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Uribe, el impulsor genuino del Gobierno

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¿Es grave que el presidente de la República no sea el jefe de su partido político? Para algunos analistas sí, porque genera problemas de gobernabilidad y limita su influencia sobre los miembros de la bancada.

No es un secreto que Iván Duque fue elegido presidente en buena medida por la fuerza de la imagen del expresidente Álvaro Uribe, lo cual puede convertir a su gobierno en una entidad dependiente del liderazgo del exmandatario o, como ocurre en algunas ocasiones, que sea el mismo Uribe el que salga a defender o a impulsar iniciativas importantes para el gobierno Duque.

Eso ocurrió esta semana. Tras conocerse que la imagen del presidente cayó de 53,8% a 27,2% según la encuesta de Invamer, llevó al expresidente Uribe a lanzar en su cuenta de Twitter los “tres propósitos políticos inmediatos”.

Los cuales son: buscar la mejor solución tributaria, le pidió unidad a su partido y abrió la puerta para hacer coaliciones con otras colectividades para que las reformas del Gobierno tengan futuro en el Congreso.

El protagonismo del hoy senador se refuerza con las constantes equivocaciones de algunos ministros de Duque e incluso de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien se sumó a sus compañeros de Estado y afirmó en un evento, literalmente: “el gobierno del presidente Uribe”.

 

Timonazo uribista

En los escasos tres meses iniciales de gobierno, el uribismo tomó distancia con iniciativas como la Ley de Financiamiento, la Ley de Orden Público y la consulta anticorrupción, por mencionar algunos casos.

En las últimas semanas el Gobierno ha recibido críticas por falta de coordinación de los ministros con el Congreso. Las reformas política y judicial, iniciativas prioritarias para Duque, lograron pasar en el Senado no sin antes sufrir cambios tan sustanciales que las convirtieron en reformas irrisorias y que poco transformarán la realidad colombiana en estos campos.

Para el PhD en Política y Comunicación, Julián Restrepo, Duque necesita a Uribe para consolidar la relación con el Congreso. “Requiere que Uribe negocie con las clases políticas, con Cambio Radical, uno de los partidos con mayorías en el Congreso y con el Partido Liberal porque ya no tienen la mermelada de la que estaban acostumbrados. Duque va a tener que cambiar su forma idealista de pensar y de gobernar”, dijo.

Ciro Ramírez, senador del Centro Democrático, indicó que los anuncios del expresidente obedecen a “plantear acuerdos con los otros partidos para poder sacar adelante una agenda prioritaria del Gobierno Nacional, sobre todo la reforma política, a la justicia, los proyectos anticorrupción y la ley de financiamiento”.

 

¿Lo dejaron solo?

En una reciente entrevista con Rcn Radio, el jefe de Estado manifestó que no se sentía abandonado por su partido y defendió los debates de ideas incluso dentro del uribismo. “Aquí existía la disciplina para perros y esa forma de hacer política se acabó. Los partidos políticos son deliberantes y hay liderazgos. Cómo le voy a pedir a mi partido que no sea deliberante, a mí no me parece un problema”, dijo Duque.

A pesar de su apreciación, que el partido político no acompañe algunas iniciativas provenientes de él, genera dudas y pone en entredicho la fuerza política y la influencia del Presidente sobre los integrantes de su bancada.

Según Andrés Felipe Bernal, docente de derecho constitucional de la Universidad La Gran Colombia, “no creo que Uribe vaya al rescate de Duque, pero tampoco creo que Duque sea atacado por Uribe”.

Bernal considera que una cosa es la bancada y otra es el Gobierno. “Tras ocho años de oposición, la idea de empezar a gobernar ha resultado muy difícil de asimilar, especialmente en una bancada que nació en la otra orilla del gobierno y hoy se encuentra de igual manera, sin la sagrada mermelada”, agregó.

Santiago Valencia, senador del Centro Democrático, insistió en el acompañamiento al Presidente, aunque reconoció que para algunos falta mejorar el relacionamiento con el Gobierno. “Yo creo que hay algunos compañeros que están molestos o incómodos. Ha habido un poco de desarticulación con el Gobierno”.

El docente Restrepo añadió que si el Gobierno continúa tan solo, puede convertirse en un Estado débil. “En Colombia estamos acostumbrados a que hay momentos en los que el Presidente deja de gobernar literalmente y el barco queda a la deriva. Esto pasa en el último año de los periodos y aquí podría pasar desde el principio, lo cual sería catastrófico por el nivel de problemas que tiene el país”, señaló.

Colombia requiere decisiones y concertaciones a todas las escalas. La dinámica política mostrará si al Gobierno le conviene cierta independencia o, por el contrario, deberá acoger las ideas que lo llevaron a su elección .

 

El Colombiano

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