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¿Cuál sería el papel de Uribe en el Gobierno de Duque?

El expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez le hizo llegar ayer al presidente del Senado el texto de su carta de renuncia.

La sacudida política por la noticia de que la Corte Suprema de Justicia llamó a indagatoria al senador y expresidente de la República Álvaro Uribe Vélez mantiene expectante al país, lo mismo que por su anunciada renuncia a su curul en el Congreso, por este mismo motivo, aunque casi una semana después la formalidad de la renuncia  no se ha efectuado.

 

Al parecer, este último tema no se resolverá en los próximos días debido a que el exmandatario tiene una licencia médica por un mes pues tiene una costilla fracturada debido a un accidente al caer de una yegua en su finca en Rionegro, Antioquia. Mientras se mantenga esta incapacidad, lo más probable es que no radique la renuncia ante las directivas del Senado.

Sin embargo, el tema que más genera incertidumbre con una eventual renuncia de Uribe a su curul está relacionado con el presidente electo Iván Duque, que como se ha dicho desde que inició su campaña por la Casa de Nariño, está bajo la sombra del expresidente y de su experiencia en política.

Así pues, la expectativa está puesta en aspectos para los que Uribe sería crucial, como la presión a las iniciativas gubernamentales tanto desde el Cetro Democrático como desde los partidos de la coalición duquista en el Congreso.

De esta manera, lo que desde el pasado 17 de junio parecía un partido ganado para la derecha, y más específico del Centro Democrático, con el ejecutivo en cabeza de Duque y con las mayorías en el Congreso, podría dar un giro inesperado sin la curul de su más alto representante y jefe de partido.

Por supuesto, su bancada y hasta el mismo presidente electo se han encargado de defenderlo, mientras que sus opositores han hecho, como era de esperarse, lo contrario. El senador del Polo Democrático Iván Cepeda, contra quien la sala de Casación Penal se abstuvo de abrir investigación por un supuesto cartel de falsos testigos, denunciado por Uribe, sostuvo que no sabe cuáles son las razones de fondo para que el senador anunciara su renuncia. “Si es para defenderse, ojalá se prepare bien porque lo que dice la Corte es que tiene numerosas pruebas en su contra”.

 “Conocemos al expresidente Álvaro Uribe Vélez, somos testigos de su honorabilidad, su rectitud, su patriotismo y su incuestionable servicio al país y al Estado de Derecho. Somos respetuosos de la Constitución y sus instituciones”, dijo el presidente electo Duque en apoyo a su mentor.

En relación a un eventual debilitamiento de la bancada del Centro Democrático por la salida de Uribe del Congreso, el analista político de la Universidad Javeriana Josías Fiesco afirma que la salida del  expresidente significaría que los proyectos del Gobierno no tengan su voto, pero esto no se traduciría en que no tengan el apoyo de la bancada porque, en dicho caso, asumiría su puesto el senador que le sigue en orden de votación.

«El expresidente Uribe no es indispensable por tener una credencial o no, es indispensable en la política nacional por lo que representa en la opinión de los colombianos. Pero, sería importante la participación del expresidente para enriquecer los debates. La bancada del partido es obediente, que lo sería tanto si él está desde adentro, como si está afuera. Su renuncia no alteraría  la cohesión  que tiene la bancada del centro democrático”, agrega Fiesco.

Según el analista, al salir Uribe del Senado, ganarían protagonismo figuras como la senadora  Paola Holguín, que fue precandidata a la presidencia del propio Congreso. “No obstante, lo que más significa la renuncia a su curul, es un golpe a la moral de la derecha, al ver cómo sale el senador más votado del país, mientras llegan, sin un voto, las directas  de las FARC”.

La teoría de fortalecimiento de algunos personajes al interior del Centro Democrático es apoyada por la senadora de la Alianza Verde Angélica Lozano, quien asegura que de renunciar el expresidente, habría un interesante proceso de nuevos liderazgos, con toda la competencia que eso implica entre ellos.

El exsenador del Centro Democrático Alfredo Rangel opina que “el retiro del expresidente  Uribe debilita a la bancada en el  Senado y a la  alianza de  los partidos que  van a apoyar al gobierno de Iván Duque. El presidente Uribe ha sido el mejor senador  declarado por la mayoría de sus colegas en varias ocasiones. Siempre ha sido una persona propositiva que logra destrabar los debates y hacer las propuestas más convenientes para mejorar las leyes que se están tramitando en todos los temas. Así que es una pérdida muy grande para el Senado”.

En este sentido, la experta en política de  la Universidad Javeriana Claudia Dangond  sostiene que desde  el punto de vista político no se  puede desconocer que Uribe es el jefe de la bancada del Centro Democrático. “Ese contexto  en el  nuevo Congreso tiene una ascendencia muy importante por el tema no solo de su bancada, sino de los que quieren hacer parte de la coalición para defender  y apoyar las propuestas del Gobierno. Uno podría pensar que esta alianza  estaría con una voz menos fuerte,  si esto sucede, por supuesto que para el Gobierno resulta menos favorable».

En cuanto a la posible afectación que tendría el liderazgo de Duque con la salida de Uribe del Congreso, Lozano añade que el presidente electo entra perdiendo “porque sus declaraciones son lamentables. Prefiere defender al jefe y se le olvida que es el presidente de todos los colombianos. No destaca, ni hace valer la independencia de los jueces, de la Rama Judicial, por supuesto, que el debido proceso es necesario en cualquier caso, pero es lamentable cómo reaccionó el presidente Duque”.

De acuerdo con Lozano, por la corta trayectoria de Iván Duque y por la alta influencia de Álvaro  Uribe, para el presidente electo será un problema tenerlo dentro del Senado o tenerlo fuera.

Claudia Dangond, por su parte, asegura que podría pasar lo mismo que pasó al final de la campaña de Duque, cuando Uribe  se hizo a un lado para evitar que se causara perjuicio en su momento al candidato.

 “Yo creo que Uribe sabe muy bien dosificar sus intervenciones en público, sus comentarios. Va a continuar con el Twitter, con las redes en apoyo al presidente Iván Duque. Los que sí van a perder protagonismo en el Senado, serán los opositores del presidente Uribe  que seguramente estaban calculando tener un gran protagonismo a su costa, provocándolo en las sesiones”, añade Fiesco.

¿CÓMO SERÍA EL PROCESO?

Aún persiste la expectativa sobre si finalmente se hará efectiva la renuncia del expresidente Álvaro Uribe Vélez a su curul en el Senado de la República, la cual anunció tras conocer el llamado a indagatoria por parte de la Corte Suprema de Justicia, tribunal que lo investiga por presunto fraude procesal y soborno.

Precisamente, la posibilidad de que el exmandatario se aparte de su cargo en el Congreso ha generado una serie de interrogantes sobre cuál podría ser su juez. Si bien es cierto que en este caso la investigación corrió por cuenta de la Corte Suprema de Justicia, su rumbo puede cambiar si así lo determina la Sala de Casación Penal del alto tribunal una vez reciba la renuncia de Uribe, por lo que puede que la información que involucraría al expresidente termine en los escritorios del fiscal General de la Nación.

De acuerdo con el exfiscal Guillermo Mendoza Diago, en caso de que el proceso del senador llegue al ente acusador, este deberá empezar de nuevo, ya que aunque las pruebas pueden ser validas, será un fiscal especializado quien determine el rumbo de la misma. “A mí me parece que si eso llegará a pasar a la Fiscalía General de la Nación el procedimiento que se debe llevar es el de la ley 906 del 2004 del sistema acusatorio”, dijo el exfiscal.

Mendoza Diago añadió que la apertura de la investigación contra el senador por parte de la Corte Suprema de Justicia “perdería efectividad”, porque en la ley 906 que establece el sistema penal acusatorio se debería registrar una imputación de cargos. En ese caso, será un fiscal especializado quien determine cuáles serán las pruebas que se llevarán en la “noticia judicial”.

El exfiscal señaló que las pruebas testimoniales que se pudieron haber hecho durante la investigación de la corporación “ya no tienen carácter de prueba, por lo que se modifica totalmente el procedimiento (…) las pruebas de la Corte Suprema ya no serían pruebas en estricto sentido en el sistema acusatorio. Es decir, en el marco de la ley 906 son las pruebas las que se practican en medio de un juicio oral, ya que eso es lo que recoge la Fiscalía antes y durante la investigación”.

El exfiscal aseguró que en caso de que la Fiscalía General considere que las pruebas testimoniales hechas por parte de la Corte Suprema de Justicia pueden ser parte de la investigación que adelante el ente acusador, el senador podrá ser llamado a una imputación de cargos en al menos dos meses.

Por último, aclaró que pese a que Uribe Vélez fue llamado con fines de indagatoria, no se registrara su captura inmediata como ha sucedido con otros miembros del Congreso de la República, esto debido a que los delitos por los que fue  requerido el senador no tienen relación con actos de promover grupos paramilitares como se registró en la época de la denominada parapolítica. “Esos delitos son de competencia de jueces especializados y eso tiene captura, en este caso los delitos no tienen esa naturaleza”.

Por su parte, el penalista Iván Cancino se unió a la voz del exfiscal, pero también señaló que “en dado caso de que la Fiscalía considere que la investigación en contra del senador no tenga fundamentos, el ente investigativo tendrá la potestad de archivar la misma”. Contrario a ello se deberá seguir el curso de la misma exponiendo los argumentos de la Fiscalía ante un juez con función de control de garantías, quien será el que lo juzgará.

A su turno, el también penalista Juan Francisco Navarrete consideró que si el caso llegara ante la Fiscalía General, habrá garantías en cuestión de justicia ya que el ente acusador tiene instrumentos de investigación para llevar a cabo la judicialización de ser necesario. No obstante, el penalista consideró que una desventaja sería que fuese juzgado por un juez de primera instancia, pasara a un juez de segunda instancia y que eventualmente termine de nuevo en la Corte Suprema de Justicia, donde no seguiría su curso.

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