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Una bacteria está amenazando las murallas de Cartagena

A tan solo cinco días de cumplir 404 años de historia, las murallas de Cartagena demuestran que el pasar del tiempo trae sus consecuencias.

Un reciente estudio que reveló la Universidad de Cartagena evidencia que la Concha Negra, una bacteria que habita en las piedras de origen coralino, material base de construicción de las murallas, ataca internamente el monumento, lo cual puede conllevar a que en un futuro, colapsen por sectores.

 

Y es que el estudio explica que “la piedra de la muralla es porosa y por tanto susceptible de deteriorarse con el agua, el viento, el cloruro de la sal marina, las colonias de microorganismos que la comen como si fuera su alimento preferido”.

La química y docente Ayda Liliana Barbosa, investigadora de la UdeC, explicó que la alta humedad y altas temperaturas de Cartagena son el ambiente propicio para la Concha Negra, por lo que actualmente las murallas se encuentran en grado II de deterioro, “esto significa que hay cristalización masiva y que dentro de la roca ya hay fractura interna que es urgente controlar. En algunos sitios de la muralla ya se observa deterioro y oquedades”, indicó.

 

 ¿CÓMO SE COMBATE?

El mismo estudio de la Universidad de Cartagena explica que la enfermedad de la muralla puede combatirse con algunas medidas. Entre esos el uso de una costosa aleación de varios componentes que proporciona una pintura especial con la que se cubrirían tramos de murallas que acusan deterioro.

“Es tipo de recubrimiento se ha venido usando desde hace años en países europeos, donde hay un gran patrimonio monumental con muchos siglos de antigüedad. Obtener esa pintura de elevados costos haría necesario que diversas entidades unieran esfuerzos para realizar una alianza financiera encaminada a conseguir los recursos. Entre ellas estarían el Ministerio de Cultura y otras instancias del alto gobierno, la Alcaldía Mayor de Cartagena, la Gobernación de Bolívar”, dice el estudio.

Los investigadores detallaron que es necesario que las piedras que están muy deterioradas se reemplacen por unas nuevas rocas, a las cuales también hay que recubrir con la aleación.

 

¿QUÉ DICE ESCUELA TALLER?

La Escuela Taller Cartagena de Indias (Etcar), encargada de las fortificaciones, aclaró que las murallas no están en riesgo de colapso inminente, sin embargo, reconoció que sí requieren de “medidas urgentes y adecuadas de conservación”, así como quedó sentado en el documento Técnico de Soporte DTS, Diagnóstico, del Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP).

El diagnóstico del componente de restauración del PEPM concluyó que “estructuralmente el recinto (amurallado) se mantiene estable, en un alto porcentaje, considerado en el 76%, sólo un 24% presentan una mayor concentración de patologías”, indicó la encargada de las fortificaciones.

La Etcar detalló que desde 2012 adelanta trabajos de mantenimiento y conservación de este monumento nacional que han contribuido a mitigar algunas patologías, minimizar los efectos del tiempo y la exposición a los elementos, entre otros factores.

“La Etcar diseñó un Plan de Mantenimiento y Conservación que fue aprobado por el Comité Directivo de las Fortificaciones. En el seguimiento del mismo, se han desarrollado trabajos de conservación como la costura de grietas en las murallas de El Pedregal, en el barrio Getsemaní; consolidaciones de sillares, escarpas y parapetos desde el Baluarte de La Contaduría hasta el tramo conocido como la ‘murallita del diablo’ y este año, en la escarpa del Baluarte de Santa Catalina; así como la nivelación de aproximadamente 23.053 m2 de solados (pisos) en las murallas”, sostuvo la Escuela Taller.

El director de obras, Mario Zapateiro Altamiranda, explicó que se requiere el esfuerzo económico de diversas entidades gubernamentales e internacionales para contar con la tecnología apropiada para detectar y enfrentar con precisión algunos agentes patológicos.

 

NO ES EL ÚNICO PROBLEMA 

El estudio de la Universidad de Cartagena también evidenció que las vibraciones causadas por el paso de los buses padrones y articulados de Transcaribe, los cuales pesan aproximadamente 30 toneladas, han causado afectaciones en el cordón amurallado.

El docente investigador de la Universidad de Cartagena, Jorge Álvarez, sostiene que “no más es sentarse en las bancas que hay cerca de la Torre del Reloj cada vez que pasa un vehículo, para sentir el fuerte movimiento que está debilitando el monumento”.

Por ello, propuso un sistema de amortiguación que ya está probado porque fue instalado para proteger el castillo de San Felipe de Barajas de los impactos de los buses de Transcaribe, con buenos resultados hasta ahora.

El Colombiano 

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