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El arte como botín de guerra

Era 1937 y Múnich se preparaba para dos exposiciones de arte, una a pocas calles de la otra. La primera recogía el ‘Arte degenerado’, obras artísticas prohibidas por los nazis que incluían a referentes europeos como Marc Chagall, Wassily Kandisky, Matisse, Monet y las pinturas cubistas del español Pablo Picasso.

La segunda, recopilaba la más grande exposición de arte alemán ‘Arte ario puro’, encabezada por Adolf Hitler, quien a partir de ese momento dio inició a su obsesión por el arte clásico. Motivación que lo llevó a crear un ejército de curadores, críticos, historiadores y artistas que pusieron su talento al servicio del poder nazi. Quienes participaron en los saqueos de las casas y galerías de coleccionistas hebreos, el arte como botín de guerra.

 

Ochenta años después, un equipo interdisciplinario se dio a la tarea de ir tras las huellas de este museo desaparecido, lo que dio como resultado ‘Hitler vs. Picasso’, que se estrenará en las salas de cine del país a partir del 26 de julio.

Una historia de cómo los nazis empezaron su cacería de arte: una cruzada que resultó en más de 600.000 pinturas saqueadas, 100.000 obras perdidas y una búsqueda de muchas más que aún continua.

Basada en una historia de Didi Gnocchi, dirigido por Claudio Poli y con invitados especiales como el actor Toni Servillo, ‘Hitler vs. Picasso’ hace un recorrido por Francia y Estados Unidos para reconstruir la ‘escena del crimen’ a partir del testimonio de las personas involucradas, las últimas obras de arte descubiertas y archivos clasificados.

En entrevista con COLPRENSA, Sabina Fedeli, guionista de la producción, habla sobre el proceso de la recopilación histórica y los secretos que revela.

DOS POLOS OPUESTOS

-¿Cómo surge la idea de Hitler vs. Picasso?

Esta historia surge del interés que teníamos como periodistas de contar un hecho real. Así como nuestro gusto por las cuestiones nazis, esto se debe a que tenemos allegados que tienen su vida involucrada en esos hechos históricos. Desde el inicio supimos que no queríamos que el documental se convirtiera en cuestiones románticas o de invención, sino en hechos tangibles.

En ese proceso de pensar qué hacer nos encontramos con la pasión de Hitler por el arte, algo que nos impresionó y que después de 80 años sigue viva por sus hallazgos. Todo inició cuando un señor tomó un tren a Suiza con un maletín sospechoso que alertó a los policías y se descubre una increíble colección de arte. Tiempo después se conoce que es hijo de uno de los comerciantes de arte de Hitler, lo que nos llevó a aterrizar esta historia y palpar la herida abierta.

-¿Cómo fue el proceso para reconstruir los hechos históricos y mostrarlos en el documental?

El trabajo fue grandísimo porque había que poner juntos todos los documentos y protagonistas. Fuimos a muchos institutos, bibliotecas, archivos, encontrando imágenes, cartas y videos que relataban lo sucedido en esa época y que involucraban a América y Europa, siendo todo tan sorprendente.

Hubo momentos en los que caminamos, tomamos tren y aviones para ir archivando cada prueba que sustentaba nuestra historia. Cada relato que unía a Hitler con su obsesión por el arte y eso era lo que queríamos hacer como periodistas, ayudar a entender toda la historia que ha sido icónica.

-¿Cuál es esa conexión de Hitler con el arte?

Hitler era una persona tan camaleónica que solo mostró al mundo lo que quiso. Algo que conocemos es que él fue rechazado por la Academia de Artes de Viena dos veces y que sus pinturas fueron tildadas de mediocres, algo que lo marcó y desilusionó. Pero esa es la información superficial, detrás de eso está la obsesión que después desarrolló y fue usar el arte como arma para hacerse con el poder de las grandes bellezas de Europa y realzar el arte alemán, llevándose consigo toda una cultura.

-Qué tiene que ver aquí Picasso…

Absolutamente todo, porque él también era un compulsivo por el arte. Una de las frases más conocidas del artista español es «¿Cómo podría ser posible no sentir interés en otras personas? La pintura no está hecha para decorar apartamentos. Es un instrumento de guerra, un arma ofensiva y defensiva contra un enemigo», algo que totalmente aplicó Hitler. En el documental los dos se encuentran muchas veces, porque a ojos del alemán ese arte cuadriculado de Picasso no tenía razón de ser aceptado.

Según los protagonistas de esta historia, el poder se puede ejercer de una manera contundente para que las personas piensen lo que tú quieres que piensen. Un ejemplo claro, es que las exposiciones se realizaron el mismo día a unos metros de distancia, un poder increíble el que rodeó a Múnich.

-¿Qué hizo que las obras de arte europeas, no alemanas, fueran algo ‘degenerado’?

En esa época el arte era clásico y Europa iniciaba con el modernismo. Para Hitler, ese cambio era un insulto a la tradición y es por esto que eran rechazadas. Todas las obras del arte moderno fueron tratadas como degeneradas y vendidas al Estado para financiar la guerra. Mientras que todo lo que estaba clásico fue saqueado porque Hitler tenía la intención de hacer un Louvre en su ciudad natal (Braunau am Inn) para realzar su estatus, cosa que consiguió.

-Esto tiene que ver con el rechazo que recibió Hitler por sus obras de arte…

Hitler se sentía un maestro del arte. Él estaba convencido de que comprendía esto y por eso pasó por las escuelas de arte. Tanto así que su obsesión se convirtió en pilar de su ideología, pero con el rechazo eso se maltrató y dio paso a cosas un poco más turbias. Pero todo se complicó cuando el Estado alemán perdió en esa primera guerra horrorosa, quedó un hueco económico enorme y en el ambiente social se respiraba la humillación.

Esto nos lleva a ver que no solo hay una magnitud del rechazo en las obras de arte sino en la vida de las personas. El líder nazi a través de su pasión puso todo para que fuera una ideología. Hitler cobijó el sentimiento de rechazo de todo un pueblo que había sido tratado muy mal después de la guerra y les dio de nuevo la valentía, la esperanza. En pocas palabras, les dice que tendrán una colección de arte enorme como la de Francia, los sedujo con una esperanza de estatus.

-Entonces el arte fue la herramienta de Hitler para cautivar al pueblo…

Hay que dejar en claro que los nazis no eran nobles y el deseo de Hitler, con todo eso de dar fortaleza, se centraba en que quería ser supremo. Él utilizó el arte para ponerse en un nivel más alto intelectualmente y es por esto que trataba de imitar las escenas de los nobles europeos, su objetivo era el estatus.

UNA MIRADA AL PASADO

-Este documental revela secretos sobre los saqueos. ¿Cuál fue el que a usted más le sorprendió?

El que los nazis utilizaran el arte como un arma de guerra y darnos cuenta de que esa estrategia dejó como resultado la muerte de muchas personas. Fue sorprendente palpar en los archivos el deseo de cancelar una cultura, la judía. Pero lo peor es ver que aún es difícil hablar de ese pasado por las heridas no sanadas de parte y parte.

-¿Qué impacto espera que tenga el documental a nivel mundial?

Siento que el impacto será diferente en cada país. Será diferente con cada persona que lo vea porque la historia te permite eso, habrá asistentes más cercanos, incluso víctimas de los nazis que sientan volver al pasado, así como otros que solo tendrán un pincelazo de la magnitud de esa época.

Creo que este documental narra una historia muy universal y eso lleva a que cautive el interés de muchísimas personas con culturas diferentes. Esta es una historia grande que cuenta sobre los nazis, el holocausto y el arte. Hemos intentado explicar hechos que a veces se olvidan bastante y que debemos tener presente por las consecuencias que dejan.

Aquí hay un mix de vidas, las personas son verdaderas. Se transmiten sentimientos como la muerte, se huele la sangre, se palpa el dolor y la impotencia de toda una cultura. Los asistentes verán una organización utópica alemana, nazis que roban y la cantidad de hombres que lo hacen, el cómo se infiltran en las sociedades de Europa para tener mercantes que les dicen dónde hay cada cosa. Fue encontrar el punto perfecto entre la locura de los saqueadores y su razón de hacer todo correcto, de explicar todo con las reglas.

-¿Por qué Hitler vs. Picasso?

Porque el documental germina tras descifrar que los nazis fueron un caballo de Troya que nadie vio con todo su poder.  Picasso es conocido en todo el mundo, es un ícono y era el símbolo de todos los grandes maestros que han sido considerados como nada por los nazis.

Hitler, por su lado, es un hombre con una ideología precisa, con gusto por el arte y que lucha por sus intereses hasta el final, sin importar lo que arrasara. Esas dos caras queríamos simbolizar, las historias similares con su interpretación del arte, su uso para concluir que te puede salvar o condenar. Puede ser una libertad de expresión, pero también de represión.

BOGOTÁ (Colprensa).

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