HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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El grito de los presos políticos de Venezuela

Manifestación pacífica en Venezuela para pedir la libertad de los presos políticos

 

“Llega un momento en el que te das golpes con las paredes, te haces daño para poder sentir algo”: un preso político de Nicolás Maduro*.

¿Dónde estás? En un edificio en Caracas, cerca de una estación del Metro. Es el sótano 5, no es una cárcel, pero pareciera: está rodeado de organismos del gobierno. Las paredes son blancas, el piso negro y siempre hay una luz artificial que penetra en tus ojos. El aire está a 8 grados centígrados, a veces a 10, y para protegerte de ese frío solo tienes un uniforme color café, de pantalón y camisa de botones.

Imagina. A tu lado, una cama de cemento, un estante y una cámara en la esquina que te vigila todo el tiempo. No puedes contar horas, días o semanas para precisar cuánto has pasado porque tus custodios bromean con la hora, te dan la comida en cualquier momento para desubicarte. Por eso, te guías por el sonido del Metro de Caracas: si para de sentirse, quizá sea la madrugada. Cuando suena el primer vagón son las 5 de mañana. Hay un elemento más en la celda: un timbre en esa pared blanca para cuando necesitas que te lleven al baño.

Estás en La Tumba, una de las 36 sedes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la más terrible en la que podría caer un preso político venezolano y no contamos quién eres porque tu vida corre peligro. Entre quienes han pasado por ese sótano hay dos presos que tienen el récord de resistencia a la tortura psicológica del régimen: Lorent Saleh y Gabriel Valles, ambos extraditados en 2014 por el gobierno de Juan Manuel Santos en un acto que el expresidente hizo para sostener las relaciones con Venezuela, en tiempos de la negociación entre el gobierno y las Farc en La Habana (Cuba). Estos dos hombres, quienes en ese entonces no alcanzaban los 30 años, vivieron un infierno de cuatro años. Valles fue liberado en junio de este año y Saleh hace tan solo una semana. Por allí también pasaron un extranjero señalado de ser narcotraficante, el ingeniero Juan Miguel de Sousa, el concejal José Vicente García, el capitán Juan Caguaripano y otros más.

 

Camino a la incertidumbre

Para llegar a tu celda tuviste que pasar seis puertas de seguridad, blindadas, como bóvedas de banco. Luego caminaste por una recepción, tres puertas de seguridad más y llegaste a una sala donde en el futuro recibirás a tus abogados, a tu mamá que llora al verte desgastado y a esa novia que esperó a que salieras de ese entierro. Hay más puertas. Dos de seguridad que te llevan a un pasillo pequeño que conduce a siete celdas.

Siete celdas, siete presos.

“Es un sitio especializado en torturas psicológicas. Ellos aplican distintos métodos para hacer lo que quieran contigo sin tener que meterte un golpe”, piensas.

¿Por qué terminaste en La Tumba? Hoy el jurista Carlos Nieto Palma, quien trabaja como abogado de Lorent en tribunales internacionales, te da la respuesta: “La misma decisión que no te dejaba recibir visitas, que hacía que nos quedáramos esperando a que el preso saliera” estás ahí “por pensar diferente al régimen”.

Pasaste semanas viendo tan solo tres tonos: el blanco de las paredes y la luz incandescente, el oscuro del piso y las puertas y el café de tu uniforme. Perdiste la noción del tiempo como para saber cuánto llevas secuestrado en La Tumba, pero este no es el único lugar del terror. Hay otros hombres y mujeres en una lucha como la tuya que están en El Helicoide, otra sede del Sebin.

 

La cúpula del terror

Juan Requesens es uno de ellos, tiene 30 años y fue capturado junto a su hermana Rafaela Requesens por el Sebin, en la noche del 7 de agosto este año, dos días después de un presunto atentado contra Nicolás Maduro, el “hijo de Hugo Chávez”, como se hace llamar.

Tu compañero de lucha contra las injusticias del régimen lleva 75 días “secuestrado”, como lo cuentan sus abogados y familiares. Está en una celda de El Helicoide, esa construcción de 1961 que queda entre las avenidas Fuerzas Armadas, presidente Medina Angarita y Nueva Granada y se pensó para ser un centro comercial, pero terminó como sede del Sebín.

Él no ha visto a sus abogados en estos más de dos meses y solo se encontró con sus padres tres veces. “Todos los presos políticos son sometidos a una pena anticipada sin ser juzgados. Hay fallos procesales y la defensa se hace inútil porque no se ejecutan las audiencias. No hay estado de derecho en Venezuela”, cuenta su abogado, Joel García. Rafaela, su hermana, ya está libre y lidera la lucha para que Juan tenga justicia.

Como ella, tú también recuperaste tu libertad, pero estás cercado por el régimen de Maduro en tu amada Venezuela. Tú fuiste un preso político, una víctima, un secuestrado y como tú hay otros más que sufren en el encierro mientras los que están afuera claman la libertad de tu país. Y, aunque el régimen de Nicolás Maduro lo niegue, los presos políticos en Venezuela sí existen.

*La reconstrucción de La Tumba fue hecha a partir del testimonio de un preso político que estuvo recluido en este lugar y quien pidió a EL COLOMBIANO omitir su identidad.

 

El Colombiano

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