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La cita del Papa con la Virgen de Chiquinquirá

El óleo pesa 30 kilogramos y mide 1,25 metros de alto por 1,39 metros de ancho y debido a su valor histórico y religioso fue movilizado con las más sofisticadas técnicas de embalaje y traslado, teniendo en cuenta, incluso, las condiciones climáticas de Bogotá y Chiquinquirá.

 

En todo un acontecimiento se convirtió el traslado del óleo de la Virgen del Rosario desde la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá hasta la Catedral Primada de Colombia, en plena Plaza de Bolívar de Bogotá.

Desde las 3:30 de la mañana, las puertas de la Basílica se abrieron para que los miles de peregrinos le tributaran un emocionante homenaje de devoción y respeto a la Patrona de Colombia, como se le conoce a la Virgen del Rosario, antes de su encuentro con el Papa Francisco el próximo jueves 7 de septiembre en la capital del país.

Ese día, a las 10:00 de la mañana, en un acto privado en la Catedral Primada de Colombia, el Papa Francisco orará ante la Virgen de Chiquinquirá para pedir por el pueblo colombiano.

El acto del traslado del óleo fue dirigido por monseñor Leonardo Gómez Serna, obispo emérito de Magangué, con el rezo del Santo Rosario. Luego, el obispo de Chiquinquirá, monseñor Luis Felipe Sánchez, presidió la Eucaristía a la que asistieron aproximadamente unas 2000 personas.

Finalizado el Santo Rosario, los frailes dominicos -que por más de 360 años han tenido la custodia de la Virgen del Rosario- iniciaron el descenso del lienzo.

Expertos de la firma Servientrega embalaron el cuadro de la Virgen en un guacal especialmente elaborado para la ocasión, con especificaciones técnicas precisas, y lo llevaron hasta el estadio de la ciudad en un vehículo blindado y escoltado para ser transportado en helicóptero hasta el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá.

Allí fue recibido por el personal encargado de la visita papal para trasladarlo a la Catedral Primada, bajo un amplio dispositivo de seguridad y una caravana de vehículos que escoltaron la imagen a lo largo de la Avenida Eldorado de Bogotá.

El óleo de Nuestra Señora del Rosario permanecerá en Bogotá hasta el 10 de septiembre, finalizada la visita papal, regresará a Chiquinquirá en las mismas condiciones. Está programado un recibimiento masivo cuando vuelva a su sagrado trono.

Durante todo el operativo de traslado, delegados de la Orden de los Dominicos se encargarán de permanecer las 24 horas al lado del cuadro.

El óleo pesa 30 kilogramos y mide 1,25 metros de alto por 1,39 metros de ancho y debido a su valor histórico y religioso fue movilizado con las más sofisticadas técnicas de embalaje y traslado, teniendo en cuenta, incluso, las condiciones climáticas de Bogotá y Chiquinquirá.

 

EL GUACAL

Luego de varias semanas de exhaustiva investigación histórica y técnica, Servientrega desarrolló un embalaje en pino con acabado en barniz ignífugo, impermeable e inmunizado. En su interior, se implementaron dos variedades de espuma para cumplir los requisitos de amortiguación y evitar rayones y abolladuras: polietileno de 26 mm y poliuretano de 30 mm, lo que reducirá significativamente las vibraciones durante el viaje por aire y tierra. 

 

UN POCO DE HISTORIA

El padre Fray Nelson Novoa Jiménez, Rector del Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, explicó cuál es la importancia de la visita de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

 “Más allá de la visita del Papa Francisco, es una oportunidad de que la Reina de Colombia peregrine y acerque más a los colombianos a Dios. Como frailes Dominicos y guardianes del Santuario, nos interesa ante todo que la gente vuelva su mirada a Dios. Y así como esta imagen se renovó hace más de 400 años, los colombianos también renueven su fe en Dios”, sostuvo el prelado.

El padre Novoa contó una breve historia de la imagen de la Virgen María de Chiquinquirá: Hacia el año 1562 se pinta la imagen por petición de Fray Andrés Cadrá, un padre Dominico que estaba construyendo el templo de Tunja, quería tener una imagen de la Virgen de Chiquinquirá. Y le pidió a Alonso de Narváez que la hiciera.

La imagen como obra de arte no tiene gran valor, pero su valor real es por lo que sucedió con ella: después de que los Dominicos se van a evangelizar a lo que hoy es Sutamarchán y Tinjacá, la imagen entra en desuso y prácticamente se daña porque comenzó a ser usada para secar trigo o maíz y se borra.

La española María Ramos tomó el cuadro, se lo llevó a una capilla donde empieza a orar a Dios y a pedirle que la imagen se renueve. Y el 26 de diciembre de 1586 la imagen se renueva ella misma. Un dato bonito es que se renovó no ante la española sino ante un indígena colombiano.

Luego la Iglesia realzó todo un proceso para verificar la autenticidad de la obra. Al finalizar ese proceso, que incluso hoy es objeto de estudio en El Vaticano, la imagen por intervención divina fue renovada.

Después llegaron las personas a peregrinar, se organiza un pequeño oratorio de peregrinación que es lo que hoy se conoce como la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, y la imagen se entrega en custodia a la comunidad de los Dominicos.

El padre Novoa recuerda que la Virgen de Chiquinquirá siempre ha estado ligada a la historia de Colombia, a la independencia, a las pestes del siglo XVI y XIX, al dolor de la irracionalidad de los años 80 y 90, entonces trae el mensaje de Dios, para que todos podamos ser mejores personas.

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