HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Cambiar el rumbo

Con vértigo y afán, sin que se vislumbre retorno alguno, crece la perniciosa, como perversa e inmoral creencia que los responsables de turno de las administraciones públicas se puedan apropiar del erario sin que ello sea motivo de recriminación, ni censura, siempre y cuando adelanten una que otra obra a vista de la comunidad, sin que importe que se lleven a cabo las mayormente urgentes, importantes y esenciales que demanda, clama y requiere la colectividad.

Entendemos para infortunio de todos y sin que justifiquemos lo cual, que siempre ha existido corrupción, que hoy los porcentajes que salen de las entidades públicas se incrementan descaradamente; y aunque la ley no ha faltado, es grosera y hábilmente birlada con argucias de distinto cuño. Los ilícitos y figuras delictivas se renuevan cada día y cada vez más. No se entienden la moral y la ética como condiciones mejores de una vida decente. El objetivo es ver cómo derivar lo más rápidamente posible, aprovechamiento económico con acciones falaces.

Y como no hay estructuración moral en muchos de nuestros servidores públicos, se suman a las tentaciones, generan caldos de cultivo para tales prácticas, se adentran en la actividad política, se insinúan, actúan sinuosamente, forcejean por obtener una posición, tener ingresos mayores y amasar grandes fortunas, por ello, con alarma y desesperación vemos cómo se extiende la corrupción; y lo que es lamentable y peor, muchos aplauden admirados y hasta complacidos a quienes tales desmanes cometen, calificándolos de “vivos”, “pilosos”, “brillantes”, “inteligentes”, cuando no son más que sujetos detestables, sinvergüenzas, que posteriormente a cometer sus fechorías se valen de artimañas para procurarse, si caen (lo que muy pocas veces sucede), conexiones que los protejan ante la justicia, de la que casi siempre salen indemnes y bien librados para disfrutar de la riqueza mal habidas, lo que muestra como resultado que la honradez no sea más que una palabra pasada de moda, ingenua y hasta tonta en alto grado.

La lucha en vez de ser de rectitud y servicio, se centra hoy por hoy en la posibilidad de enriquecerse en el poder a toda costa, así sea, como alguien afirmara, “aunque sea honradamente”. La otra es vivir con nombre limpio, en honor a sí mismo y a sus descendientes, luego de haberse apropiado ilícitamente de muchos de los recursos del Estado y por ende de los asociados, en últimas quienes más sufren con esta clase de vergonzosas,

Actuaciones, toda vez que es a ellos a quienes más afectan al serles cercenados sus más elementales servicios y posibilidades-

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