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Novena al Señor de los Milagros

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío. Por ser Tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido.

También me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Te ofrezco mis sufrimientos como expiación de mis pecados, propongo confesarme y cumplir la penitencia que me sea impuesta. Ayudado de tu gracia propongo firmemente no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.

 

ORACIÓN PREPARATORIA

Adorable Jesús Crucificado, hijo de Dios vivo, que haz venido del cielo a la tierra, y te sacrificaste, muriendo en una Cruz para salvarnos, yo te reconozco por mi verdadero Dios mi Padre, mi Salvador y mi Redentor, mi única esperanza en la vida y en la muerte, y mi única salvación posible en el tiempo y en la eternidad.

Me tengo por indigno, Señor y Dios mío, de presentarme ante su Majestad por mi gran miseria y muchas culpas, pero ya me arrepiento de ellas y confiado en tu grande misericordia, acudo a Tí. Dios Todopoderoso y verdadero Señor de los Milagros, suplicando humildemente te dignes hacer uso de la omnipotencia, obrando milagros de misericordia en mi favor y en el de todos nosotros.

Aplacad Señor Misericordioso nuestra justa indignación provocada por nuestros pecados, calmad las iras de la tierra, del mar, y de los elementos para que no seamos castigados con terremotos, tempestades, pestes, guerras, ni otras calamidades que de continuo nos amenazan, líbranos, Salvador nuestro de todo mal y peligro en la vida y en la muerte, y obrad el mayor de vuestros milagros en favor nuestro, haciendo que te amemos y sirvamos de tal suerte en este mundo, que merezcamos verte y gozarte en el cielo, donde con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas Dios, Uno y Trino, en infinita gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CUARTO DÍA

Considera, alma mía, cuánta dulzura y consolidación se encuentra siempre en Jesucristo Crucificado. En El encontró la pobre Magdalena consuelo a su pena y satisfacción a su amor.

En El halló, el arrepentido ladrón, el perdón de sus crímenes, el remedio de sus tristezas en su agonía y un paraíso de goces eternos por galardón.

En El, como fuente inagotable de caridad y de amor, bebió en abundancia su discípulo amado, la vida y la consolidación. ¿Y no hace siempre este amantísimo Redentor, semejantes prodigios de misericordia y de amor hacia los que le invocan con fervor.

A los pies de este Dios de consolidación, vienen los pecadores a derramar su dolor con lágrimas y encuentran misericordia y compasión.

De las manos benditas de este Señor Crucificado reciben los justos, con abundancia de gracias y bendiciones, el más poderoso y constante apoyo de su virtud. En el Sacratísimo Corazón de este Divino y amante Redentor podemos hallar todos nosotros raudales infinitos de ternura, compasión, misericordia, luz, gracia y amor.

Alma mía, levántate de la postración en que te encuentras, corre a los pies de tu amoroso Salvador, entre el espíritu por la abertura de su sagrado Corazón, bebe de la fuente de su divino amor para que la goces en la gloria eterna. Amén.

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