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Wilmar Barrios y Santos Borré, las revelaciones de Boca y River

El volante colombiano Wilmar Barrios, se ganó no solo puesto como titular sino también todo el cariño de los hinchas del equipo.

Ambos nacieron en el Caribe colombiano, ambos se han vestido de tricolor y ambos se roban los aplausos de sus respectivas hinchadas. Y sus mentores coinciden en que en los dos se mezclan el talento y la resiliencia.

 

Aterrizaron en Buenos Aires sin rebombos. Pero los colombianos Wilmar Barrios y Rafael Santos Borré a base de entrega y talento se convirtieron en piezas angulares del Boca Juniors y River Plate que disputarán la infartante final de la Copa Libertadores-2018.

 

Una vida de lucha

Los niños futbolistas del Cyclones de Cartagena se quejaban de tener que pernoctar en un «bodrio» de club que los había acogido antes de disputar la final de un torneo juvenil en Barranquilla.

Algunos lloraban, otros amenazaban con devolverse a casa. Mientras tanto Wilmar Barrios (octubre, 1993) se los vacilaba.

«Él era una persona muy humilde, incluso él a veces no tenía dinero ni para ir a practicar y le tocaba irse caminando», cuenta Henry Calderón, su técnico en aquel equipo amateur.

Se crió en el barrio La Candelaria de la turística y desigual ciudad caribeña de Cartagena. En las calles de su hogar pululaban las pandillas, la droga, la pobreza.

Prácticamente abandonado por sus padres, su abuela Celia lo acogió. «Desde que nació, nació con la adversidad allí al ladito, pero salía adelante siempre», apunta Calderón.

Con entrega y esfuerzo Wilmar Barrios se convirtió en un referente de Boca Juniors. Su estilo de juego responde a una identidad del equipo que los hinchas aplauden.

De ella seguramente sacó la garra que encantó a los xeneizes, un equipo hecho a la medida de su temperamento. Una templanza que hizo pública aquella noche barranquillera que aún hoy recuerda Calderón.

La prueba es que en todos los equipos en los que militó, incluido Boca, empezó como suplente. A fuerza de talento y trabajo se ganó su lugar. Y así lo fichó el Deportes Tolima cuando cruzaba los 16 años.

Humberto «Tucho» Ortiz, destacado formador de jugadores, lo descubrió en un campeonato juvenil. «Desde que yo vi a Wilmar Barrios, vi el proyecto que podía estallar. Ese era él, era un ganador permanente (…) a pesar de que tenía un déficit alimenticio».

El atacante colombiano Rafael Santos Borré, se ganó la confianza del entrenador argentino Marcelo Gallardo desde ya hace un buen tiempo.

Ortiz lo fue formando en el elenco vinotinto, con el que alzó una Copa Colombia en 2014. Dos años más tarde voló a la capital argentina al club donde se inmortalizaron compatriotas suyos como Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio Serna.

Llegó como una incógnita y tras ser bicampeón en Argentina, los azul y oro piden millones por él a quienes golpean sus puertas desde Europa. La cifra puede multiplicarse si alza la Libertadores ante el eterno rival.

 

Vallenato de banda cruzada

Era un pequeñito cabezón y flaco. Pero qué muchacho terrible para levantar polvareda en las canchas de arena de su natal Barranquilla y de Valledupar, la ciudad que lo crió.

«La sensibilidad que él tenía para devolver el balón… Hacía unos giros, unos movimientos, él no se paraba nunca, era incesante», dice Agustín Garizábalo, que lo descubrió hace una década en un torneo juvenil en la calurosa urbe.

El reconocido cazatalentos recuerda que le bastaron «diez minutos» para empezar a hacerle seguimiento a Rafael Santos Borré (septiembre, 1995), un proceso que con 14 años lo llevó a las inferiores del Deportivo Cali, con el que debutó en 2013.

La carrera del consentido de Marcelo Gallardo ha sido meteórica, pero con tropezones. Del Cali salió campeón hacia el Atlético de Madrid. Y de ahí saltó cedido al Villarreal. Pero su paso gris por Europa preocupó a su arribo a Núñez.

«Mentalmente llegó muy afectado», reconoce Jaime Pabón, un entrenador que el delantero contrató en las vacaciones previas al Mundial de Rusia para mejorar su definición y técnica. Y para sobreponerse al fracaso español.

Pabón, que ha pulido a figuras como Jackson Martínez, Juan Guillermo Cuadrado y Mohamed Salah, lo halló como el cuarto delantero de River y ahora es un inamovible. «Encontré una persona muy receptiva, que quería superarse».

Medido con la vara alta que dejó Falcao García en el cuadro millonario, en Argentina fue criticado por la falta de gol. Pero el mote de «La Máquina», que le impusieron en Cali cuando sacó a luz sus dotes, ha vuelto al ruedo con sus anotaciones claves en la Libertadores.

«En Rafael Santos Borré se cumple una de mis máximas de trabajo», dice Garizábalo. «Y es que el talento no solo se descubre sino que se construye».

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