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Estudio demuestra que la alegría de regalar nunca disminuye

Regalar algo siempre genera alegría.

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La alegría que se siente luego de una actividad o evento particular disminuye cada vez que volvemos a experimentarlo, algo conocido como la adaptación hedonista, pero hay una excepción a esa regla: nunca disminuye la sensación agradable que sentimos al dar algo a los demás.

Eso sugiere un estudio en el journal Psychological Science.

En dos estudios, Ed O’Brien de la Universidad de Chicago, y Samantha Kassirer, de la Universidad Northwestern, encontraron que la alegría de los participantes no se reducía, o declinaba muy lentamente, si repetidamente daban regalos a otros, a diferencia de cuando eran ellos quienes continuamente los recibían.

“Si usted quiere mantener la alegría en el tiempo, estudios pasados nos dicen que necesitamos descansar de lo que consumimos corrientemente y experimentar algo nuevo. Nuestra investigación revela que el tipo de experiencia importa más de lo que se cree: dar repetidamente, aún de manera idéntica a las mismas personas, puede mantener un sentimiento relativamente fresco y agradable todas las veces que lo hagamos”, explica O’Brien.

En un experimento, estudiantes universitarios recibieron 5 dólares cada día por 5 días. Debían gastar el dinero del mismo modo todas las veces. Al azar se les asignó a los participantes gastarlo en ellos mismos o en alguien, como dejar propina en el café o hacer una donación online a la misma institución. Al final del día reflexionaban sobre su experiencia y la alegría que tenían.

Los datos, de 96 participantes, revelaron un patrón claro: los estudiantes comenzaban con niveles similares de alegría autorreportada y aquellos que invirtieron el dinero en sí mismos mostraban un declive continuo en la alegría que les generaba el acto. Pero ese estado no parecía disminuir en quienes dieron el dinero a a alguien más. El goce de dar al quinto día seguido era tan fuerte como al comienzo.

Un segundo experimento de O’Brien y Kassirer, relacionado con un juego en el que ganaban dinero y lo podían mantener o donarlo, se repitió el patrón de alegría sostenida entre quienes lo daban.

 

El Colombiano

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