generados por los partidos en campaña el gasto corriente producto de los uno y más desmanes, lo mismo que en muchas ocasiones por despidos sin el lleno de los requisitos legales, que llegan en algunos casos a guarismos escandalosos que comprometen en materia grave las economías municipales, como también las desviaciones de las mismas a otros rubros o aquellos sustraídos ilegalmente, lo que a la postre hace que la deuda de los municipios alcance cifras impagables.

Otro hecho notorio es que llegan a manejar sus destinos, como lo prueban las investigaciones que cursan, personas descalificadas para hacerlo, lo que produce un efecto perverso por decir lo menos, quienes piensan sólo en enriquecerse, haciéndose negativa su administración, lo mismo que aupando la postulación de otros que en lugar de enaltecer el cargo lo degradan, y llegan, amparados en su antecesor, a ejercer el poder sin ningún escrúpulo ni recato alguno.

No se emprenden acciones significativas encaminadas a disminuir la pobreza y la inequidad en contexto de política social, sino burdas como absurdas e ignominiosas acciones a este tenor en épocas electoreras; u los concejos, en muy escasas ocasiones fungen de conformidad con su razón de ser como órgano colegiado de reflexión y control político, pero sí actuando en la mayoría de las veces en complicidad con los burgomaestres en beneficio particular que no colectivo. Bien se sostiene por tratadistas de la administración pública y como una cuestión de cultura política, que el problema tiene miles de ópticas y requiere un planteamiento integral que involucre a los tres órdenes de gobierno para revisar, desde el marco jurídico, hasta las políticas públicas. Se necesita en definitiva de un profundo replanteamiento que empiece a reducir los problemas que muchos que agobian la buena marcha de nuestros municipios. [email protected]