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“Aunque la jaula sea de oro, uno siempre está buscando libertad”: Aranguren

“El 21 de junio de 1999 en combates con la guerrilla de la Farc, quienes delinquían en los departamentos de Córdoba, Antioquia y Choco, vi morir a 45 militares por una confrontación sin causa que dividió al país”, así inició el Mayor (r) del Ejército, Heriberto Aranguren, la relatoría y entrega de su informe, en calidad de víctima por secuestro, ante la magistrada Julieta Lemaitre, de la Sala de Reconocimiento de la Verdad de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Aranguren detalló como fue su tiempo en cautiverio tras entrar en combate, por tres días, con alrededor de 250 miembros del Bloque Suroeste Antioqueño de las Farc, denominándose así la ‘Batalla del Nudo de Paramillo’.

“Fui secuestrado junto a cuatro soldados voluntarios, liberados el 22 de junio de 2001, cuando el expresidente Andrés Pastrana y las Farc firmaron el Acuerdo de los Pozos. En él, la guerrilla liberó a 350 soldados en el país y el Gobierno dio libertad a guerrilleros con enfermedades terminales. Pero yo me tenía que quedar por mi cargo, ese día llore y sentí impotencia por no poder ser libre. Pero Dios tiene un destino para cada uno y mi destino era ver la crueldad de la violencia y vivir para contarlo”, narró el Mayor (r).

Aranguren resaltó si bien fue “culpa del Estado” no hacer presencia en muchas partes del país, lo que llevo a que se desarrollara el conflicto, manifestó que también tuvo que ver el reclutamiento de las organizaciones armadas.  

“No entendía porque vivía el flagelo del secuestro encerrado en un cajón de madera en el que solo salía 20 minutos para bañarme. Ahí me llego el nuevo milenio, pero para mí era como si la humanidad hubiera retrocedido 20 años antes.  Pero hoy entiendo que no es por qué sino para qué el suceder de las cosas”, agregó Aranguren, quien llevó consigo el ajedrez en madera que hizo durante cautiverio.

El Mayor (r) del Ejército expresó que es “duro perder la libertad” pero que aún más difícil es causarles daño y angustia a las familias por la guerra. “Mas que pensar en el dolor propio se pensaba en el dolor de la familia. Solo dos veces pude enviar pruebas de supervivencia durante mi secuestro a través de las voces del secuestro y la Cruz Roja Colombiana”, relató.  

Heriberto Aranguren resaltó que las víctimas del conflicto armado no deben ser vistas como “simples estadísticas porque son personas que perdieron la vida a manos de un grupo armado ilegal”. Así mismo, recordó que quienes lo tenían secuestrado le decían que él estaba bien y afirmó que “aunque la jaula sea de oro, uno siempre estará buscando la libertad”.

Finalmente, Aranguren pidió a las Farc el restablecimiento de derechos a las víctimas a través de la verdad y la reconciliación.  

“Como víctima, espero alguna clase de compensación por parte de los victimarios, en la reconstrucción de la infraestructura que dañaron, que muestren arrepentimiento verdadero y que no vuelvan a hacerlo.  Como víctima, considero que el Estado está en deuda conmigo. La desigualdad social llevo a muchas cosas y se perdió la vocación”, concluyó el Mayor (r).

 

Bogotá Colprensa

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