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Submarino Ara San Juan: nostalgia a 800 metros bajo el mar

Terminó la angustia. Hacia la medianoche del viernes, la Armada y el Ministerio de Defensa de Argentina confirmaron el paradero del submarino Ara San Juan, que desapareció con 44 tripulantes.

“Mediante la observación realizada con un ROV (vehículo operado a distancia) a 800 metros de profundidad, se ha dado identificación positiva”, anunciaron las autoridades, justo dos días después de que los familiares de aquellos 44 héroes, como los ha llamado la prensa local, conmemoraran un año de su pérdida.

El San Juan apareció a 800 metros de profundidad y a 500 kilómetros de distancia de Comodoro Rivadavia, ciudad donde se montó el centro de operaciones de búsqueda.

Se encuentra “totalmente deformado, colapsado e implosionado” y “sin aberturas de consideración”, dijo Gabriel Attis, jefe de la base naval de Mar del Plata.

La Armada había perdido su rastro en noviembre del año pasado, cuando el sumergible viajaba de Ushuaia a Mar del Plata, un territorio náutico donde en 1982 tuvo lugar la Guerra de las Malvinas entre Argentina y Reino Unido, motivo por el que alrededor de su desaparición rondaron una serie de hipótesis que relacionaban su pérdida con un ofensiva de guerra.

Familiares de las víctimas contaron a El colombiano que no descartan la versión de que el submarino habría sido derribado por un misil de Reino Unido. También se había hablado de problemas de mantenimiento en el sumergible, de los que sería culpable el Ministerio.

Pero esas teorías están lejos de lo que planteó un panel de expertos de tres submarinistas que convocó el gobierno de Mauricio Macri para el que “la hipótesis más probable” fue un error en la operación del San Juan.

El debate sobre el Ara

El área donde encontraron lo que quedó del San Juan tras una implosión que se habría producido después de una serie de condiciones poco favorables en su navegación fue sugerida por Chile, Estados Unidos y Reino Unido antes de que empezara esta fase de la búsqueda, pero el navío Seabed Constructor, propiedad de Ocean Infinity, dejó esta zona para el último momento de su expedición, después de buscar en otros 19 puntos del lecho marino, cuando incluso había anunciado una posible retirada de la investigación al no encontrar resultados sobre la ubicación del sumergible.

Lo más paradójico: la Armada reconoció ayer que el lugar donde se encontró coincide con la zona desde la que se comunicó por última vez el comandante de la tripulación y muy próxima a la ubicación del informe de la anomalía hidroacústica (consistente con una explosión, detectada por agencias internacionales en 2017), el área donde habían asignado un 90 % de probabilidades que estuviera, e incluso en los primeros días de búsqueda en esa zona fueros escuchados ruidos como “golpes de casco”.

“Todos los partes que nos dieron en esos momentos sobre esos puntos decían que eran ruidos biológicos cuando nosotros sabíamos que eran morse para que los encontrasen”, lamentó Cristian Méndez, cuñado del suboficial segundo Celso Oscar Vallejos, uno de los tripulantes.

 

El colombiano

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