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Centro Histórico está ‘ocupado’ por gente en condición de calle

Los habitantes de calle se han convertido en los nuevos ‘huéspedes’ de los íconos más emblemáticos ubicados en el Centro Histórico de Santa Marta. /MONTINER ALVIS.

La informalidad no se detiene, cada día va ocupando espacios públicos generando una competencia desleal donde prima la sobrevivencia, la ley del más vivo que devora al pez chico en la selva de cemento.

Empresarios del sector turístico de Santa Marta y ciudadanía en general se encuentran indignados ante la creciente llegada de mendigos y personas en condición de habitantes de calle que pernoctan en las plazas emblemáticas y otros sitios del Centro Histórico.

Así lo pudo corroborar este medio informativo durante un recorrido en horas de la mañana efectuado por las principales calles céntricas en donde el triste espectáculo genera sentimientos encontrados ya que se trata de seres humanos que duermen a la intemperie o donde se los coja la noche contribuyendo así al deterioro de sus vidas.

La plaza de la histórica Catedral Basílica de Santa Marta y sus alrededores se han convertido no solo en el dormitorio de estos ‘huéspedes’ sino también en un sitio para realizar sus necesidades fisiológicas porque sencillamente no cuentan con otro refugio donde puedan guarnecerse en horas nocturnas.

Directivos y empleados del comercio formal, del sector bancario así como los funcionarios de las dependencias públicas que llegan temprano a sus labores cotidianas en el centro histórico son testigos a diario de la presencia de personas en situación de habitantes de calle que ‘invaden’ andenes, escaleras, bancas y cualquier otro sitio.

La situación es muy preocupante ya que incide de forma negativa en la imagen del destino que acoge a cientos de visitantes nacionales y extranjeros. Deteriora además la percepción de seguridad en lugares de alta afluencia turística como el malecón Rodrigo de Bastidas, el parque de Bolívar, el parque de Los Novios, la plaza San Francisco y las calles peatonales Callejón del Correo y Tumbacuatro (19).

Y que decir de la mendicidad que pulula por las principales calles o avenidas, mujeres con niños en brazos pidiendo una ayudita para poder comer o inclusive familias completas de venezolanos ofreciendo dulces a cambio de una moneda.

Según Elías George González, directivo del Fondo de Promoción Turística de Santa Marta, es muy doloroso ver tanta mendicidad junta lo que genera no solo un gran impacto visual sino social. ‘‘Esas personas no tienen la culpa de estar padeciendo esa situación desafortunada y creo que la solidaridad ciudadana es válida pero además una acción interinstitucional que pueda contribuir a mitigar en parte ese drama humano’’, recalcó el dirigente gremial.

Fue categórico al asegurar que ojalá se puedan acometer algunas soluciones aunque no se pueda tapar el sol con una mano si buscar unas alternativas teniendo en cuenta que se aproxima una temporada alta de turismo donde el visitante desea disfrutar en tranquilidad sus vacaciones de fin y comienzo de año.

Este triste drama se repite una y otra vez en cada pre temporada turística. Lo más grave quizás es la proliferación de rebuscadores que no solo están en el centro histórico sino en cada punto semafórico de la ciudad, en los puentes o en la salida de los centros comerciales. Existe un ‘enjambre’ de seres humanos ofreciendo agua en bolsa, guineo maduro, mandarinas, cargadores de celulares, megabolis, galletas, otros limpiando vidrios, vendiendo bolívares coleccionables, e incluso otros haciendo acrobacias con cuchillos o haciendo equilibrio sobre una cuerda en plena vía pública.

La informalidad no se detiene, cada día va ocupando espacios públicos generando una competencia desleal donde prima la sobrevivencia, la ley del más vivo que devora al pez chico en la selva de cemento.

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