HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Acuerdo de paz, dos años

En noviembre de 2016 se firmó el acuerdo entre el Gobierno y las FARC y lo ratificó el Congreso. Hoy vemos los aspectos positivos, los efectos indirectos y los pendientes.

Se acabaron las Farc como grupo armado y evitamos muchas muertes de compatriotas. ¿Que hay disidencias? Sí, se dan en todos los fines de conflictos armados y no tienen futuro. Hoy tenemos el partido político de la Farc en el Congreso -con más seguridad que antes, aunque siguen las muertes de sus exmiembros, hechos condenable y el Gobierno debe mejorar su protección-.

Los exguerrilleros serán juzgados por la JEP, que recién despega, igual que los militares o policiales con delitos no amnistiables; empieza una Comisión de Esclarecimiento de la Verdad que construye su legitimidad. El Estatuto de Oposición amplia las garantías para las fuerzas políticas perdedoras y mejora la democracia. Aún está pendiente aprobar la reforma política de la Misión Electoral Especial, o las curules para los territorios más afectados por el conflicto.

Se reincorporan los excombatientes con muchas dificultades administrativas, como la ‘lista Clinton’, pero hay gran apoyo de la comunidad internacional, la UE y la ONU, y de muchas universidades y el SENA, en capacitación y asesoría. En lo agrario las cosas apenas arrancan, es verdad, pero el gobierno del presidente Duque, de los sectores opuestos al Acuerdo y que ganaron el plebiscito, ha sido realista y responsable, y en documento de octubre pasado, señala: “El presidente Duque cumplirá con lo pactado… la implementación del Acuerdo se hará respetando y reconociendo las políticas inclusivas de género y étnico, con amplio énfasis en las políticas orientadas a la mujer rural”, y se compromete a presentar en 2019 los proyectos de ley de Catastro Rural Multipropósito y ampliar la cobertura de la Jurisdicción Agraria en el primero y segundo semestre.

Terminar el conflicto armado con las Farc, aunque siga pendiente lograrlo con el ELN, generó un nuevo ambiente político que permitió elegir un Congreso diverso, sin fuerzas políticas hegemónicas y que obliga a construir acuerdos y ha permitido que el extraordinario movimiento por la defensa de la universidad pública siga sin estigmatizaciones como las de antes, con más respeto de la Policía, aunque no faltan excesos en algunos minúsculos grupos de encapuchados. Que haya mayor respeto por la protesta social es una de las conquistas del Acuerdo.

¿Podría ser mejor la implementación? Por supuesto. Pero con realismo decimos que las cosas avanzan y hay que reconocer el aporte de los antiguos miembros de la guerrilla de las Farc, comprometidos con la implementación. A los que dudan y plantean legítimas preocupaciones, hay que estimularlos a sumarse y decirles que no hay procesos perfectos, y el que hay se puede mejorar.

*Profesor Universidad Nacional

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más