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Alan Jara: “queremos saber por qué no se realizó el acuerdo humanitario”

Alan Jara, exgobernador del Meta secuestrado en junio de 2001 por la guerrilla de las Farc, rinde su testimonio ante los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz en el marco de la audiencia de entrega de su informe en calidad de víctima de este delito. Su narración se inició solicitando que esta etapa garantice la no repetición de estos actos.

En su conmovedor relato reveló que lo vivido en cada uno de los días aún lo acompaña en su mente. “El secuestro se repite en cada despertar, en cada anochecer en cada una de esas noches de insomnio, son demasiado momentos de angustia, el miedo de perder la vida, y eso es muy complejo”, detalló.

Ante la Sala, Jara les pidió a los magistrados que se indague sobre las razones del por qué no se hizo un acuerdo humanitario que permitiera su liberación y la de otras personas.

“Muchos colombianos perdieron a sus seres queridos por no haber hecho eso. Si en su momento hubo acuerdos entre Estados Unidos y Rusia, entre Israel y Palestina, ¿por qué en Colombia no lo hicieron? ¿Acaso no valía más la vida? Hoy pienso en cuántas vidas se hubieran podido salvar”, resaltó.

También los exhortó a que se den a conocer las razones por las que se produjo su plagio, descubrir quiénes los determinadores, autores materiales y quienes participaron su secuestro.

Las enfermedades, el hacinamiento, los horrores, los malos tratos y la convivencia con los demás secuestrados también son los escenarios que describió Jara ante la Sala quien dijo que todo eso lo acompaña incluso hoy, casi una década después de su liberación.

Sobre los males que lo aquejaron durante su plagio, Jara relató que padeció de la visión, hepatitis, paludismo y leishmaniosis, entre otras, “Yo perdía temporalmente la visión en el ojo derecho y uno sin tener acceso a un médico, se imagina lo peor. En libertad me dijeron que era desprendimiento del vítreo”, contó.

Hablando pausado y visiblemente afectado, Jara también contó sobre la tristemente célebre alambrada, el símbolo más frecuente de la época de los secuestros en el país en la que se ve a políticos, policías y militares como si estuvieran en un campo de concentración como los instalados por Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, dijo que esa alambrada, si bien era humillante, era menos mala que el tenerlos encadenados y rememoró un episodio en el que los llevaron amarrados del cuello a darse un baño a un rio cercano.

“Parecíamos una fila de esclavos: 32 personas encadenadas, en pantaloneta y descalzos por la selva. Esa imagen aún me acompaña”, describió.

La muerte era pensamiento frecuente no solo por parte de Jara sino de los demás secuestrados, manifestó en su relato al hacer referencia tanto a la situación con los carceleros y guerrilleros sino por los bombardeos y operativos militares que se desplegaban en la zona en la que estaban los campamentos donde los tenían secuestrados.

“Lo que le retumbaba a uno la mente era la orden de Jojoy: “el deber de ustedes es cuidar a los prisioneros, si no lo pueden lograr el deber es no dejarlos escapar. Mátenlos. Eso fue lo que causó la muerte de otros secuestrados”, relato el mandatario del Meta.  

 

Colprensa

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