HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

El giro a la derecha            

Hace poco más de 10 años los teóricos de la política latinoamericana hablaban del posicionamiento de la nueva izquierda latinoamericana, con triunfos en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Brasil y Chile, Uruguay y Paraguay. Gobiernos que se definían socialistas, pero con matices que los diferenciaban. Este experimento en la mayoría de los casos no dio los frutos que se esperaban y así el continente ha ido poco a poco retornando a los gobiernos de centro o de derecha, con el colofón reciente enBrasil,  al lograr el poder un excapitán del ejército con propuestas al extremo derecho del espectro político.

Claro, en México está a punto de posesionarse un Gobierno de centro-izquierdista y en Bolivia, Nicaragua y Venezuela siguen al frente mandatos que se dicen socialistas, aunque en los dos últimos casos, más que gobiernos, son regímenes, que toman decisiones autoritarias que provocan, pobreza, pérdida de derechos civiles y confusión. Tanto que a ellos se debe buena parte de la falta de credibilidad de la ciudadanía en otros países para elegir gobiernos de izquierda o centro-izquierda.

La llegada de Jair Bolsonaro pone retos no solo al gigante país suramericano, sino a Latinoamérica. Se trata de un jugador importantísimo en la economía mundial. Su discurso de mayor autoridad, de estrechar el Gobierno, de privatizar empresas que hoy son parte del Estado, su confianza exagerada en las Fuerzas Militares para administrar varias de sus políticas hacen necesario que se preste atención a lo que allí sucederá en materia de administración pública y en las decisiones para llevar a cabo su promesa de mejorar la seguridad de los brasileños, que caló en sus electores.

En sus primeras declaraciones, en las que sorprendió a través de una transmisión por Facebook, el ahora presidente electo de Brasil usó un discurso más conciliador que el mostrado en su campaña, manteniendo la tendencia de los últimos días. Dejó claro que por lo menos cinco de los ministerios los ocuparán antiguos compañeros de armas, con el argumento de que el Ejército es más honesto que otros estamentos, en clara alusión a la corrupción que marcó el fracaso de Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Forma parte Bolsonaro de un grupo de políticos que han aprendido de la retórica y de las maneras de la izquierda, para adaptarlas al discurso de derecha, con raptos populistas. Líderes que aprovechan las ventajas de un mundo hiperconectado para llevar sus mensajes tremendistas que calan en el público. El giro a la derecha no es cosa solo de Latinoamérica, se ha dado en otras partes del mundo.

No se puede menospreciar a los electores, como simplifican muchos. Las mayorías son las que eligen. Puede que haya un grupo de votantes incautos, puede que haya otro de engañados, pero sigue siendo un número muy importante el que vota por convicción, bien sea por desazón con lo que había antes o porque en su fuero interno cree realmente en esta propuesta. Lo importante es que este cambio no afecte a la democracia, y que las cosas salgan bien para los brasileros, el gran jugador en la economía de nuestra región, en la que podría participar mucho más. El Congreso y las cortes tienen la palabra.

*Internacionalista

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