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‘Hijos de las estrellas’ estrena temporada

Este lunes 6 de agosto, a las 7:30 de la noche, Señal Colombia estrenará la segunda temporada de ‘Hijos de las Estrellas’, la serie presentada por el astrónomo y youtuber chileno Ricardo García.

Desde tiempos ancestrales hasta hoy ha habido una estrecha conexión entre los pueblos Latinoamericanos con las estrellas y el cosmos, por eso en sus viajes de aventura y descubrimiento un grupo de astrónomos, astrofotógrafos y arqueólogos investigan los últimos e intrigantes hallazgos y desde los más avanzados observatorios astronómicos, persiguen las mejores fotos de eventos celestes y se sorprenden con la riqueza y diversidad de los mitos y sabiduría de antiguas civilizaciones de América en recónditos templos.

 

 Esta segunda temporada, coproducción de Señal Colombia y Cábala Producciones, cuenta con el apoyo de instituciones de investigación y reconocidos científicos de todo el mundo. La conforman diez capítulos en los que en cada uno se hace un importante cubrimiento geográfico de entre tres y cuatro países de Latinoamérica y en Estados Unidos.

La serie, dirigida por Gonzalo Argadoña, cuenta en la conducción con Ricardo García, astrónomo y youtuber chileno que no se limita a narrar sobre el maravilloso mundo del Cosmos, sino que se involucra con las comunidades que visitan, incluso, haciendo parte de sus costumbres y rituales y transmitiendo esas emociones que solo puede provocar el ser testigo de un eclipse, de una tormenta solar, de las auroras boreales y de otros fenómenos que parecen mágicos.

Ricardo ¿con qué nos vamos a encontrar en esta segunda temporada?

La segunda temporada es un viaje increíble para descubrir el universo, desde la cosmovisión ancestral de las culturas americanas hasta la astronomía y astrofísica moderna. En esta temporada el espectador me acompañará a observar auroras boreales, descubrir un templo que fue quemado tras un eclipse, mirar las misteriosas líneas de Nazca, adentrarnos en el observatorio astronómico más antiguo de américa, mirar eclipses, caminar en glaciares, subir un volcán en erupción y recorrer los observatorios más avanzados del planeta como Alma y La Silla, entre muchas otras aventuras.

 ¿Cuál fue el destino que más le impactó y por qué?

Es muy difícil escoger uno sólo, todo para mí es fascinante. Tuve la oportunidad de recorrer Colombia y conocer su gente, sus culturas ancestrales y quedé maravillado. Ahora, si tengo que escoger me quedo con dos eventos astronómicos que desde niño sueño con presenciar, el primero es el eclipse total de sol que vivimos en Estados Unidos, un evento mágico y sobrecogedor. Fueron días de viaje para tan sólo dos minutos y medio de eclipse, pero valió la pena. Y el segundo evento son las auroras boreales, una danza lumínica en el cielo, luego del largo viaje desde Santiago hasta el círculo polar ártico, cuando pude verlas quedé con la boca abierta, pasmado e impresionado por tanta belleza, yo las había visto en videos pero estar ahí es sin lugar a dudas una experiencia que jamás olvidaré.

¿Háblenos de las dificultades geográficas que se les presentaron?

Ningún viaje fue fácil. Recuerdo la llegada a un glaciar en el extremo sur de Chile, la idea era caminar en el glaciar y seguir a una expedición científica. Tuvimos que subir los equipos técnicos a un bote, llegar a un refugio y luego caminar por horas hasta llegar al pie del glaciar, con mucho peso y muchísimo frío, para luego recorrerlo durante todo el día.

Otros momentos difíciles fueron en Tierradentro (Cauca), la subida a un volcán en Guatemala, superar los 4 mil metros para alcanzar un observatorio en México, recorrer por horas el desierto en Utah para llegar a una base marciana… Sin embargo, lo que más recuerdo es la llegada a Chankillo, el observatorio astronómico más antiguo de América, ubicado en Perú, donde tuvimos un problema grave. El vehículo quedó enterrado en la arena, tuvimos que bajarnos, quitarle el aire a los neumáticos y empujar entre todos el equipo hasta que por fin pudimos sacarlo y llegar a destino, por suerte lo logramos.

¿Qué le sorprendió de las comunidades indígenas de Latinoamérica en su relación con el universo? ¿Qué aprendió de ellas?

Quedé maravillado con el vasto conocimiento del cosmos que poseen las culturas ancestrales de todo América, una conexión maravillosa con el universo, algo que en esta cultura moderna y tecnológica hemos perdido. Me sorprendió además encontrar muchas conexiones entre culturas muy distantes, sobre todo la importancia que le dan al Sol como fuente vida, es algo completamente transversal. Aprendí cómo medían el tiempo los mayas, cómo enterraban a sus muertos los antiguos habitantes de Tierradentro, cómo las culturas del norte de Canadá entendían las auroras boreales o cómo y por qué la antigua cultura Nazca creaba impresionantes figuras sólo visibles desde el cielo.

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