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Se devela oleo Juan José Nieto, figura de la afrocolombianidad

Hoy  jueves 2 de agosto será un día histórico: a las 10 de la mañana se develará en el Salón los gobelinos de la Casa de Nariño, en ceremonia presidida por el Presidente Juan Manuel Santos, el óleo de Juan José Nieto, figura cimera de la afrocolombianidad. Este es un acto de justicia, porque reivindica a un personaje excepcional del Caribe colombiano ignorado hasta hace muy poco por la historia.

Con mi Ponencia ante la Academia Colombiana de Historia1, quisimos rescatarlo del olvido y demandamos del Gobierno Nacional que su óleo ocupara el lugar que se le había negado en la galería de expresidentes. Él, al igual que Luis Antonio Robles, fue discriminado por su tez morena hasta después de muerto.

 

QUIÉN FUE JUAN JOSÉ NIETO?

Juan José Nieto nació el 24 de junio de 1805 en el caserío de Sibarco, localizado entre los municipios de Baranoa y Tubará (Atlántico), ocupó la Presidencia de los Estados Unidos de la Nueva Granada, entre el 25 de enero de 1861 y el 18 de julio del mismo año. Pero antes de ello se desempeñó como Gobernador del Estado de Bolívar, varias veces. Reconocido intelectual, autodidacta, respetable y respetado por sus semejantes, que admiraban en él su afán de superación y su vocación de servicio. Le cabe el mérito a Nieto de ser el autor de las dos primeras novelas en Colombia, Rosina e Ingermina. Fue un hombre luchador y abnegado, que no ahorró esfuerzos para defender y fortalecer la institucionalidad, lo que lo llevó a ser un gran admirador y seguidor del Libertador

Francisco de Paula Santander. Desde bien temprano abrazó la causa del naciente radicalismo liberal y la defensa de los artesanos frente al aperturismo comercial de la época, el librecambismo. Fue defensor, como el que más de los derechos fundamentales, especialmente los de los más débiles y vulnerables, quienes veían en él su más autentico y consecuente vocero. En ello era intransigente y nunca dio su brazo a torcer. Se abrió paso a codazos, no se arredró ante las amenazas y persecuciones, se hizo respetar, no se dejó ningunear y quienes lo intentaron se llevaron su sorpresa, con él no pudieron. Juan José Nieto fue uno de los forjadores de nuestra institucionalidad apenas en ciernes, al lado de personajes de la talla de Rafael Núñez, José Hilario López, José Ignacio de Márquez, Pedro Alcántara Herrán, José María Obando, Manuel Morillo Toro y Tomás Cipriano de Mosquera, entre otros. Con este último su relación fue tormentosa y la rivalidad entre los dos fue la constante.

Con Núñez tuvo al comienzo una relación cordial, fue, además, su colaborador en una primera etapa, pero después se distanció de Nieto y se alineó al lado de Mosquera cuando la confrontación de este con Nieto se tornó antagónica. Su enfrentamiento con Mosquera llegó a su clímax en la Convención de Rionegro, presidida por él, quien en su discurso de instalación se refirió a Nieto en términos desafiantes.

Retirado a la vida privada, Nieto murió en Cartagena el 16 de julio de 1866. Sus exequias tuvieron lugar en la Catedral y sus despojos mortales fueron sepultados en el cementerio de Manga, un barrio de Cartagena, en donde yace y por disposición de la Asamblea Legislativa de Bolívar (22 de octubre de 1866) se le erigió un Mausoleo en su honor, con su retrato labrado en piedra y una loza de mármol, con una dedicatoria, a manera de epitafio, que a la letra dice: “al incontrastable republicano”. Y allí está este altar de la patria, erigido en honor a este hombre grande, adelantado de su época y esclarecido exponente de su raza negra. Juan José Nieto puede considerarse como precursor de la lucha por la autonomía de las regiones frente al Gobierno central.

Él explicaba en cartas al General Santander por qué era un “federalista por opinión informada y no por caprichos del corazón”, porque él aspiraba “a una forma de gobierno que le abriera espacios y posibilidades eficaces al desarrollo de nuestra provincia”. 150 años después de su muerte (1866), su bandera, su anhelo de que las regiones dejen de ser alfil sin albedrío del centralismo, sigue vigente. El Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ante la contundencia de las pruebas aportadas, dictaminó que efectivamente Juan José Nieto fue Presidente de Colombia entre el 25 de enero de 1861 y el 18 de julio del mismo año, lo que hasta entonces se desconocía olímpicamente.(Colaboración de Amylkar Acosta Medina).

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