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Liberación de secuestrados, prueba de fuego para el Eln y el gobierno de Iván Duque

Los sectores políticos estaban a la expectativa de cómo procedería el presidente Iván Duque frente a las presiones del ELN a través del secuestro de civiles. Las salidas que podía tomar el Gobierno eran dos: liberar las nueve personas retenidas a través de operaciones militares o despejar unas coordenadas para que este grupo armado, con apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja los entregara. Optaron por esta última.

El Gobierno Nacional tomó la decisión horas después de que el ELN, a través de un comunicado, afirmara que mantenía la disposición de liberar a las nueve personas secuestradas que tiene en su poder, pero que la administración de Iván Duque no les había brindado las condiciones para hacerlo.

 

«Reiteramos por tercera vez nuestra disposición de apoyar la liberación a la mayor brevedad de los militares, los policías y los técnicos en comunicaciones, retenidos recientemente en los departamentos de Arauca y el Chocó, por unidades guerrilleras del ELN. Inexplicablemente, hasta el día de hoy, no ha concretado el Gobierno una forma para hacer las coordinaciones propias de estos casos y agilizar estas liberaciones humanitarias», dice el comunicado.

Horas después, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Defensa, anunció que se activaron los protocolos para la liberación de los nueve colombianos secuestrados por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). De acuerdo con el comunicado, los protocolos incluyen los parámetros necesarios de seguridad que deben garantizar la vida de los secuestrados y la integridad de todos los intervinientes, así como de los miembros de la Fuerza Pública. De esta manera, el paso a seguir sería la entrega por parte del ELN de las coordenadas para proceder a la liberación de estas personas.

Sin embargo, el Ministerio de Defensa dejó claro que el ELN tiene la obligación humanitaria de dejar en libertad a los secuestrados de “manera inmediata sin condicionamiento alguno”.

En los últimos días, el presidente Duque envió fuertes mensajes al ELN y reiteró que si no liberaban a los secuestrados y los menores que tienen dentro de sus fuerzas armadas, no se sentaría a la mesa de diálogos de La Habana con ellos. De igual forma, en su discurso de posesión, el mandatario aseguró que se tomaría 30 días para evaluar qué haría con el proceso de paz, teniendo en cuenta que el gobierno Santos no logró concretar un cese bilateral con el grupo armado.

La pregunta que surge ahora, tras estas muestras de disposición de ambas partes por liberar los secuestrados, es si esto significa un acercamiento entre las partes para continuar los diálogos o si solo corresponde a una acción humanitaria de ambas partes, y no cambiaría la situación de tensión que hay.

Carlos Velandia, gestor de paz, opina que el hecho de que se produzcan esas liberaciones crea un clima más expedito, más abierto y más claro, para que se den los acercamientos entre el ELN y el Gobierno Nacional, que deben tratar de resolver sus diferencias.

“Puedan mirar y examinar en qué términos darle continuidad al proceso, de modo que yo celebro que eso se vaya a resolver en los próximos días. Porque si esto no se resuelve (liberar a los secuestrados), no hay mesa, es así de elemental. El hecho de que se resuelva es la superación de un obstáculo y ya  quedan las dos partes del Gobierno y el ELN listos para que examinar si van a darle continuidad a los diálogos”, agrega Velandia.

Para el experto en paz de la Universidad del Rosario, Vicente Torrijos, la acción de secuestrar para presionar es algo completamente característico del ELN, que ya se acostumbró a manipular la conducta de varios gobiernos, aplicando la estrategia del terrorismo para obtener beneficios como diálogos, concesiones o privilegios.

“Al ser una conducta perfectamente previsible y establecida, no veo motivos para que el Gobierno Duque caiga en la trampa y modifique su posición de dialogar cuando se constate que el grupo cesa todas las hostilidades y se somete a una concentración bajo verificación internacional. Por supuesto que el Gobierno después de esta liberación, a la que está prácticamente obligado a facilitar, seguirá en su tarea exploratoria de ver si el ELN está realmente dispuesto a cumplir con esa exigencia”, agrega.

Para el analista, el ELN debe demostrar más acciones, sumada a la de la liberación de los nueve secuestrados, que demuestren que tiene voluntad de cesar las hostilidades para que el Gobierno pueda acceder a negociar con ellos.

Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, asegura que la liberación de secuestrados era la primera prueba de fuego del Gobierno de Iván Duque, como ya se había dicho.

“Permitir las liberaciones por parte del ELN significa que después de un tira y afloje, el gobierno de Iván Duque, así tenga un discurso duro hacia afuera, va a ceder (por la liberación). Van a dejar que el ELN haga su show y todo lo demás que eso implica. Esa es la prueba del gobierno Duque, todo el mundo estaba esperando a que dijera que no y que iba a hacer operaciones militares, pero dijo que sí”, añade Ávila.

Sin embargo, el experto señala que la liberación de secuestrados no significa que van a ablandar al gobierno Duque o que van a bajar el nivel de sus exigencias.

BOGOTÁ COLPRENSA

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