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Los beatos que trajo la reconciliación que motivó el Papa Francisco

No pudo ser mejor el lugar para que el obispo Jesús Emilio Jaramillo y el sacerdote Pedro María Ramírez iniciaran su camino a la santificación que en Villavicencio, en donde el Vicario de Cristo, Francisco, los beatificó por haber sido víctimas para la Iglesia Católica.

Y fueron las más de 500 mil almas que sirvieron de testigos -que se concentraron desde muy temprano de la madrugada de este viernes en la Hacienda Catama- las que vieron cómo Francisco invitó a los colombianos a dar el paso a la reconciliación a través de los dos religiosos que perdieron su vida en hechos crueles porque dedicaron su labor pastoral a servir al necesitado y cuestionar al poderoso que defendía con la violencia.

Sus nombres entraron en la lista de esos beatos desde el pasado 24 de julio, cuando el Vaticano notificó a la Conferencia Episcopal Colombiana que se les reconoció su martirio al ser asesinados vilmente por el odio a la fe que ellos profesaron.

La misa fue muy emotiva cuando el propio Francisco realizó la ceremonia para esa beatificación, porque estuvieron presentes muchos de los feligreses que acompañaron a monseñor Jaramillo en su paso por Arauca y el padre Ramírez, a quien se le recuerda como el ‘Cura de Armero’.

El cáliz de la celebración eucarística fue donado por los esposos Miguel Ángel Rodríguez Sarmiento y María Eugenia Sierra Ochoa, representantes de ‘Orfebrería Rodríguez’, el cual fue elaborado en plata, que presenta una marcada influencia de obras de orfebrería religiosa de finales del siglo XIX, que representa la Pasión de Cristo, el sufrimiento de una región que es capaz de unir sus dolores y heridas a los de Cristo Jesús, mártir por excelencia. Ahora el cáliz será usado en la Diócesis de Arauca.

 

SUS VIDAS Y MARTIRIO

Jaramillo, nació en 1916 en el municipio de Santo Domingo, Antioquia, y fue 24 años después cuando consagró su vida al sacerdocio en la comunidad de los Misioneros Javerianos de Yarumal.

Su trabajo apostólico lo llevó a que por muchos años estuvieron llevando el mensaje a las comunidades de Arauca y esta región de los Llanos Orientales colombianos, y fue el 11 de noviembre de 1970 cuando el Papa Pablo VI lo designó como  Vicario Apostólico de Arauca y en enero de 1971 le ordenó.

Trece años después el Vaticano le da la responsabulidad de orientar a los católicos de la región con el rango de Obispo de Arauca, desde el 19 de julio de 1984. Cinco años después, el 2 de octubre de 1989, la guerrilla del Ejército de  Liberación Nacional-ELN, le secuestró y lo asesinó, siendo uno de los hechos que más impactó a la comunidad católica de la región.

La vida del llamado ‘Cura de Armero’, el Padre Pedro María Ramírez Ramos, también le marcó su vida el servicio a Cristo y ser martir por llevar su mensaje. El nació el 23 de octubre de 1899, en La Plata, Huila.

A los 16 años entró al seminario de María Inmaculada de Garzón, luego consolidó su idea de ser sacerdote en el seminario de Ibagué y en 1931 recibió el orden sacerdotal.

En 1948, el año en el que Colombia se transformó por la violencia, el padre Ramírez fue nombrado párroco de Armero, Tolima, pero en medio de las manifestaciones y revueltas causadas por el magnicidio del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 10 de abril un grupo de personas irrumpió en la iglesia del Padre y lo asesinaron a machetazos.

 

Tomado de Colprensa

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