HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Triunfar como pueblo

Meta como pueblo, anhelada, querida, deseable, perseguible en contexto de lo posible y probable, es triunfar, ser exitoso, lo cual no debe verse como muchos lo hacen desde la envidia, la desazón, el rencor y el resentimiento como algo descalificador, ni como un mal social; sino, como un todo legítimo que implica progreso. Mentalidades colectivas que piensan en triunfar, progresar, ser exitosos, explican sobradamente el avance de algunos pueblos con iguales e incluso menores recursos humanos y económicos, respecto de otros que estúpidamente se sumergen en sus propios prejuicios en detrimento de sí mismos, desechando de contera prosperidad y crecimiento, lo que las hace sociedades fracasadas, obnubiladas por las obsesiones contra todo cuanto supone y traduce ganar.

Reprobar ganar, triunfar, ser exitoso, está en la esencia doctrinaria de quienes fomentan un equivocado igualitarismo, algo imposible de darse en la práctica, como sucede con ciertas corrientes políticas de tendencia socialistas untadas de aversión a lo cual, lo que las lleva a censurar torpemente la prosperidad individual y común, puesto que en su decir, hay que ser, por encima de todo,  iguales; postura irracional que señala que no hay que avanzar sino quedarse en lo escaso, la pequeñez, la insuficiencia, medirse por lo bajo, propender por la mediocre en nombre de la justicia y bajar por la rampa de la ignominia, cueste lo que cueste, en nombre de una mal entendida equidad.

Tales posiciones, absurdas por demás, van en contravía con la naturaleza humana, que, por elemental principio, busca la integral prosperidad para sí, su familia y núcleo grupal. El Hombre es un ser de proyecciones, con horizonte, y la sociedad a la que pertenece y se encuentra inmerso, el inmenso maderamen, el grande tablado en el que la gente trata de superarse, nunca de rebajarse.

Importa entender y mejor comprender que siempre y por siempre debemos buscar como pueblo ir tras ascender, progresar, estructurarnos en la búsqueda incesante de lo benéfico, útil y próspero para uno y todos los demás. Nunca vivir frustrados, sino buscar las oportunidades. Ir donde el éxito sea posible y además señal indudable de crédito. No transitar nunca donde se cuestiona el éxito personal, donde el triunfo sea motivo de censura, mal social; y, la política enfrente el prejuicio al éxito.

El progreso de los pueblos como se sostiene desde la sociología, debe estar cohesionado con la ética y la moral, el espíritu de trabajo, la aspiración a ser siempre mejores, a la capacidad de producir cultura, tecnología, capitales, oportunidades, competitividad, capacidad de acumulación; ya que nunca será bueno repartir equitativamente las limitaciones ni hacer del Estado como lo soporta el populismo, un dador de favores. Un pueblo que quiere ser próspero rechaza la pobreza, la pobrería y la miseria, la agrede con suficiencia, procura ser exitoso, triunfar, así como ser bueno, mejor y superior en todos los sentidos y en todas las direcciones. [email protected]

*Abogado*Escritor

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