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Alerta en la cumbre: fuga de Ecopetrol estaría drenando combustible en Río Bitaco

Un tubo de Ecopetrol que transporta hidrocarburos de Yumbo a Buenaventura completa ocho años derramando diariamente combustibles en una zona montañosa de Pavas, corregimiento de La Cumbre, en el centro del Valle del Cauca.

Esa es la versión que sostienen los habitantes de la finca Los Naranjos, anclada a 1.379 metros sobre el nivel del mar, en la vereda La Guaira. En ese período, calculan ellos, se han filtrado unos 2.300 galones de hidrocarburos.

 

A la misma conclusión ha llegado la CVC, que en días recientes inició un proceso sancionatorio por contaminación ambiental contra Cenit, dueña del poliducto que opera Ecopetrol.

La fuga de hidrocarburos refinados empezó alrededor del 2011, cuando Luis Efrén Jiménez, propietario del predio Los Naranjos, que está ubicado a 900 metros abajo del poliducto, empezó a notar el olor a gasolina y una mancha aceitosa en el lecho de una quebrada que pasa por su tierra.

Su propiedad, en la que se cultivaban 15 hectáreas de tomate, pimentón, habichuela y otros productos estacionarios, empezó a reducir su productividad: ahora no se pueden sembrar más de cuatro hectáreas. Tampoco se pudo continuar la crianza de pollos y cerdos. Estas actividades constituían la principal fuente de ingresos de la familia.

Solo en el 2015 Ecopetrol acudió a la zona, después de la insistencia de Jiménez y de un reporte redactado por el Grupo de Operaciones Especiales de Hidrocarburos de la Policía Nacional.

Tras su visita, la firma petrolera constató que se estaba presentando un afloramiento de hidrocarburos en la quebrada de la finca Los Naranjos, pero negó que se tratara de una filtración de su poliducto.

“La inspección ambiental permitió descartar la existencia de una fuente de derrame asociada a la infraestructura, es decir, no se trata de un derrame desde la tubería de nuestra propiedad”, dijo Ecopetrol en una carta enviada a la familia en marzo de 2016.

Sin embargo, la estatal petrolera sí decidió iniciar un trabajo de mitigación en la zona, para filtrar los hidrocarburos de la quebrada y disminuir la contaminación del suelo. Desde ahí se empezó a medir la cantidad de combustible que bajaba por la corriente.

Para ello se contrató a la empresa Morelco, que construyó unos tanques al paso de la quebrada para instalar trampas de grasa. Desde entonces, cada tres días acuden a la finca a limpiar las trampas y colocar unas nuevas.

En cada operación, como pudo constatar El País en una visita al lugar, se recogen al menos dos galones de hidrocarburos que quedan suspendidos por su peso en la superficie del agua. Como se trata de una filtración artesanal, hecha con telas, se hace evidente que el agua sigue su curso contaminada hacia el cauce del río Bitaco, que desemboca en el río Dagua.

En el 2016 la CVC realizó una visita, tomó muestras, y concluyó que la contaminación en el afloramiento alcanza los 80,4 miligramos de combustible por litro de agua, y que no sólo estaba presente en la quebrada y el suelo de Los Naranjos, sino también en la finca La Playa, más abajo, y en el río Bitaco, en la falda de la montaña.

Para Cenit, dueña de la tubería que usa Ecopetrol, el derrame tampoco proviene de ese ducto. En una carta enviada a El País, la firma señaló que es “improbable” que una fuga del tubo corriera hacia el predio Los Naranjos, pues, para ellos, por razones topográficas “cualquier fuga discurriría en dirección al río Bitaco o sobre las cañadas afluentes de este río”.

Contrario a esto, para el Director Territorial de la CVC regional Pacífico, Eduardo Velasco, la fuga sí proviene del poliducto, pues no hay ninguna otra posible fuente de hidrocarburos cercana, como una estación de servicio, que pueda estar derramando combustibles refinados, como los que afloran en el predio Los Naranjos.

Según su hipótesis, basada en los estudios de la autoridad ambiental, la posible fuga del poliducto filtra sustancias a pocos centímetros de la superficie de la montaña, – el tubo está enterrado a no más de cinco metros – y estos afloran casi un kilómetro más abajo, en una corriente de agua que nace cerca a la finca afectada.

Con esas posiciones enfrentadas, la CVC, la familia Jiménez y Cenit, la aliada de Ecopetrol, completan al menos cuatro años de cruce de correspondencia y discusión sobre los escritorios.

Mientras tanto, litros y litros de combustible siguen drenando montaña abajo, desde el paso del poliducto, hasta el río Bitaco; con el riesgo latente, según el funcionario Velasco, de que el suelo llegue a saturarse y se presenten más afloramientos.

De hecho, en el recorrido realizado por El País, si se observa la montaña desde el punto por el que pasa el tubo de Ecopetrol, hacia la finca, se hace difícil pensar, por las pendientes y los accidentes del terreno, que la presunta fuga sólo esté drenando hacia la finca Los Naranjos, y no hacia toda la ladera.

¿QUÉ DICE LA ANLA?

La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) es la entidad del Estado que le permite a Ecopetrol bombear hidrocarburos por el poliducto Yumbo – Buenaventura, y que podría emitir sanciones de ser necesario.

Sobre el caso de la finca Los Naranjos, la dependencia envió un comunicado a El País, señalando que, de acuerdo con la información entregada por la CVC y Cenit, «no se tiene certeza de dónde proviene la sustancia que aflora en el predio”, y “no se puede establecer una conexión con el poliducto, debido a que el predio se encuentra fuera del área de afectación indirecta».

Sin embargo, ordenó a Cenit «caracterizar» la composición del hidrocarburo.

CALI (El País).

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