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El reto de sobrevivir

Según lo votado, las listas cerradas podrán ser elegidas al interior de los partidos a través de diferentes mecanismos de selección. De esta manera, las colectividades podrán seleccionar de manera autónoma los integrantes de dichas listas a través de consultas populares, encuestas internas o acuerdos al interior del movimiento.

Esta semana, el Senado de la República aprobó en el segundo de ocho debates el proyecto de reforma política y con él la posibilidad de que en las próximas elecciones de corporaciones públicas se implemente de manera obligatoria el mecanismo de listas cerradas, una de las propuestas que más tiene respaldo por parte de los partidos y de la opinión pública. Sin embargo, en el articulado persisten algunos puntos que aún no logran la aceptación total de los distintos sectores.

Según lo votado, las listas cerradas podrán ser elegidas al interior de los partidos a través de diferentes mecanismos de selección. De esta manera, las colectividades podrán seleccionar de manera autónoma los integrantes de dichas listas a través de consultas populares, encuestas internas o acuerdos al interior del movimiento.

En la aprobación de esta iniciativa también se incluyó que la selección se realice un único día para todas las colectividades participantes en las elecciones, para así evitar que miembros de ciertos partidos salten a otros movimientos si no son incluidos en la lista.

El hecho de que saliera adelante esta propuesta fue celebrado por distintos sectores, en especial por quienes impulsan la reforma, como el Gobierno, en cabeza de la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, y el senador ponente del Partido de la U, Roy Barreras. Sin embargo, algunos de los puntos que también lograron ser aprobados siguen generando polémica.

“Hemos aprobado la reforma política anticlientelismo y anticorrupción. Tiene varios ejes para evitar la financiación mafiosa y corrupta. También incluye paridad de género, financiación estatal y democracia interna en los partidos”, dijo el senador Roy Barreas, mientras que la ministra del Interior afirmó que fue un paso importante lograr sacar adelante este importante punto.

Para la experta en política de la Universidad Javeriana, Claudia Dangond, tener elecciones a cargos de corporaciones públicas con listas cerradas es uno de los puntos más positivos de la reforma porque fortalece los partidos políticos.

“Creo que ayuda a que de verdad movimientos y agrupaciones políticas que ofrecen alternativas de modelos de Estado, de economía, de sociedad, se agrupen alrededor  de unos programas ideológicos y principios que se diferencien unos de otros, cosa que no sucede cuando se tienen listas abiertas, en las que se busca más un trabajo clientelar, pero no un programa ideológico”, asegura la experta.

Sin embargo, agrega Dangond que es posible que este punto tenga algunas objeciones en la Cámara de Representantes, donde deberá ser discutida en los próximos días, porque, obviando los partidos tradicionales, la mayoría de las colectividades no están organizadas de manera ideológica, sino de los llamados ‘caudillos’ regionales.

El profesor de la Universidad Externado Carlos Andrés Arias Orjuela, pese a que sostiene que la reforma política no está pensada para el sistema político colombiano actual en ninguno de sus puntos, dice que en el escenario ideal las listas cerradas significarían un fortalecimiento de los partidos, pero que en las actuales condiciones, donde la política del país se maneja a través de maquinarias, se fortalecería el llamado ‘bolígrafo’ en manos de los directores de los partidos desde Bogotá, como en épocas anteriores.

“La lista cerrada no les permite surgir a nuevos movimientos y liderazgos de la región porque tendrían que esperar a que el bolígrafo del director del partido los señale para poder ser los representantes ante los ciudadanos. No estoy diciendo que la lista cerrada como tal sea nefasta. Las democracias organizadas y mucho más avanzadas que las nuestras así funcionan”, agrega.

Frente a este punto, el analista político Jhon Mario González añade que pese a que fue uno de los puntos más importantes de los que se aprobaron en la reforma, todavía falta mucho para que el Congreso le dé el sí definitivo a las listas cerradas porque no les conviene a la mayoría de los partidos, a excepción del Centro Democrático.

“Los demás partidos no tendrían forma de ponerse de acuerdo en quién encabezaría lista porque el Centro Democrático tiene una figura muy fuerte como Álvaro Uribe, que lo pone de cabeza de lista y podría sacar 30 o 40 senadores en las próximas elecciones si a Iván Duque le fuera bien en el Gobierno. No creo que se vaya a aprobar, sobre todo en la Cámara, donde tiene muchas dificultades  porque cada parlamentario  prefiere mantener su pequeño feudo”, sostiene.

Otro de los puntos que logró aprobarse en el Senado, pero que no ha generado la misma aceptación que la lista cerrada, es el que permite que el gasto del 20 % del Presupuesto General de la Nación sea decidido por el Congreso. De acuerdo con algunos opositores, el hecho les devuelve la ‘mermelada’ a los congresistas.

Una de las defensoras de este punto fue la senadora del Centro Democrático Paloma Valencia, quien sostuvo que con esta iniciativa se garantiza el manejo transparente del presupuesto, se eliminan los auxilios parlamentarios y la mermelada. Defendió que se le devuelve al Congreso una de las funciones principales, que es poder tomar decisiones en la manera como el Ejecutivo invierte los recursos del país.

La senadora Angélica Lozano de la Alianza Verde lamentó que en el artículo aprobado no se hubiese incluido un parágrafo para definir los criterios de distribución que garantizaran la equidad en los territorios  y el manejo transparentes de los recursos para evitar la corrupción. 

De esta manera, Lozano aseguró que tal y como fue aprobado el artículo, se facilita la legalización de la denominada ‘ñoñomanía’.

Ernesto Macías, presidente del Senado, aseguró que en términos generales es una reforma consensuada. “Todas las bancadas votaron, inclusive, las bancadas de izquierda, en su mayoría votaron”, agregó Macías, quien además negó que la asignación del 20 % del presupuesto al Congreso ‘reviva’ la mermelada.

Frente a este punto, Claudia Dangond opina que genera desconfianza el hecho de que el Congreso sea el que disponga de estos recursos por todo lo que eso implica. “El manejo presupuestal tradicionalmente lo tiene el Gobierno, pero no veo por qué el Congreso va a tener la opción de manejar ese porcentaje de presupuesto”, añade.

Carlos Andrés Arias señala que es un error asignar este porcentaje del presupuesto al Congreso, que ha sido señalado por haber cometido distintos actos de corrupción, y reitera que este punto demuestra que la reforma fue pensada para un legislativo no corrupto, que no utilice la ‘mermelada’.

“Llevar el 20 % del presupuesto de los colombianos al Congreso es pedirles al mismo tiempo que ellos sean los que elijan a los alcaldes y gobernadores. Es literalmente a la fila india o al lapicero, como en otras épocas, donde eran los caciques en los clubes de Bogotá los que decían quiénes iban a ser los alcaldes y gobernadores en las regiones. Es mermelada light”, indica.

Jhon Mario Gonzáles en este punto sostiene que dar este paso es como devolverse 50 años atrás, pero además es contrario a las propuestas del paquete anticorrupción que está promoviendo el Gobierno, en cabeza de la ministra del Interior.

En cuanto a la lista paritaria, se aprobó que los listados que compitan por corporaciones públicas deberán tener en 2019 el 33 % de mujeres. En 2022, deberán tener el 50 %.

Dangond señala que este tipo de medidas no son necesarias porque las mujeres actualmente están preparadas para asumir sus roles en la política. “Poner la regla  de que debe ser un hombre una mujer, hace que metan mujeres de cualquier nivel o preparación, solamente por el hecho de ser mujer. Yo creo que la democracia colombiana debería estar lista para incluir mujeres sin necesidad de que tenga que haber una obligación o  parte de una cuota que se tenga que cumplir”.

En relación a la limitación de periodos para quienes aspiren a los cargos de elección popular, Jhon Mario González aseguró que esta iniciativa puede caerse en la Cámara de Representantes porque recientemente  esta corporación no aprobó un proyecto  que iba en este sentido.

 “Los máximos periodos de reelección para congresistas a mí no me gustan. Yo creo que limitar los periodos de reelección a los congresistas  es un error porque es como si uno dijera: voy a estudiar ingeniería y solamente  voy a poder ejercer durante 12 años. Una persona que elige dedicarse a la política como una carrera profesional por qué no va poder ser elegida todas las veces que requiera  si es un buen congresista. El problema no es el  límite de los periodos electorales sino hacer pedagogía a los ciudadanos para que voten  a conciencia y no se sigan dejando engañar por el gamonal, el sancocho o por lo que le ofrezcan”, añade Dangón.

A la reforma aún le falta avanzar en seis debates más al interior del Congreso de la República, sin embargo, John Mario González señala que esta  reforma no tiene la capacidad  de luchar contra la corrupción, como lo ha plateado el Gobierno y quienes la apoyan. Sin embargo, reconoce que lo que puede hacer el proyecto, de ser aprobado en el Legislativo, es ordenar los cauces electorales, ofrecer claridad al elector y reducir el número de opciones.

“Sacar una reforma política adelante requiere mucho músculo político. El Centro Democrático es minoría en el Congreso y hay que tener mucha claridad técnica, que el Gobierno y la ministra del Interior no la tienen”, añade. Colprensa

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