HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Hellen Montoya vuelve a vivir

El martes 5 de julio de 2016, cuando se alistaba para correr la prueba de la vuelta al circuito en el Selectivo Nacional de Buga, la patinadora caleña Hellen Andrea Montoya Ríos fue llamada por el presidente de la Federación Colombiana de Patinaje, Alberto Herrera, quien le notificó que no podía seguir compitiendo porque había salido positiva en un control de dopaje.

La siete veces campeona mundial, dueña de la mejor marca orbital de los 500 metros y doble medallista de oro en los Juegos Panamericanos Toronto-2015, recibió la notificación de que había registrado positivo en una sustancia llamada ‘octopamina’, tras una prueba de dopaje que le efectuaron en el Campeonato Nacional Interligas de Buga, que se había cumplido un mes antes.

 

Hellen había ganado las medallas de oro en los 500 metros y los relevos, así como el bronce en 100 metros carriles, durante ese Interligas de Buga, pero el control que le hicieron el 9 de junio le cambió la vida, por culpa de algo que nunca se imaginó, que nunca planeó y que de repente debía afrontar.

En ese momento “yo no creía nada de lo que estaba pasando, no sabía lo que se me venía encima, no sabía si contarlo, a quién decirle, en ese momento me trasladé a otro mundo totalmente diferente en el que estaba”, recuerda la patinadora de velocidad que en 2015 recibió el premio Altius de Oro del Comité Olímpico Colombiano como la mejor patinadora de esa temporada.

Con la noticia, Hellen se presentó en Bogotá, donde se confirmó la pesadilla, porque le oficializaron que había dado positivo y que recibiría una sanción de 24 meses sin actividad oficial en cualquier pista de patinaje del mundo, que durante 730 días no podría vivir su vida, porque la suya era patinar, era competir, era ganar y darle alegrías a su familia, a sus amigos y a todo el país. Se venían dos eternos años.

“Fue un momento muy difícil, yo me quería morir, porque yo sabía que era por algo externo, pero igual debía pagar, fue algo muy difícil, porque eran dos años en los que iba a estar fuera de las pistas, es difícil de explicar, las únicas personas que me pueden entender son quienes han vivido cosas similares”, asegura Hellen.

LA ACEPTACIÓN: INSISTIR

No fue fácil, para nadie puede ser fácil saber que tras toda una vida limpia, compitiendo y ganando de manera justa, a base de talento y esfuerzo, de repente todo se desmorone por algo que nunca planeó, que nunca pensó y nunca hizo, que simplemente se dio por algo que comió y no tenía ni idea que era.

La ‘octopamina’ no es una sustancia común, simplemente se sabe que la experimentan mucho en animales y la utilizan como quemadores de grasa, un motivo que claramente Hellen nunca necesitó, porque su contextura física jamás dio para utilizar una sustancia como esta, simplemente fue algo que se dio y “hasta el sol de hoy me pregunto qué fue lo que pasó”.

De hecho, Hellen estuvo en el programa del pasaporte biológico de la Federación Internacional de Roller Sports (Firs), en el que cada mes y en cada campeonato, durante dos años, todo salió negativo, pero en mayo de 2016 fue excluida del programa y al mes siguiente le hicieron la muestra en Buga, donde salió positiva “sin cambiar nada de lo que venía consumiendo todo el año”.

El programa de la Firs del pasaporte biológico es para campeones del mundo, en el que cada deportista debe informar constantemente dónde va a estar, si viaja a cualquier parte, sea a pasear o a competir, porque en cualquier momento visitan a los atletas para hacer una prueba y si no está en el lugar informado, le cobran una multa. En este programa estuvo Hellen desde el 2014, tras el Mundial de Argentina, y durante dos años, porque en 2016 fue excluida “sin saber por qué, creo que porque durante mucho tiempo mis pruebas fueron todas negativas”.

“Para mí fue sorprendente, obvio la sustancia estaba y había que explicarlo, pero yo no tenía cómo explicarlo, porque de hecho yo siempre he sido de contextura delgada y nunca he tenido que consumir algún quemador de grasa, entonces no sé cómo explicar lo que pasó, lo que tomé, porque en realidad no lo hice, no lo tomé, seguramente fue algo externo, pero no sé, no puedo explicarlo y lo único claro era que estaba en mi cuerpo y yo debía pagar por eso porque no tenía cómo defenderme, ni cómo demostrar que no lo había hecho”, admite Hellen Andrea.

El 9 de junio fue la prueba, el 5 de julio le informaron, el 17 de agosto se la ratificaron y el 15 de septiembre fue hecha pública por la Firs. El comunicado anunció que la sanción concluiría el 17 de agosto de 2018 y podría volver a patinar en competencia desde el 18 de agosto, desde este sábado, pero antes, debía vivir un tiempo difícil, de aprendizaje, de aterrizar para poder volver a volar.

LA CRISIS: RESISTIR

Las medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto y los siete títulos mundiales tenían a Hellen en el programa del Plan Apoyado de Deportistas de Alto Rendimiento de Coldeportes e Indeportes Antioquia, pero esa noticia la excluyó de inmediato de todo tipo de ayuda económica, pero eso ella lo tenía claro, lo que sí no esperaba era que “muchas personas que conocí y pensaba eran mis amigos me juzgaron, hablaron mal y se fueron”.

Allí llegó la crisis de Hellen, los primeros días fueron fatales, porque vivía en Medellín y toda su familia estaba en Cali, por eso se regresó para intentar comprender todo lo que se le había venido encima y para eso era vital estar con los seres queridos, los que siempre creyeron, han creído y siguen creyendo en su inocencia, en su limpia trayectoria competitiva.

Hellen confiesa que “esa es la ley de la vida, porque así como muchos me dieron la espalda, pocas personas sinceras volvieron y eso es bonito, porque en los momentos malos es en los que te das cuenta de quién es quien, y quien de verdad fue tu amigo”. Coldeportes, Comité Olímpico Colombiano, Indeportes Antoquia, la Federación Colombiana de Patinaje y varios ‘amigos’ se olvidaron de la siete veces campeona mundial, de la doble medallista de oro panamericano, de la dueña del récord mundial de los 500 metros, de la compañera de Selección Colombia.

“Recuerdo que el presidente de la Federación me llamó hasta como tres meses después de la sanción para preguntarme cómo estaba, que no me fuera a retirar, se portó muy bien, me dijo muchas cosas bonitas, pero no volví a saber nada de ninguno de ellos, ni del sponsor (Flyke), que me quitó el apoyo sin decirme nada”, afirma Hellen.

Esos primeros meses fueron difíciles, al principio dejó la pista, colgó los patines por unos días, porque quería olvidar, quería dejar atrás lo malo que había pasado, porque era duro ir a la pista, entrenar y pensar en que debía esperar 24 meses para poder competir, por eso viajó a Cali, para tratar de asimilar todo y aterrizar.

“Fueron días muy, muy duros, esto no se lo deseo a nadie y ojalá que nadie tenga que pasar por esto en ningún deporte, es algo muy duro y más cuando uno no sabe lo que pasó, porque no se puede entender, y así uno diga que no sabe, la gente no lo entiende, pero yo sé cómo soy en este tema de la palabra dopaje, yo me conozco, sé lo que consumo y estoy segura que sin dopaje se puede correr y se puede ganar, por eso fue tan duro, por eso todo me dio vueltas en la cabeza”, recuerda Hellen.

Y no fue cuestión de días o meses, porque todo “el primer año fue terrible, muchas veces quise tirar la toalla, pero tenía personas que me ayudaban a levantar, soy muy creyente y Dios fue la base principal de todo esto, porque muchas veces la gente me animaba, pero la oración era la que me mantenía y me mantiene fuerte”.

Muchas veces sintió desfallecer, porque era duro tener que esperar dos años, tener que entrenar como todos, exigirse a fondo cada día y cada mes ver a los amigos y compañeros viajar a competir, mientras ella se quedaba sin hacer nada, sin hacer lo que le gusta, por eso fue duro y muchas veces “ya no quería más, no quería saber más, pero allí estuvieron las personas que me alentaron, para saber que después de la tormenta llega la calma y yo sabía que si esperaba con fe y seguía trabajando, llegarían cosas muy buenas y siento que todavía puedo dar mucho en este deporte”.

LA ESPERANZA: PERSISTIR

Luego de ese primer año de aceptación y crisis, llegó el segundo, cuando ya los días de espera eran menos a los que habían pasado desde aquel 5 de julio, ya la cuenta regresiva era más esperanzadora, porque el tiempo empezaba a pasar más rápido, los días corrían y la prueba de fondo que le puso la vida empezaba a ser de velocidad, de su especialidad, donde se siente más cómoda, donde fue la mejor del mundo y donde quiere volver a ser la mejor del planeta.

Y allí fue donde comprendió que no todos se fueron y que quienes se quedaron para darle una mano fueron los necesarios, por eso “siempre le agradeceré a mi familia, que jamás dudó de mí, porque saben quién soy, obvio tengo mis errores como todos, porque nadie es perfecto, pero mi familia me conoce y sabe que yo jamás haría una cosa de esas, que yo siempre juego limpio y que todo lo que yo me gané siempre ha sido firme, con juego limpio y el pasaporte biológico lo demostró”.

En este tiempo también conoció a una nueva familia, de apellido PAEN y un nuevo padre, Iván Vargas, quienes nunca la dejaron sola, pues tras los días de crisis regresó a Antioquia y ellos le colaboraron cuando los otros le quitaron todo el apoyo económico, jamás la dejaron sola, siempre la ayudaron sin pedir nada a cambio, nunca dudaron de Hellen, ni de lo que pasó, por eso estará eternamente agradecida con Alejandro García, con don Héctor, con Fabio Franco, pero también con la persona que tal vez más le brindó su apoyo, el entrenador Iván Vargas, el encargado de levantarla en los momentos más difíciles. También fueron apoyo sus amigos de la familia Acosta, así como Marta Pérez, Ana María, Barbara, Juan Carlos y su mejor amiga, Jercy Puello, con quien ahora tiene un proyecto de emprendimiento.

Todos ellos se sumaron a su familia, a su madre Esmeralda, su hermana Natalia, su padrastro Héctor Fabio, sus abuelos María Aide, Secundino y Erube, y sus tíos Jéssica, Milton, Aldemar, Paola y Jorge Arbey, quienes le ayudaron a entender que había una esperanza, que el 18 de agosto de 2018 estaría cada vez más cerca y pronto podría despertar de la pesadilla para volver a soñar.

“Mi familia es la razón por la que sigo adelante, porque los amo. A mi mamá, mi hermana, mis abuelos, mi padrastro, son todos el motor para seguir adelante. El esfuerzo de mi mamá de sacarme adelante, porque mi papá era futbolista y se murió cuando yo estaba muy pequeña y mi mamá me sacó adelante en el patinaje, mientras fui campeona, siempre he pensado en retribuirle todo ese esfuerzo”, asegura Hellen.

Pero además de su familia y amigos, Hellen sabe que su principal fuente de esperanza fue “Dios, Dios fue una de las principales razones, le pedí mucho que no me dejara caer, porque yo amo patinar, no quería por nada del mundo rendirme, mucho menos darle gusto a muchas personas que me querían verme caer, entonces oré mucho y Dios me fortaleció”.

EL FIN DE LA PESADILLA: NUNCA DESISTIR

Cuando Hellen aceptó, superó la crisis y sintió la esperanza, volvió a creer, recuperó sus sueños y empezó a visualizar su futuro, se vio reflejada en la historia del Ave Fénix y ahora quiere resucitar de entre sus cenizas para retornar al primer lugar del podio, pero siendo otra persona, más madura, más humilde y con los patines bien puestos en la tierra.

Sabe que va a ser difícil volver a competir, porque son dos años sin competencias y siempre hace falta el ritmo de carrera, pero como ha entrenado tan duro y tiene tanta hambre de competencia, luego de dos años de ayuno, en los que se perdió muchos eventos, ya tiene preparada su mente para volver a ganar y con un ejemplo claro: Pedro Causil, quien estuvo cuatro años fuera de las ruedas, se fue al hielo, y cuando regresó fue al Selectivo, se clasificó, fue campeón suramericano y del mundo, con cuatro años sin competir, entonces “qué más motivación”.

En la carta oficial de la Firs dice que la sanción termina el viernes 17 de agosto de 2018, pero ella sólo puede competir a partir del 18, día en el que volverá a nacer, de hecho se hizo un tatuaje con la imagen del Ave Fénix, acompañada de esta fecha: 18-08-2018, el día que volvió a nacer, el día que volvió a ser Hellen, pero “siendo una mejor persona, una mejor atleta, la Hellen de hace dos años murió y es totalmente diferente a la que regresa”.

Pero este no es el único día que tiene en su mente, también sueña con el momento en el que vuelva a ser llamada a la pista por el ‘speaker’ de un evento, el más cercano, el Selectivo de Antioquia de del 30 de agosto al 3 de septiembre, en el que quiere pararse en la línea de salida para escuchar la orden de partida y volar, para quitarse de encima dos años de frustración y volver a vivir.

Sin embargo, el Selectivo de Antioquia es una escala para el día que de verdad quiere vivir, en el Campeonato Nacional Interligas que se llevará a cabo en Valledupar del 12 al 21 de octubre, pues “cuando me pare en la pista para buscar una medalla de oro, ese Interligas será como correr un Mundial, tengo muchas aspiraciones y si me logro montar a un primer lugar, será demasiado gratificante, porque quiere decir que todo lo que hice en estos dos años valió la pena y ni me imagino lo feliz que voy a ser, porque yo he sido una persona que no expreso mucho cuando gano una medalla, nunca he derramado una lágrima de felicidad, pero creo que esta vez será diferente por todo lo que he tenido que pasar para volver”.

Y no fue poco, fueron dos años largos, los más extensos de su vida, pero en los que aprendió mucho, “a ser más humilde, porque a veces cuando uno es Selección Colombia y campeón del mundo, se sube más de lo que debería subirse y aprendí mucho a tener los pies sobre la tierra, a nunca rendirme, ni darme por vencida ante la adversidad, a no dejar de luchar por los sueños, sino que si me pusieron una piedra en el camino, hay que forjar un puente o una escalara para superar la piedra, nunca debemos quedarnos abajo de la piedra”.

A pocas horas de volver a quedar apta para la competencia, a pocos minutos de saber que acaba el ayuno, que podrá despertar de la pesadilla, que la tormenta se va y que la vida regresa, Hellen reitera que “con la fortaleza de Dios me levanto mucho más fuerte, soy una persona nueva, cambié el chip de mi vida, confirmé que tengo que insistir, resistir, persistir y nunca desistir”.

BOGOTÁ (COLPRENSA).

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