HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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No hay guerra justa

85.000 niños muertos por hambre. Esta es la escalofriante cifra que dio a conocer la organización Save the children de los menores de cinco años que habrían perdido la vida por inanición en Yemen, desde que una coalición liderada por Arabia Saudita en el 2015 comenzó los bombardeos contra el régimen de ese país. Para Naciones Unidas, la mayor crisis humanitaria del orbe se vive en este país, ubicado entre África y Asia, que tiene a por lo menos 14 millones de personas al borde de la hambruna.

Lo que se vive en Yemen es una forma de guerra fría. Un escenario diferente en el que saudíes e iraníes miden fuerzas, pero lo hacen fuera de sus jurisdicciones y afectan a un país en el que la comida siempre ha sido escasa y depende de las importaciones de alimentos para su subsistencia. La queja generalizada de organizaciones humanitarias ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es que se está bloqueando el ingreso de alimentos, con lo cual solo hay una entrada segura al país, por el sur. Así las cosas, las pocas provisiones se pueden tardar hasta tres semanas para llegar a los ciudadanos en el norte.

Estados Unidos cumple un papel complicado frente a esta guerra, pues el presidente Trump celebró en estos días la baja en el precio del petróleo y dijo que esto se debía a Arabia Saudita, con lo cual muchos analistas interpretaron el anuncio público como una absolución del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, a quien se señala de ordenar el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, ocurrida en la embajada de su país en Turquía. Al tiempo, el Gobierno estadounidense anunció sanciones para los involucrados en el asesinato y dijo que no proveería más combustible para los bombardeos en Yemen, pero muchos creen insuficientes estas medidas.

Fue el mismo Estados Unidos, a través de su secretario de Defensa, el que anunció esta semana que se buscará el mes próximo en Suecia un acuerdo para llegar a la paz en Yemen. Esto se da ante la presión internacional para que se les ponga fin a los bombardeos en ese país, que llevan sufrimiento a la ciudadanía, sin que se logre el objetivo definitivo de terminar con los rebeldes chiitas, que obviamente son respaldados por Irán. No hay guerra justa, así el derecho trate de definir este término con el fin de encontrarle razón a lo que no lo tiene. En el mundo de hoy, de tantos avances, de progreso social, de entendimiento de las razones de los otros, la guerra es la que nos recuerda que la barbarie está a la vuelta de la esquina y es lo que sucede hoy en Yemen y en otros países.

Por ese motivo, bienvenido el anuncio de diálogo en Suecia, pero aun los más optimistas toman con beneficio de inventario lo que pueda suceder y temen que así se logre la paz, la tarea para recuperar la economía y por tanto las mínimas condiciones de calidad de vida de sus gentes se tardará por lo menos una década. Ojalá pues que los rebeldes y el Gobierno legítimo sepan llegar a acuerdo, porque todo día que pasa es simplemente la recordación de que como humanos seguimos causando horrores. El mundo tiene que pasar de la indignación a la exigencia de paz de una vez por todas.

*Internacionalista.

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